El repunte del bono japonés y las dudas sobre los resultados de Nvidia arrastran las bolsas de Asia-Pacífico

El Nikkei se hunde un 3% por el temor al paquete económico de Takaichi

EPA/KIMIMASA MAYAMA El Nikkei se hunde un 3% por el temor al paquete económico de Takaichi

Las bolsas de la región Asia-Pacífico registraron fuertes caídas este martes, con el índice japonés Nikkei 225 desplomándose un 3% —unos 1.510 puntos— en plena inquietud por el nuevo paquete económico que prepara la primera ministra Sanae Takaichi. Al mismo tiempo, la rentabilidad del bono soberano japonés a 40 años se disparó ocho puntos básicos, hasta un máximo histórico del 3,68%, reflejando el nerviosismo de los inversores ante un posible aumento de la emisión de deuda. El castigo se extendió al resto de índices regionales, en un contexto marcado también por las caídas en Wall Street y la cautela frente a los próximos resultados de Nvidia Corporation.

La sesión mostró un patrón claro de aversión al riesgo: ventas masivas en renta variable, repunte de las tires de la deuda japonesa de muy largo plazo y movimientos contenidos en el mercado de divisas, donde el dólar se mantuvo prácticamente plano frente al yen, en torno a los ¥155,13 por billete verde. La corrección se dejó sentir con especial intensidad en los parqués de Japón, Corea del Sur, Hong Kong y Australia, mientras que los índices de la China continental registraron descensos más moderados.

Golpe al Nikkei 225

El Nikkei 225 llegó a perder un 3,00% a las 7:15 horas CET, lo que supone un retroceso de 1.510 puntos en una sola sesión. La caída se produjo después de varias jornadas de volatilidad creciente, en las que el mercado había ido descontando la posibilidad de cambios relevantes en la política económica del Gobierno de Takaichi.

Los analistas interpretan el movimiento como una reacción combinada a dos factores: por un lado, el temor a que el nuevo paquete de estímulos implique un incremento significativo del endeudamiento público y, por otro, el ajuste a la baja de las valoraciones tecnológicas tras las caídas recientes en Estados Unidos. Sectores cíclicos y valores más expuestos a los tipos de interés de largo plazo figuraron entre los más castigados.

Presión sobre la deuda japonesa

El foco de atención se trasladó a la curva de tipos de la deuda japonesa, donde el bono a 40 años vio cómo su rendimiento subía ocho puntos básicos, hasta situarse en el 3,68%, un nivel récord. Este movimiento indica que los inversores exigen una prima de riesgo mayor para mantener deuda soberana a vencimientos muy largos, ante la perspectiva de más emisión o de un posible cambio de escenario monetario a medio plazo.

El repunte de las tires de la parte larga de la curva suele interpretarse como un signo de preocupación por la sostenibilidad fiscal y por la trayectoria futura de la inflación y los tipos de interés reales. En este contexto, el mercado teme que el paquete de Takaichi pueda ampliar el déficit o reconfigurar prioridades de gasto que obliguen a una mayor presión sobre los tramos más largos de deuda. La reacción del mercado de bonos se convirtió así en uno de los catalizadores directos de la corrección bursátil.

Contagio desde Wall Street y la tecnología

El mal tono de la sesión en Asia-Pacífico también estuvo condicionado por las pérdidas registradas en Estados Unidos, especialmente en el sector tecnológico. Los inversores se mantienen cautelosos a la espera de los resultados de Nvidia Corporation, una de las compañías más representativas del rally ligado a la inteligencia artificial.

La corrección en las grandes tecnológicas estadounidenses tiende a trasladarse rápidamente a los mercados asiáticos, donde abundan los proveedores de componentes, fabricantes de semiconductores y empresas muy dependientes de la cadena de valor tecnológica global. Este efecto arrastre refuerza los movimientos de venta, sobre todo en sesiones en las que, como hoy, ya existe un factor de riesgo doméstico relevante, en este caso el paquete económico japonés.

Asia-Pacífico, en rojo

El castigo no se limitó a Tokio. El Kospi surcoreano llegó a caer un 3,25%, lo que supone un retroceso de unos 133 puntos, en línea con el ajuste de otros índices con fuerte peso tecnológico. En Australia, el S&P/ASX 200 cerró la sesión con una caída del 1,94%, equivalente a 167 puntos, reflejando la combinación de presión global sobre la renta variable y factores internos ligados a las expectativas de tipos y crecimiento.

En la China continental, las caídas fueron más moderadas, aunque igualmente significativas. El Shanghai Composite descendió un 0,86% a las 7:02 horas CET, mientras que el Shenzhen Composite retrocedió un 1,16%. Estos movimientos se producen en un momento en el que el mercado sigue vigilando de cerca la evolución del crecimiento chino y el impacto de las medidas de apoyo anunciadas por Pekín en meses anteriores.

Hong Kong y la sensibilidad al riesgo

En Hong Kong, el Hang Seng «se nosediveó» un 1,90%, lo que equivale a una caída de unos 500 puntos a las 7:18 horas CET. El índice hongkonés suele mostrar una elevada sensibilidad tanto a los movimientos del mercado chino como a los flujos globales de riesgo, por su composición sectorial y su condición de plaza financiera internacional.

Las caídas en el Hang Seng reflejan también el mal tono de valores financieros e inmobiliarios, que suelen resentirse en fases de repunte de tipos de largo plazo y de mayor incertidumbre macroeconómica. En este entorno, los inversores tienden a reducir exposición a activos percibidos como más volátiles o dependientes del crédito, reforzando la dinámica de ventas.

Perspectivas e incógnitas para los inversores

Con el dólar/yen prácticamente estable en torno a ¥155,128, el mercado de divisas no actuó esta vez como válvula de escape significativa para el nerviosismo de los inversores. La atención se centra ahora en dos frentes: el detalle del paquete económico que presentará el Gobierno de Sanae Takaichi y la reacción posterior del Banco de Japón, especialmente en lo que respecta a su gestión de la curva de tipos.

La evolución de los próximos días dependerá en buena medida de si el mercado percibe el programa económico como una apuesta creíble por el crecimiento sin desbordar la senda fiscal, o si, por el contrario, se interpreta como un factor adicional de presión sobre la deuda y los tipos de largo plazo. A ello se sumará el impacto de los resultados de Nvidia y otras grandes tecnológicas, que podrían determinar si la corrección actual se limita a un ajuste puntual o se convierte en una fase de mayor aversión al riesgo a escala global.