Mercados

Dólar se debilita mientras el Dow Jones mantiene el rally a la espera del PIB de EE. UU.

Dow Jones: Wall Street

El analista financiero Gerardo Ortega señala que el mercado desafía la narrativa de un dólar fuerte al observar una clara depreciación frente al euro, con impactos directos para los inversores y el panorama económico global.

La jornada arranca con los futuros de Wall Street en ligero verde y un protagonista silencioso pero clave: el dólar. A la espera del dato de PIB de Estados Unidos —que podría confirmar un crecimiento robusto del entorno del 3,3 % anualizado— el billete verde muestra síntomas claros de debilidad frente al euro, al tiempo que el rally en oro y plata gana fuerza. Sobre el papel, la narrativa del “dólar invencible” empieza a resquebrajarse.

Futuros en positivo, VIX en mínimos… y un dólar que se ablanda

En la preapertura, los futuros avanzan de forma muy moderada: el S&P 500 suma apenas un 0,04 %, el Nasdaq 100 alrededor de un 0,06 % y el Dow se mueve prácticamente plano. El S&P 500 cash cotiza en la zona de 6.878 puntos, con una subida cercana al 0,6 %, y el Nasdaq 100 ronda los 25.462 puntos, también en verde. La volatilidad —medida por el VIX— se mantiene en torno a los 14 puntos, mínimos de un año, lo que refleja un mercado confiado en que el dato de PIB y la confianza del consumidor no descarrilen la narrativa de recortes de tipos para 2026.

Sin embargo, en el frente de divisas el mensaje es mucho menos complaciente para el dólar. El índice DXY se desliza hacia el entorno de 98 puntos, con caídas adicionales en la sesión, encadenando signos de agotamiento tras meses de fortaleza. En otras palabras: la renta variable celebra el contexto, pero el mercado de divisas empieza a descontar un billete verde menos dominante.

Euro en ruptura alcista: la visión de Gerardo Ortega

Ahí entra el análisis de Gerardo Ortega. El euro, explica, ha logrado romper zonas de resistencia que durante meses habían actuado como techo frente al dólar. No se trata solo de un movimiento puntual, sino de una ruptura “convergente”: en anteriores intentos, el precio se frenaba en estos niveles; ahora, el cruce consigue superarlos con decisión.

Este comportamiento pone en cuestión la idea, muy instalada hasta hace poco, de que el euro estaba condenado a una debilidad crónica, incluso con riesgo de paridad o de cotizar por debajo. Mientras el euro se mantenga por encima de esas resistencias convertidas en soportes, el escenario de trabajo pasa por una continuidad —al menos parcial— en la depreciación del dólar.

Metales preciosos disparados: cuando el dólar flojea, el oro y la plata mandan

La debilidad del billete verde se refleja de forma contundente en los metales preciosos. La plata ha marcado un máximo histórico en 70 dólares por onza, liderando el rally del sector. El oro, por su parte, se mueve en torno a los 4.474 dólares, con subidas próximas al 0,7 % en la sesión. No es casualidad: al cotizar en dólares, cualquier depreciación de la divisa tiende a impulsar el precio nominal de estos activos, más aún si se combina con expectativas de recortes de tipos y un entorno geopolítico en tensión.

Las minerías ligadas a oro y plata se benefician de este contexto, extendiendo las ganancias de jornadas previas. En paralelo, Bitcoin cede más de un 1,5 %, lo que sugiere una rotación parcial desde el riesgo extremo hacia refugios “clásicos” vinculados a metales físicos.

Qué implica un dólar más débil para carteras e inversores

La pérdida de tracción del dólar no es un detalle técnico menor. Para los inversores con carteras muy dolarizadas, significa que, aunque los índices norteamericanos marquen máximos o se aproximen a ellos, la rentabilidad real medida en otras divisas puede verse erosionada. Ganar un 5–10 % en acciones estadounidenses puede no ser tan atractivo si, al mismo tiempo, el dólar se deprecia frente al euro o frente a la cesta de referencia del inversor.

Además, un dólar más flojo tiende a:

  • Favorecer a mercados emergentes y a compañías exportadoras no estadounidenses.

  • Impulsar materias primas cotizadas en dólares, como energía y metales.

  • Reforzar el atractivo de monedas y activos europeos si el euro consolida su ruptura alcista.

El mensaje de Ortega es claro: la gestión de divisa vuelve a ser central. No basta con mirar índices; hay que seguir muy de cerca la exposición neta al dólar y a sus cruces principales.

Mirando a corto y medio plazo: dólar en revisión permanente

A corto plazo, la clave estará en dos vectores: la batería de datos macro de hoy (PIB, confianza del consumidor, bienes duraderos, producción industrial) y cómo reaccionen los mercados de tipos. Si los datos confirman una economía fuerte pero compatible con recortes de tipos graduales, el escenario de “dólar más débil, activos de riesgo en verde y metales en máximos” puede prolongarse.

A medio plazo, las incógnitas geopolíticas (Venezuela, China–Taiwán, Gaza) y la posible materialización de una burbuja en activos ligados a la IA seguirán pesando sobre la divisa estadounidense. De momento, lo único que sí parece claro es que la narrativa del dólar omnipotente ha perdido fuerza frente a la evidencia gráfica: el euro rompe resistencias, el DXY cede terreno y el oro y la plata marcan el ritmo de un mercado que empieza a descontar un mundo en el que el billete verde, sin dejar de ser referencia, ya no es intocable.