El Dow Jones sube a 48.134 puntos y la tecnología manda
Las bolsas estadounidenses cerraron el viernes con un nuevo impulso alcista que consolida el giro vivido desde el jueves. El Dow Jones terminó en 48.134,89 puntos, con una subida de 183,04 puntos (+0,38%), mientras el S&P 500 avanzó un 0,9% hasta los 6.834,50. El gran protagonista volvió a ser el Nasdaq, que se disparó un 1,3% hasta los 23.307,62 puntos, apoyado en el rally de los valores tecnológicos.
Con el salto de las últimas 48 horas, tanto el Nasdaq como el S&P 500 consiguen cerrar la semana en verde, aunque el Dow todavía cede alrededor de un 0,7% en el cómputo semanal.
Detrás del movimiento hay nombres propios: Oracle, impulsado por el acuerdo para hacerse con TikTok USA; Micron y Nvidia, que continúan capitalizando la narrativa de la inteligencia artificial; y un dato macro que, sin ser brillante, respalda la idea de una economía que resiste.
La consecuencia es clara: el mercado vuelve a apostar por riesgo justo cuando la macro y los tipos de interés siguen lanzando señales ambiguas. La pregunta es cuánto durará este nuevo estirón antes de la próxima corrección.
Un rebote que maquilla una semana desigual
El movimiento de este viernes culmina un giro de dos días que ha permitido a los grandes índices borrar las caídas del inicio de semana. El Nasdaq consigue anotarse un +0,5% en el balance semanal y el S&P 500 apenas un +0,1%, suficiente para salvar el tipo. El Dow, sin embargo, cierra con un -0,7%, reflejando que el rebote es más profundo en tecnología que en la economía “real”.
La sesión estuvo marcada por compras desde el inicio y un goteo constante de entrada de dinero institucional, típico de jornadas donde se ajustan carteras antes de periodos festivos. El avance llega, además, tras un tramo previo de debilidad técnica, en el que muchos indicadores de amplitud advertían de un mercado sostenido por pocos valores de gran capitalización.
Este hecho revela una paradoja: el relato superficial es el de unos índices en máximos o cerca de ellos; la lectura interna muestra un mercado más frágil, con sectores enteros —como housing o utilities— quedándose atrás. El rebote maquilla la foto de la semana, pero no resuelve la sensación de que la subida de 2025 se apoya en una base cada vez más estrecha.
Oracle y TikTok reconfiguran el riesgo tecnológico
La estrella de la sesión fue Oracle, que se disparó alrededor de un 6,6% tras conocerse un memo interno de TikTok en el que su consejero delegado confirma el acuerdo para vender las operaciones estadounidenses de la plataforma a una joint venture liderada por Oracle y el fondo Silver Lake.
El mercado interpreta el movimiento como una doble victoria para la compañía: asegura un contrato de nube y servicios de datos de enorme tamaño y, al mismo tiempo, se consolida como garante tecnológico ante Washington en una de las plataformas más sensibles del mundo. El salto en bolsa refleja esa percepción de nuevo papel estratégico.
La jugada, sin embargo, no está exenta de riesgos. Convertirse en socio clave de TikTok en Estados Unidos implica colocar a Oracle en el centro de la batalla por la soberanía digital, la regulación de los algoritmos y el control de datos de más de 170 millones de usuarios. A corto plazo, el mercado premia el potencial de negocio; a medio plazo, la compañía deberá demostrar que es capaz de gestionar la presión política, regulatoria y reputacional que lleva asociada esta nueva posición.
Micron, Nvidia y la fiebre de la inteligencia artificial
El otro gran motor del día volvió a ser el complejo de semiconductores. Micron Technology encadenó otra subida notable tras sus resultados del jueves, donde presentó unos beneficios mejores de lo esperado y unas previsiones (“guidance”) que el mercado ha calificado directamente de “explosivas”. La compañía se sitúa en el centro del ciclo de memoria ligado a la IA, con precios y márgenes que vuelven a ampliarse.
Por su parte, Nvidia sumó en torno a un +3,9%, apoyada en informaciones que apuntan a una revisión de la administración Trump que podría permitir los primeros envíos a China de su segundo chip de IA más potente. El mensaje que descuenta el mercado es claro: pese a las restricciones, la compañía mantiene opciones de seguir monetizando el apetito chino por capacidades avanzadas de cómputo.
El resultado es un nuevo estirón del sector: el índice de semiconductores y valores de networking prolonga las subidas del jueves y consolida la sensación de que la narrativa IA sigue funcionando como imán de capital. Lo más preocupante, sin embargo, es la concentración: cada vez más dinero persigue un número muy reducido de nombres, elevando el riesgo de correcciones abruptas si el relato se resquebraja.
Vivienda y confianza: macro que ayuda, pero no deslumbra
En el frente económico, las referencias de la jornada actuaron como un viento de cola moderado. Las ventas de viviendas existentes subieron un 0,5% en noviembre, hasta una tasa anualizada de 4,13 millones, tras el +1,5% de octubre. El dato quedó por debajo del +1,2% que esperaba el consenso (4,15 millones), pero confirma al menos que el mercado inmobiliario no se desploma pese a los tipos altos.
El informe de la Universidad de Michigan aportó otro matiz: la confianza del consumidor fue revisada a la baja, de un preliminar de 53,3 puntos a 52,9, cuando se esperaba una revisión al alza a 53,4. Aun así, el nivel sigue por encima de los 51,0 puntos de noviembre, que marcaron el peor registro desde el mínimo histórico de 50,0 en junio de 2022.
El diagnóstico es claro: el consumidor estadounidense está lejos de euforia, pero aguanta. Suficiente para que Wall Street siga construyendo el relato de un “aterrizaje suave”, aunque los datos distan de justificar el entusiasmo que reflejan algunos múltiplos de valoración en tecnología y consumo discrecional.
Biotecnología, oro y bancos se suman a la fiesta
Por sectores, el rally del viernes fue más amplio que la simple foto de las grandes tecnológicas. El índice NYSE Arca Biotechnology subió alrededor de un 3,1%, señal de que el dinero especulativo se siente de nuevo cómodo entrando en segmentos de mayor riesgo después de semanas de consolidación.
También destacó la fortaleza de los valores ligados al oro, con el índice de mineras NYSE Arca Gold Bugs ganando cerca de un 2,7% al calor de un repunte en el precio del metal. El movimiento encaja en un patrón habitual de fin de año: cobertura ante riesgos geopolíticos y rebalanceos de cartera que combinan activos de crecimiento con refugios clásicos.
Además, acciones de hardware, aerolíneas y financieras acompañaron el movimiento al alza, completando una sesión donde nueve de los once grandes sectores del S&P 500 cerraron en positivo. Las únicas notas de debilidad vinieron de utilities y housing, dos segmentos sensibles a los tipos de interés y a la percepción de que el rally actual podría estar ya descontando demasiadas buenas noticias para 2026.
Asia y Europa se enganchan al optimismo de Wall Street
El tono positivo no fue exclusivo de Estados Unidos. En Asia, el Nikkei 225 japonés avanzó en torno a un 1,0%, mientras el Hang Seng de Hong Kong sumó cerca de 0,8%, apoyado en el mejor tono del sector tecnológico global y en la percepción de que lo peor del ajuste de tipos podría haber quedado atrás.
En Europa, la sesión también fue de recuperación. El FTSE 100 británico ganó alrededor de un 0,6%, el DAX alemán un 0,4% y el CAC 40 francés consiguió cerrar ligeramente por encima de la línea plana. Son avances modestos, pero necesarios para índices que han sufrido en las últimas semanas por la combinación de debilidad industrial, tensiones fiscales y dudas sobre el ritmo de bajadas de tipos del BCE.
Este contagio alcista muestra hasta qué punto Wall Street sigue marcando el ritmo global: cuando los índices estadounidenses se giran al alza y el dólar se mantiene estable, los grandes gestores internacionales se sienten más cómodos asumiendo riesgo también en otros mercados desarrollados. La pregunta pendiente es qué ocurrirá cuando el flujo se invierta.
Bonos en retirada y un 10 años por encima del 4,15%
Mientras las bolsas subían, el mercado de deuda vivió la cara opuesta de la moneda. Los Treasuries devolvieron parte de las ganancias de la sesión anterior y el rendimiento del bono a diez años repuntó 3,5 puntos básicos, hasta el entorno del 4,151%.
La subida es modesta, pero significativa: indica que el movimiento de riesgo no viene acompañado —por ahora— de un desplome de las rentabilidades, sino de una cierta normalización tras un rally previo en precios de bonos. En otras palabras, el mercado sigue descontando un escenario de tipos altos durante más tiempo del que sugieren los optimistas, con una Reserva Federal prudente y muy atenta a cualquier repunte de inflación.
Este hecho revela una tensión de fondo: las acciones parecen apostar por un futuro de beneficios sólidos y dinero aún relativamente barato, mientras los bonos se resisten a validar un giro monetario demasiado rápido. Entre uno y otro mercado, el que se equivoque pagará un precio elevado en 2026.
FedEx cumple… pero deja dudas sobre la segunda mitad
Fuera del puro juego de índices, la jornada dejó otro protagonista: FedEx. El grupo logístico publicó el jueves por la noche unos resultados del segundo trimestre fiscal claramente mejores de lo esperado: beneficio ajustado de 4,82 dólares por acción, frente a los 4,12 que anticipaba el consenso, y ventas de 23.500 millones, por encima de los 22.800 millones estimados.
El mercado, sin embargo, reaccionó con frialdad. Tras moverse a la baja durante casi toda la sesión, los títulos lograron cerrar con un tímido +0,6%, en 288,78 dólares, por debajo de los movimientos que sugerían las opciones, que descontaban oscilaciones cercanas al 5%. El problema no está en el pasado, sino en el futuro: la guía de la compañía apunta a un crecimiento de ventas del 5%–6% y un beneficio ajustado anual de 17,80–19 dólares por acción, apenas por encima de las previsiones previas.
Además, el propio desglose de FedEx sugiere que el beneficio operativo del segundo semestre podría ser alrededor de un 5% inferior a lo que esperaba el consenso, lastrado por un entorno comercial débil y un viento en contra de unos 1.000 millones de dólares por tarifas y política comercial. El mensaje es nítido: la empresa ejecuta bien su plan de recortes de costes y transformación, pero el ciclo macro sigue siendo un lastre. En otras palabras, no todo el rally bursátil está respaldado por una mejora igual de sólida en el mundo real.