Alarma en materias primas: La plata se despeña un 5 % y arrastra a todo el sector del oro y los metales preciosos
En una jornada marcada por la volatilidad, los metales preciosos han vuelto a recordarnos que no están inmunes al cambio de panorama geopolítico ni al optimismo en los mercados. La plata –que se había acercado recientemente al nivel de 54,47 dólares por onza como máximo histórico– descendió hasta los 49,63 USD, lo que representa una caída del 5,19 %. Al mismo tiempo, el oro retrocedió un 2,25 %, hasta los 4.258,46 USD por onza, mientras que el platino y el paladio bajaron respectivamente un 2,48 % y un 3,07 %.
El trasfondo de esta corrección es clave: el presidente Trump indicó que espera llegar a un “acuerdo muy justo” entre Washington y Pekín durante la cumbre de la APEC. Esa posibilidad de alivio en la guerra comercial reduce la percepción de riesgo global, y los metales preciosos, tradicionalmente utilizados como cobertura ante la incertidumbre, sufren el cambio de ánimo.
Desde el punto de vista del inversor, esta corrección plantea varias preguntas: ¿estamos ante una simple pausa en el ascenso de estos activos o frente al inicio de una fase bajista más prolongada? Si la contención del conflicto comercial se consolida, la demanda de refugio puede debilitarse, lo que presionará los precios de la plata, el oro y sus “primos” industriales.
Sin embargo, no todo el escenario es pesimismo para los metales preciosos. Hay factores estructurales que siguen apoyando su valor: la inflación, los estímulos fiscales y monetarios en varios países, y la demanda de metales para aplicaciones tecnológicas e industriales. En concreto, la plata tiene un componente dual: es activo de inversión y materia prima industrial. Si la economía mejora tras un acuerdo comercial, la demanda industrial puede repuntar, lo que contrarrestaría parte del golpe sufrido por su corrección de precio.
Los analistas de mercado recuerdan que las caídas rápidas suelen venir acompañadas de rebotes fuertes si el contexto económico cambia de nuevo. Pero advierten: “la clave está en el dinamismo del dólar, los rendimientos de los bonos y los tipos de interés reales”. En este sentido, un dólar más fuerte, o un repunte de los tipos reales, tienden a alimentar la caída de los metales.
En España y Europa, los fondos y los inversores institucionales están observando esta corrección con atención, dado que la exposición a metales preciosos puede actuar como diversificador del riesgo. Pero la reciente caída obliga a revisar posiciones y ritmo de entrada: lo que era una tendencia alcista acelerada debe ahora negociarse con mayor cautela.
Para los próximos días, dos factores deben seguirse de cerca: primero, el resultado concreto de las negociaciones entre EE.UU. y China y cómo afecta a la percepción global de riesgo; segundo, los datos macro de inflación y empleo en EE.UU., que pueden alterar los tipos reales y por tanto el atractivo de los metales.