El IBEX 35 se deja 500 puntos en cinco días: los nervios por la IA y la Fed castigan a la bolsa española
El Ibex 35 ha puesto fin a una de sus semanas más complicadas de los últimos meses. El selectivo se ha dejado un 3,2% y ha cerrado en los 15.821,9 puntos, lo que supone perder más de 500 puntos en apenas cinco sesiones. Solo este viernes, el índice cayó un 1,04%, confirmando un cambio de tono claro tras semanas de euforia casi ininterrumpida.
Pese al tropiezo, el balance de 2025 sigue siendo notable: la bolsa española acumula aún una rentabilidad superior al 36% en lo que va de año. Es decir, lo que estamos viendo no es tanto un desplome estructural como una corrección seria en un mercado que venía muy acelerado. Pero el mensaje es evidente: al mínimo susto, los inversores no dudan en recoger beneficios.
Miedo a una “burbuja de la IA” y a la próxima jugada de la Fed
El contexto internacional no ayuda. Como recuerda el analista de XTB Manuel Pinto, las bolsas mundiales se encaminan a su peor semana en siete meses, presionadas por el temor a que las valoraciones se hayan ido demasiado lejos y por la gran incógnita de nuestro tiempo: ¿está realmente justificado el tsunami de inversión en inteligencia artificial o estamos alimentando una nueva burbuja?
A esta duda se suma la incertidumbre sobre la Reserva Federal. Los sólidos datos de empleo en Estados Unidos han enfriado la expectativa de un recorte de tipos inmediato. Si la Fed decide esperar, el coste del dinero seguirá siendo relativamente alto durante más tiempo y eso se traduce en menos oxígeno para las valoraciones más exigentes. No es casual que los índices hayan girado a la baja justo después de conocerse ese informe laboral retrasado por el cierre del Gobierno estadounidense.
En paralelo, la política también mete ruido. La orden ejecutiva firmada por Donald Trump ampliando las exenciones arancelarias para productos alimentarios de Brasil responde al malestar interno por el coste de la vida, pero también introduce un nuevo elemento de tensión comercial. Cada vez que Washington mueve el tablero de los aranceles, los inversores europeos hacen números sobre márgenes, competitividad y potenciales represalias.
La única nota relativamente constructiva llega desde la zona euro: el PMI compuesto se ha situado en 52,4 puntos en noviembre, ligeramente por debajo del mes anterior pero aún claramente en zona de expansión. En teoría, esto respalda la tesis de un crecimiento moderado pero positivo en el cuarto trimestre, lo que aporta algo de suelo macro a unas bolsas que estos días se mueven más por miedo y expectativas que por resultados reales.
Ganadores y perdedores de la sesión en el selectivo
En un día de ventas generalizadas, también hubo espacio para las excepciones. Amadeus se convirtió en el valor más alcista del Ibex 35, con una subida del 2,9%, apoyado en la buena inercia del turismo y en la expectativa de que la demanda de viajes de negocio y ocio siga firme pese al ruido macro. Le siguieron Cellnex (+2,81%), apoyada en su perfil defensivo de infraestructuras digitales, así como Puig (+2,31%), Aena (+2,08%) y Telefónica (+1,60%), que encontraron comprador en plena corrección del índice.
En el lado negativo, el castigo fue mucho más severo. ACS se desplomó un 7,66%, arrastrada por la toma de beneficios tras su fuerte comportamiento previo y por la sensibilidad del sector construcción–infraestructura al ciclo económico y a los tipos de interés. Indra cayó un 4,82%, Repsol un 3,92% en un contexto de debilidad del crudo, mientras que Acciona Energía (-2,89%) y Acciona (-2,87%) sufrieron la tormenta perfecta: subida de tipos en el radar, dudas sobre valoración y cierto cansancio inversor con las renovables tras varios años de protagonismo.
En el resto de Europa, la foto fue mixta: Londres consiguió cerrar con un ligero avance del 0,13% y París apenas rascó un 0,02%, mientras Fráncfort cedía un 0,80% y Milán un 0,60%. El mensaje es claro: no es un problema exclusivo de la bolsa española, sino un ajuste global de riesgo.
Ferrovial: dividendo flexible para fidelizar al accionista
En medio de este contexto volátil, Ferrovial protagoniza su propia historia corporativa. La compañía ha confirmado que entregará una nueva acción por cada 114,8368 existentes a los inversores que hayan optado por cobrar el próximo dividendo de 0,47 euros en títulos en lugar de en efectivo. Se trata de un clásico dividendo flexible diseñado para dar elección al accionista y preservar caja.
La ratio se ha calculado tomando como referencia un precio medio de 54,7657 euros por acción en las principales bolsas españolas durante los días 7, 10 y 11 de noviembre, de forma que el valor bruto del dividendo en acciones sea, en la práctica, equivalente al efectivo. El resultado es revelador: un 82,12% del capital ha optado por cobrar en nuevas acciones o no ha hecho elección, frente al 17,88% que prefiere el pago en metálico.
Ferrovial usará autocartera para entregar las 5.128.453 nuevas acciones, por lo que el capital social emitido no variará. En términos de caja, el desembolso total rondará los 342 millones de euros, un 3,7% más que el dividendo del ejercicio anterior. En un momento en el que el mercado castiga cualquier atisbo de debilidad financiera, el mensaje es de fortaleza y de compromiso con una política de retribución creciente, aunque el valor no haya escapado a la presión vendedora de estos días.
Bonos, petróleo y euro: el resto del tablero
Mientras las acciones corregían, la renta fija mantenía un tono de relativa calma. El bono español a diez años cerró en el 3,208%, apenas por debajo del 3,225% del jueves, y la prima de riesgo frente al bund alemán se situó en torno a los 50,6 puntos básicos. No hay señales, de momento, de una huida masiva hacia la deuda soberana, lo que sugiere que el mercado interpreta la corrección más como un ajuste técnico que como un preludio de crisis sistémica.
En materias primas, el barril de Brent terminó la sesión europea en 62,19 dólares (-1,92%) y el WTI en 57,69 dólares (-2,22%). Un petróleo más barato alivia la factura energética de Europa y de España, pero también puede interpretarse como síntoma de dudas sobre la fortaleza de la demanda global.
Por último, en divisas, el euro cedía un 0,19% frente al dólar, hasta los 1,1507 dólares. Un euro algo más débil mejora la competitividad de las exportaciones europeas, pero refleja también la percepción de que, a corto plazo, la Fed sigue teniendo más margen para sorprender a los mercados que el Banco Central Europeo.
Para el Ibex 35, la moraleja de la semana es clara: el rally de 2025 no está muerto, pero ha perdido la inocencia. A partir de ahora, cada dato de la Fed, cada titular sobre IA y cada movimiento de los grandes valores será escrutado con lupa por unos inversores que han recordado, por las malas, que las subidas nunca son una línea recta.