La Reserva Federal divide posturas ante la inflación persistente

La Fed se parte en dos: el ala dura desafía los recortes de tipos mientras la inflación sigue respirando

La Fed se parte en dos: el ala dura desafía los recortes de tipos mientras la inflación sigue respirando

El presidente de la Reserva Federal de Kansas City, Jeffrey Schmid, lanzó un mensaje contundente contra la decisión de recortar los tipos de interés. Según el banquero, la inflación sigue “demasiado alta” y el consumo no muestra signos de enfriamiento. Su postura reabre la grieta dentro del banco central y siembra dudas sobre la estrategia monetaria de Estados Unidos para los próximos meses.

El debate sobre la política monetaria estadounidense vuelve a tensarse. Jeffrey Schmid, presidente de la Reserva Federal de Kansas City, rompió el tono de consenso que intentaba mantener Jerome Powell al afirmar que los recortes de tipos llegan “demasiado pronto” y que la inflación sigue representando una amenaza real para la estabilidad de precios.

Schmid votó en contra del recorte de 25 puntos básicos aprobado la semana pasada y justificó su posición argumentando que el mercado laboral sigue en equilibrio, el consumo ha repuntado durante el verano y los mercados financieros muestran una “facilidad excesiva”, con bolsas en niveles récord y diferenciales de crédito corporativo muy ajustados. En otras palabras, el estímulo monetario podría estar alimentando el mismo fuego que la Fed intenta apagar.

Sus declaraciones no son un episodio aislado. Varios miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) han mostrado su preocupación por un posible error de calibración. Mientras el ala más dovish (moderada) defiende que el recorte era necesario para sostener el crecimiento ante los riesgos globales, el ala hawkish (más dura), representada por Schmid, advierte que la relajación prematura podría reavivar la inflación justo cuando empezaba a moderarse.

En los últimos meses, los datos macroeconómicos han mostrado una resistencia inesperada. El empleo se mantiene sólido, el gasto de los hogares sigue creciendo y los precios de los servicios apenas ceden. Este escenario, que debería ser una buena noticia, complica la hoja de ruta de la Fed, que necesita enfriar la demanda sin provocar una recesión.

El dilema es evidente: si se mantiene la línea de recortes, el riesgo es que la inflación vuelva a tomar impulso. Si se frena la bajada de tipos, podría deteriorarse la confianza de los mercados y el acceso al crédito. Schmid lo resume con claridad: “La política monetaria debe seguir conteniendo el crecimiento de la demanda para dejar espacio a la oferta y aliviar las presiones sobre los precios”.

Los analistas de Wall Street interpretan esta tensión interna como una señal de que el ciclo de recortes podría interrumpirse antes de lo previsto. La Reserva Federal ha repetido que sus decisiones dependerán “de los datos”, pero la divergencia de opiniones sugiere que el consenso dentro del comité se está debilitando.

A medida que la economía estadounidense se aproxima al cierre del año, el desafío para Powell será mantener el equilibrio entre credibilidad y flexibilidad. El mercado espera claridad, pero la Fed, como demuestra Schmid, ya no habla con una sola voz.