Empleo crece en 119,000 puestos, pero desempleo se dispara en septiembre, revela informe clave
En pleno ruido político y tras el parón estadístico provocado por el cierre del Gobierno, por fin hemos conocido el dato de empleo de septiembre en Estados Unidos. Sobre el papel, la cifra es positiva: la economía añadió 119.000 puestos de trabajo, por encima de lo que esperaba el consenso. Sin embargo, el titular amable esconde un mensaje más inquietante: el mercado laboral se enfría, el paro sube al 4,4% y la Reserva Federal tendrá que decidir en diciembre prácticamente “medio a ciegas”.
Un informe muy esperado tras el cierre del Gobierno
El informe de empleo de septiembre tendría que haberse publicado el 3 de octubre, pero el cierre del Gobierno lo retrasó más de un mes. Eso significa que los datos que ahora se conocen describen una foto fija anterior a la crisis institucional, no la realidad más reciente.
Aun así, el documento aporta claves importantes: se crearon 119.000 empleos y la tasa de paro repuntó del 4,3% al 4,4%. Además, las revisiones de julio y agosto restan 33.000 empleos respecto a lo que se creía en su momento, dibujando un verano más débil de lo estimado.
Si miramos aún más atrás, el patrón es claro: en julio se sumaron 73.000 empleos, en agosto apenas 22.000. La tendencia es de desaceleración prolongada, no de un simple bache puntual.
Un mercado laboral que pierde inercia
El mensaje de fondo es que el mercado laboral ya no es esa máquina imparable que vimos tras la pandemia. Entre despidos, enfriamiento de la contratación y subidas previas de tipos de interés, los engranajes comienzan a chirriar.
Sin datos oficiales de octubre, los analistas han tenido que mirar al sector privado. El informe de Challenger, Gray & Christmas apunta a más de 150.000 recortes de empleo en octubre, impulsados por recortes de costes y por la adopción creciente de herramientas de inteligencia artificial. El resultado: un entorno mucho más incómodo para quien busca trabajo y más incertidumbre para las empresas a la hora de planificar.
Como resume Mark Hamrick, de Bankrate, a medida que vuelven a fluir los datos vamos a tener que “ajustar nuestra idea de cómo está realmente la economía”. Traducido: ni el mercado ni la Fed tienen aún una imagen nítida del daño.
Los sectores que tiran… y los que pisan el freno
Dentro del informe, el detalle sectorial cuenta una historia mucho más matizada que el simple “+119.000 empleos”:
La sanidad vuelve a ser el gran motor, con 43.000 nuevos puestos. Se confirma como uno de los pilares estructurales del empleo en EE. UU.
Restauración y bares suman 37.000 empleos, mostrando que el consumo en servicios sigue vivo, aunque más moderado.
El sector de asistencia social añade 14.000, reflejo del envejecimiento de la población y de la demanda creciente de servicios de cuidado.
En el lado negativo, transporte y logística pierden 25.000 empleos, un dato que suele leerse como aviso temprano de enfriamiento en comercio y actividad empresarial. El empleo federal se contrae en 3.000 puestos adicionales, prolongando un ajuste que viene de meses, en un contexto de recortes y reestructuración del sector público.
El resto de grandes ramas —industria, construcción, comercio, servicios profesionales, finanzas— se mantiene prácticamente plano. No hay colapso, pero sí sensación de frenazo generalizado.
La Fed, atrapada entre la inflación y la falta de datos
El otro gran protagonista invisible de este informe es la Reserva Federal. El banco central ya recortó tipos en septiembre y octubre, preocupado por la pérdida de fuelle en el empleo. Pero de cara a diciembre, el panorama es endiablado.
Por un lado, la inflación sigue por encima del 2% objetivo. Por otro, la falta de datos oficiales de octubre y el retraso del informe de noviembre —que no se publicará hasta el 16 de diciembre, seis días después de la reunión de la Fed— deja al Comité de Mercado Abierto sin la brújula habitual.
Las actas de la última reunión reflejan una Fed dividida: algunos miembros habrían preferido pausar los recortes, otros veían necesario seguir bajando tipos para proteger el empleo. A día de hoy, los mercados de futuros descuentan mayoritariamente que en diciembre se mantendrá el rango actual del 3,75%-4%.
Dicho de otra forma: la Fed tendrá que decidir si prioriza el combate contra la inflación o la protección de un mercado laboral que claramente se está enfriando, y lo hará con menos visibilidad de la habitual.
¿Qué implica todo esto para trabajadores e inversores?
Para los trabajadores, el mensaje es claro: encontrar empleo será más difícil que hace un año y la rotación laboral —cambiar de trabajo por uno mejor pagado— perderá fuerza. Sectores como sanidad, hostelería y servicios sociales seguirán ofreciendo oportunidades, pero áreas como logística o administraciones públicas estarán sometidas a más presión.
Para los mercados financieros, el dato refuerza la narrativa de “economía en desaceleración, pero no en recesión”. Eso suele traducirse en más volatilidad: cada nuevo dato de empleo, inflación o consumo puede inclinar la balanza hacia más recortes de tipos… o hacia una pausa prolongada.
En última instancia, el informe de septiembre deja una sensación ambivalente. No estamos ante un desplome del empleo, pero sí ante una pérdida evidente de inercia. Con un mercado laboral que se enfría, una inflación que se resiste a bajar y un banco central obligado a decidir casi a oscuras, el final de año se presenta como un ejercicio de equilibrio muy delicado para la economía estadounidense.