Ucrania refuerza su estrategia energética en medio del conflicto

Ucrania confirma bombardeo al complejo petrolero Afipsky en territorio ruso

Ucrania confirma bombardeo al complejo petrolero Afipsky en territorio ruso EPA/ANATOLY MALTSEV

Las Fuerzas Armadas de Ucrania informaron que la refinería rusa Afipsky, en la región de Krasnodar, fue blanco de un ataque nocturno con drones con el propósito explícito de dificultar la logística de combustible del ejército ruso. Aunque se detectó un incendio, las autoridades aún no han cuantificado los daños, pero el mensaje es claro: la guerra energética sigue siendo un frente decisivo.

Anoche, la sede del conflicto entre Rusia y Ucrania volvió a encenderse en un punto estratégico: la refinería de Afipsky, en el territorio ruso de Krasnodar. En un comunicado oficial, las Fuerzas Armadas ucranianas confirmaron que unidades de sistemas no tripulados coordinadas con otros componentes militares lanzaron un ataque con drones hacia las instalaciones del complejo petrolero. El objetivo declarado: reducir el potencial ofensivo del adversario y complejizar el suministro de combustible y munición a las tropas rusas. 

Según los informes, la refinería produce gasolina, diésel y combustible de aviación, con una capacidad anual estimada en torno a 6,25 millones de toneladas. En una cronología reciente de su hostigamiento, el Afipsky ya había sido atacado en fechas previas —el 7 y 28 de agosto— generando incendios que obligaron incluso al cierre temporal de unidades operativas.

Rusia, por su parte, atribuye el fuego a fragmentos de los drones que alcanzaron una de las unidades del complejo, causando llamas sobre un área estimada en unos 30 m², las cuales habrían sido extinguidas rápidamente. Hasta el momento, no se han reportado víctimas. Las autoridades rusas también aseguran haber interceptado 55 drones durante la noche en diversas regiones, incluidos tres sobre Krasnodar.

Este nuevo ataque se inserta en una campaña estratégica que Ucrania ha venido intensificando para golpear la infraestructura energética rusa: desde agosto de 2025, se han reportado ofensivas a múltiples refinerías, en algunos casos reduciendo la capacidad rusa en unos 1,1 millones de barriles por día —equivalente a una caída del orden del 17 % en su capacidad de refinación— según cálculos de medios especializados. Además, se ha señalado que más de 300 estaciones de servicio en el interior de Rusia han cerrado temporalmente, mientras en algunas regiones se han impuesto restricciones de venta de combustible por cliente.

Para los analistas, este tipo de ataques no responde solo a acciones puntuales, sino a una guerra en múltiples frentes donde el factor energético tiene un valor estratégico. Al debilitar la capacidad de Rusia de procesar combustible y abastecer a sus fuerzas, Ucrania busca erosionar la logística de su enemigo, en especial en zonas remotas o en operaciones aéreas que dependen de abastecimientos eficientes.

Desde la perspectiva geopolítica y empresarial, este episodio subraya varias lecturas relevantes. Primero, revela cómo los conflictos contemporáneos ya no solo se libran en los campos de batalla, sino en redes de suministro, infraestructura crítica y economía energética. Segundo, que la resiliencia energética —tanto en producción como en distribución— se convierte en un activo estratégico fundamental en tiempos de guerra. Tercero, evidencia la creciente importancia de los drones y los ataques de largo alcance como modalidad de guerra híbrida que puede afectar instalaciones industriales bien por detrás de las líneas del frente.

Para empresas del sector energético, logística o defensa, el mensaje es claro: los riesgos se han ampliado más allá del frente inmediato. La estabilidad de la cadena de suministro, la redundancia en rutas críticas y la protección física de instalaciones clave deben integrarse en cualquier plan estratégico. En particular, quienes invierten o operan en regiones con mayor vulnerabilidad geoestratégica deben contemplar la posibilidad de rupturas drásticas en el flujo de recursos.

En suma, el bombardeo a la refinería Afipsky no es un episodio aislado, sino un eslabón más de una ofensiva sistemática sobre las arterias energéticas rusas. En esta guerra de combustibles, cada tanque que no fluye puede traducirse en un vuelo no ejecutado, un convoy detenido o una ofensiva frena en seco.