Señales tímidas de desconfianza económica

Confianza del consumidor en EE. UU. cae levemente en octubre mientras persisten las dudas macroeconómicas

EPA / C J GUN T H E R
El Índice de Confianza del Consumidor en Estados Unidos retrocedió un 0,2 % en octubre, situándose en 55 puntos, según datos preliminares de la Universidad de Michigan. La caída interanual roza el 22 %, reflejo del endurecimiento de las expectativas frente a la inflación, el empleo y la economía en general.

En octubre, el denominado Índice de Confianza del Consumidor cayó de forma moderada, un descenso que, en el contexto actual, reviste más preocupación que sorpresa. La cifra de 55 puntos —un retroceso de 0,2 % respecto al mes anterior— confirma que los hogares estadounidenses mantienen una actitud cautelosa ante un entorno cargado de riesgos.

Aunque la caída mensual es modesta, en términos comparativos la contracción es mucho más profunda: la confianza registra una disminución de aproximadamente 22 % en doce meses, lo que muestra que los consumidores han ido perdiendo terreno frente a las tensiones económicas del año.

 

Los componentes del índice aportan matices clarificadores. El subíndice de Condiciones Económicas Actuales (ICE) subió un 1 % respecto a septiembre, situándose en 61 puntos, aunque aún se mantiene 6 % por debajo del nivel de hace un año. En sentido opuesto, el índice de Expectativas del Consumidor cayó 1 % en el mes y sufrió una caída anual de 30,9 %, ubicándose en 51,2 puntos.

Este desequilibrio —mejora marginal de la percepción actual frente a un desplome de las perspectivas— indica que los consumidores aún sienten presión sobre lo que se viene, y no confían en que el panorama mejore con rapidez.

En cuanto a la inflación, las expectativas a un año bajaron ligeramente de 4,7 % a 4,6 %. Las expectativas de largo plazo, por su parte, se mantuvieron estables en 3,7 %. Aunque esas cifras no son explosivas, siguen posicionándose en niveles elevados, lo cual limita márgenes para la política monetaria.

 

Este declive encaja con una racha reciente: en septiembre, el índice cayó por segundo mes consecutivo a aproximadamente 55,4 puntos, su nivel más bajo desde mayo. Analistas señalaron que los consumidores identifican vulnerabilidades en el mercado laboral, en las condiciones empresariales y en la inflación persistente. 

Las política arancelarias y la incertidumbre respecto a tarifas y comercio han sido mencionadas espontáneamente por cerca del 60 % de los entrevistados, un indicio de que ese tema sigue generando inquietud entre la población. 

Además, el retraso o suspensión de la publicación de varios datos económicos clave —producto del cierre parcial del gobierno en EE. UU.— ha limitado la capacidad de los consumidores e inversores para calibrar la evolución real de la economía. Esa carencia de señales dificulta la formación de expectativas confiables.

Otro elemento clave: los mercados financieros continúan siendo una especie de “proxy” para la salud económica. Con los precios de activos en niveles elevados, muchos hogares sienten un “efecto riqueza” que puede suavizar el impacto negativo que provoca una caída de la confianza. 

Qué esperar en los próximos meses

  1. Política monetaria y tasas: La Reserva Federal estará particularmente atenta al comportamiento de inflación y consumo. Si las expectativas de inflación no se moderan, la autoridad tendrá poco margen para alivios rápidos.

  2. Datos macro y reacción demorada: A medida que regresen los informes suspendidos, podrían emerger sorpresas que reequilibren la confianza (positiva o negativamente).

  3. Consumo vs ahorro precautorio: Aunque muchos consumidores intentan mantener su gasto, ante una caída persistente de la confianza podría imponerse la prudencia, afectando ventas minoristas y bienes durables.

  4. Efecto sideral de los mercados: Si las bolsas corrigen fuerte, el efecto riqueza puede revertirse, erosionando aún más la percepción de bienestar económico entre los hogares.

El leve descenso de la confianza del consumidor en octubre deja claro que el panorama sigue siendo frágil. No es una caída abrupta, pero ocurre en un momento en que la inflación, la política comercial y la opacidad en los datos alteran expectativas. En ese contexto, lo que se aproxime como recuperación deberá tener cimientos sólidos: precios estables, empleo firme y señales claras desde el Gobierno y la Reserva Federal. Solo así podrá recuperarse la credibilidad perdida entre los hogares estadounidenses.