Los inversores asumen que la ‘tormenta perfecta’ no ha hecho más que empezar para el IBEX… y todo pasa por una Fed «a ciegas»
El IBEX 35 cerró este viernes con una caída del 1,4%, hasta los 16.345 puntos, en una sesión dominada por una auténtica tormenta perfecta: ventas masivas en valores tecnológicos en Estados Unidos, creciente escepticismo sobre un recorte de tipos de la Reserva Federal en diciembre y el desplome de Acciona y su filial de renovables. Pese al castigo de la jornada, el índice español se anota en el cómputo semanal una subida del 2,8%, lo que evidencia el fuerte rebote acumulado en los últimos días. En paralelo, ACS presentó unos resultados históricos y adelantó a 2025 el objetivo de ingresos que se había marcado para 2026, aunque el mercado reaccionó con recogida de beneficios.
El clima de aversión al riesgo se dejó notar en las principales plazas europeas y en Wall Street, donde los inversores optaron por reducir exposición a renta variable ante la combinación de valoraciones exigentes en tecnología, incertidumbre macro y ruido político y judicial en el caso español.
Ventas en Europa y Wall Street
Las bolsas europeas acompañaron el tono bajista de la jornada. Al cierre, el CAC 40 francés retrocedía cerca de un 1%, el DAX alemán se dejaba un 0,8% y el FTSE 100 británico caía en torno a un 1,2%. En Estados Unidos, el Dow Jones cedía aproximadamente un 0,7%, mientras el Nasdaq intentaba el rebote con un tímido avance del 0,1%.
El comportamiento del IBEX 35 fue peor que el de sus homólogos continentales, penalizado por el fuerte peso de banca e infraestructuras y por el desplome de Acciona. El resultado es un cierre diario claramente negativo que contrasta con el tono más constructivo del conjunto de la semana.
Tecnológicas e IA, en el punto de mira
En Europa, el sector tecnológico volvió a situarse en el centro de las ventas, con descensos superiores al 3%. La atención estaba puesta en los resultados de Applied Materials, gigante estadounidense de semiconductores, cuyo mensaje más prudente enfrió el optimismo que había impulsado al sector en las últimas semanas.
Tampoco acompañaron los bancos, con un retroceso de alrededor del 2,5% en el índice sectorial Stoxx 600 de entidades financieras. Los sectores de materiales básicos y bienes de consumo registraron caídas cercanas al 1%, en un movimiento de reducción generalizada de riesgo.
«La debilidad de hoy se debe sobre todo a las preocupaciones sobre la valoración de las acciones de IA: los inversores tienden a ponerse nerviosos cada vez que nos acercamos a un pico», explicó Jacques Henry, responsable de análisis cross asset en Silex, resumiendo el malestar en torno a los múltiplos de las compañías vinculadas a la inteligencia artificial.
Una Fed ‘a ciegas’ tras el cierre del Gobierno
Otro de los factores que pesó en el ánimo del mercado fue el tono de varios representantes de la Reserva Federal, que advirtieron de que un recorte de tipos en diciembre está lejos de estar garantizado. Los mensajes tuvieron un efecto inmediato en las expectativas, que ya se habían ido moderando en los últimos días.
El problema se ve agravado por el apagón estadístico provocado por el mayor cierre gubernamental de la historia de Estados Unidos, que ha dejado sin referencias a los responsables de la política monetaria. La falta de datos oficiales complicará la lectura de la economía estadounidense en los próximos meses.
«Las acciones no suben en línea recta y una corrección era necesaria desde hace tiempo», resumió Rick Gardner, de RGA Investments. A su juicio, la reanudación del flujo de datos macroeconómicos puede provocar «baches adicionales» en el mercado si la economía estadounidense muestra signos de enfriamiento que cuestionen el optimismo reciente.
Acciona arrastra al selectivo
En el IBEX 35, el foco se situó en Acciona y Acciona Energía Renovables, que lideraron las caídas con descensos del 7,6% y el 5,9%, respectivamente. A las dudas generadas por sus últimos resultados se sumó el registro de dos sedes del grupo en Bilbao y Madrid por parte de la UCO de la Guardia Civil, tras detectar una presunta relación de la constructora con la trama de Koldo García, Santos Cerdán y José Luis Ábalos.
El castigo no se limitó al grupo de infraestructuras. Las inmobiliarias Colonial y Merlin cerraron con caídas superiores al 5%, en tanto que la banca volvió a ser uno de los grandes lastres del índice: CaixaBank y Unicaja se dejaron un 2,9%, Banco Santander retrocedió un 2,7% y BBVA cayó un 2,6%.
También terminaron con recortes cercanos al 2% valores como Grifols, IAG, Logista y Banco Sabadell, mientras que Mapfre y Bankinter cedieron en torno a un 1,5%. En el lado positivo, hubo muy pocos refugios: Solaria lideró las subidas con un +2%, seguida de Naturgy (+1,4%), Indra (+0,9%) y Telefónica (+0,46%).
ACS adelanta a 2025 su objetivo de ingresos de 2026
En contraste con el tono negativo general, ACS protagonizó una de las historias corporativas del día al presentar unos resultados históricos y actualizar al alza sus perspectivas. La constructora, de la que Florentino Pérez es accionista mayoritario, registró una mejora del 32% en el ebitda, cumpliendo las previsiones del consenso.
El consejero delegado, José Santamaría, subrayó que Turner, la filial estadounidense, seguirá siendo la máquina de crecimiento del grupo, incluso sin contabilizar la contribución de los centros de datos, eje de la nueva estrategia. Durante el Investor Day, la compañía anunció que alcanzará en 2025 los 48.000 millones de euros en ingresos, el rango alto del objetivo que se había fijado inicialmente para 2026 (45.000–48.000 millones). Es decir, ACS adelanta un año su hoja de ruta de crecimiento.
Pese a la solidez de las cifras, la reacción del mercado fue contenida: la acción llegó a caer alrededor de un 2% durante la sesión, en un contexto de recogida de beneficios generalizada y de fuerte corrección del conjunto del índice.
Centros de datos, defensa y creación de valor a largo plazo
Santamaría destacó que, aunque los centros de datos están en el centro de la estrategia, el objetivo de ACS es avanzar en la digitalización de sus proyectos y el uso de inteligencia artificial para «crear un ecosistema adecuado». El grupo se reivindica como el mayor constructor mundial de centros de datos, con 14.300 millones de euros en cartera de pedidos equivalente a 3 GW y un pipeline de 11 GW, cifras que espera seguir ampliando.
El proceso de integración interna —incluida la fusión de Dragados con Flatiron en Estados Unidos y la reorganización de la cadena de suministro— ha generado, según la compañía, 70 millones adicionales de ebitda al año, al simplificar la estructura y ganar eficiencia. Ese esfuerzo se traduce en una mejora de la remuneración al accionista, con el objetivo de elevar la rentabilidad por dividendo hasta el 20% hasta 2030 y una previsión de duplicar su capitalización, hasta los 50.000 millones de euros en 2030, frente a los 20.000 millones actuales.
Más allá de los centros de datos, el segmento de defensa gana peso en el grupo. ACS ha duplicado su cartera de pedidos en esta área en los últimos años y suma más de 60 proyectos finalizados, con un potencial de hasta 80.000 millones de euros. La compañía prevé seguir invirtiendo en Alemania —hasta 2.600 millones— y reforzar su presencia en Australia, especialmente en infraestructuras.
Perspectivas para la bolsa española
La fuerte corrección de este viernes no borra el avance semanal del IBEX 35, pero sí actúa como recordatorio de la fragilidad del sentimiento en un contexto de tipos altos, valoraciones exigentes y ruido político y judicial. La combinación de factores externos —tecnología estadounidense, Fed sin datos— y shocks internos —como el caso Acciona— explica la volatilidad del selectivo.
Al mismo tiempo, historias corporativas como la de ACS, que acelera objetivos y refuerza su apuesta por sectores de alto crecimiento como los centros de datos y la defensa, muestran que el mercado español sigue contando con compañías capaces de generar valor estructuralmente. La clave en las próximas semanas será comprobar si la corrección actual se limita a un ajuste técnico tras las subidas previas o si la tormenta perfecta se convierte en un cambio más profundo de tendencia en la renta variable española.