El Banco de Inglaterra mantiene los tipos en el 4%
El Banco de Inglaterra (BoE) decidió este jueves mantener los tipos de interés en el 4%, una decisión ajustada aprobada por cinco votos a favor y cuatro en contra. El gobernador Andrew Bailey aseguró que el camino hacia futuras bajadas será “gradual y condicionado a la consolidación de la desinflación”, mientras el banco observa señales mixtas en la economía británica.
El Banco de Inglaterra (BoE) optó este jueves por mantener los tipos de interés sin cambios en el 4%, marcando su segunda reunión consecutiva sin movimientos en la política monetaria. La decisión fue especialmente reñida: cinco miembros del Comité de Política Monetaria votaron por mantener los tipos, mientras que cuatro defendieron un recorte de 25 puntos básicos hasta el 3,75%, reflejando la división interna sobre el ritmo de relajación monetaria.
En su comunicado, el banco central explicó que los riesgos de inflación se han equilibrado respecto a meses anteriores, aunque insistió en que “se necesita más evidencia antes de continuar con una política de relajación”. El BoE destacó que la inflación subyacente muestra signos claros de desaceleración, con los indicadores del mercado laboral apuntando a una menor presión salarial. Sin embargo, algunos miembros del comité señalaron que el débil nivel de demanda interna justifica comenzar los recortes antes de que la economía pierda más tracción.
“El IPC parece haber alcanzado su punto máximo y seguimos observando un avance gradual de la desinflación”, señaló el BoE en su nota. “Aun así, las perspectivas de crecimiento son modestas, y la incertidumbre global continúa siendo un factor clave en nuestra evaluación.”
En una conferencia posterior, el gobernador Andrew Bailey reconoció que el banco podría seguir una ruta descendente gradual de los tipos si la tendencia desinflacionaria se mantiene. “Un enfoque pausado nos permite evaluar los riesgos al alza, por una posible persistencia inflacionaria, y los riesgos a la baja, derivados de una actividad más débil”, explicó.
Bailey apuntó además que los riesgos de inflación persistente son ahora menos pronunciados, mientras que los riesgos por debilidad económica a medio plazo comienzan a ganar peso. “El balance de riesgos está ahora más equilibrado, pero necesitamos más pruebas de que la inflación ha tocado techo antes de avanzar hacia una política más expansiva”, afirmó.
La decisión llega en un contexto en el que la inflación británica, que alcanzó máximos de dos dígitos en 2023, se ha reducido progresivamente hasta situarse en torno al 3%, acercándose al objetivo del 2% fijado por el BoE. No obstante, la economía del Reino Unido enfrenta crecimiento estancado, aumento del desempleo y debilidad en el consumo, factores que presionan al banco a suavizar su postura.
Los mercados financieros reaccionaron con moderada estabilidad tras el anuncio. La libra esterlina se mantuvo prácticamente plana frente al dólar, cotizando en 1,1510, mientras los rendimientos de los bonos británicos a diez años descendían ligeramente. Los analistas interpretan la decisión como una señal de que el BoE ha alcanzado el fin de su ciclo restrictivo, pero que será prudente antes de iniciar recortes significativos.
Economistas de ING y Barclays coincidieron en que el primer recorte podría llegar “a comienzos de 2026 si la inflación continúa su trayectoria descendente”, aunque advirtieron que un deterioro más rápido del empleo podría acelerar el calendario.
Con la decisión de hoy, el Banco de Inglaterra busca mantener la credibilidad antiinflacionaria mientras prepara el terreno para una política más acomodaticia en los próximos meses, en línea con otros bancos centrales que también enfrentan el dilema entre controlar precios y evitar una recesión.