¿Trump bloquea la paz en Ucrania? Reino Unido muestra posturas encontradas
Un país que apoya a Ucrania, pero desconfía del papel de Trump
En plena fatiga de guerra y con Europa buscando una salida política al conflicto en Ucrania, una nueva encuesta en el Reino Unido dibuja un contraste llamativo: el 47% de los británicos considera que Donald Trump es más un obstáculo que un mediador útil para alcanzar la paz, frente a apenas un 21% que cree que su implicación podría facilitar un acuerdo. Al mismo tiempo, alrededor de tres de cada cuatro británicos siguen defendiendo con firmeza la soberanía ucraniana frente a Rusia, en línea con el respaldo político y militar que Londres viene mostrando desde el inicio de la invasión, con acuerdos de cooperación a largo plazo y miles de millones en ayuda comprometida.
Para los analistas, el mensaje de fondo es claro: la opinión pública británica no cuestiona la necesidad de apoyar a Kiev, pero sí mira con recelo el estilo y la agenda de Trump en este tablero.
Londres y Washington: sintonías distintas sobre la guerra
La encuesta también pone sobre la mesa una brecha de percepción entre Londres y Washington. Mientras el Reino Unido se ha posicionado como uno de los aliados más consistentes de Ucrania —con un discurso relativamente homogéneo entre Gobierno y oposición—, la política estadounidense ha oscilado más, marcada por divisiones internas y por el peso de la figura de Trump, cuyo enfoque hacia Kiev ha generado dudas entre socios europeos.
Expertos en relaciones internacionales subrayan que, desde la óptica británica, cualquier señal de ambigüedad desde la Casa Blanca se percibe como un riesgo: sin un liderazgo claro de Estados Unidos, Europa se ve obligada a asumir más responsabilidades militares, financieras y diplomáticas en un conflicto de largo recorrido.
Lo que leen los analistas en estos datos
Los analistas consultados apuntan a varias claves para entender por qué casi la mitad de los británicos ve a Trump como un “lastre” para la paz. En primer lugar, la memoria reciente de sus anteriores mandatos, marcados por choques con aliados tradicionales y por un lenguaje más agresivo hacia los organismos multilaterales. En segundo, la percepción de que su narrativa sobre Ucrania ha sido cambiante, con mensajes que, en ocasiones, se han interpretado como complacientes con Moscú o centrados en intereses internos estadounidenses antes que en la seguridad europea.
A ello se suma un tercer factor: el fuerte consenso social en Reino Unido sobre la necesidad de contener la agresión rusa. En un contexto en el que Londres ha firmado acuerdos de seguridad de largo plazo con Kiev, buena parte de la ciudadanía ve con preocupación cualquier actor que parezca dispuesto a rebajar la presión sobre el Kremlin o a forzar concesiones “rápidas” a cambio de una paz frágil.
Más que una cifra: señales para la diplomacia
La encuesta no sólo mide simpatías o antipatías hacia una figura política concreta; funciona también como termómetro de hasta qué punto la opinión pública está dispuesta a aceptar determinados compromisos en una futura mesa de negociación. Si los británicos perciben que la intervención de Trump complica el camino hacia una paz justa para Ucrania, eso puede limitar el margen de maniobra de Londres a la hora de alinearse con ciertas propuestas que lleguen desde Washington.
En última instancia, el dato del 47% no cierra ningún debate, pero sí lanza una advertencia: en un conflicto donde la narrativa importa casi tanto como los movimientos sobre el terreno, la figura del presidente estadounidense no sólo se mide en los despachos, sino también en la percepción de las sociedades aliadas.