El oro alcanza máximos históricos y supera los 4.400 dólares amid tensiones geopolíticas

Oro UNSPLASH / ZLATÁKY.CZ

El oro rompe récords históricos al superar los 4.400 dólares la onza, impulsado por la tensión geopolítica tras el endurecimiento del bloqueo estadounidense a Venezuela y las expectativas de nuevos recortes de tipos en EE.UU. Este aumento representa una revalorización cercana al 66 % en lo que va del año, consolidando al metal precioso como un refugio clave ante la incertidumbre global.

El mundo financiero ha vuelto a girar la cabeza hacia el mismo lugar de siempre cuando la incertidumbre aprieta: el oro. La cotización del metal precioso acaba de marcar un nuevo récord histórico, superando los 4.400 dólares por onza, en un movimiento que combina dos fuerzas muy claras: el endurecimiento del bloqueo de Estados Unidos a Venezuela y un contexto monetario cada vez más laxo por parte de la Reserva Federal. El resultado es un mensaje nítido de los mercados: el dinero busca refugio.

Geopolítica y mercados: cuando Venezuela mueve al oro

El detonante inmediato de este salto ha sido la última vuelta de tuerca de Washington al bloqueo impuesto sobre Venezuela. La presión sobre un gran productor de crudo en un momento de tensiones energéticas globales actúa como un recordatorio muy incómodo: el mapa de riesgos geopolíticos sigue cargado y puede empeorar.

El endurecimiento de sanciones no solo condiciona el flujo de petróleo venezolano; también reaviva el temor a nuevas disrupciones en la oferta global de energía, a represalias diplomáticas y a episodios de inestabilidad regional. Esa suma de riesgos se traduce en una reacción casi instintiva de los mercados: reducir exposición a activos percibidos como vulnerables y aumentar posiciones en activos refugio, con el oro en primera línea.

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La Fed abre la puerta a más recortes de tipos

A este frente geopolítico se suma la pata monetaria. La Reserva Federal ha ejecutado un recorte de 25 puntos básicos y, lo que es más relevante, ha dejado explícitamente abierta la puerta a nuevas bajadas de tipos si las condiciones económicas lo requieren. En un mundo de tipos más bajos, el coste de oportunidad de mantener oro —que no paga cupones ni dividendos— disminuye, mientras que su papel como seguro frente a sobresaltos gana peso.

Este binomio es clave: por un lado, tensiones que elevan el riesgo percibido; por otro, una autoridad monetaria que se muestra dispuesta a abaratar el dinero. No es extraño que, en ese entorno, el oro se revalorice con fuerza y vuelva a situarse en el centro de la conversación de gestores y economistas.

Rally coordinado de metales preciosos

El oro no camina solo. La plata firma un repunte superior al 3 % y otros metales como el platino o el paladio también registran avances significativos. La lectura es clara: el apetito por activos refugio se está extendiendo al conjunto del segmento de metales preciosos.

Con una revalorización cercana al 66 % en lo que va de año, el comportamiento del oro no se veía desde finales de los años setenta. No se trata de un simple rebote técnico, sino de un movimiento de fondo que refleja una huida progresiva hacia calidad percibida en un contexto de inflación todavía presente, endeudamiento elevado y temor a una posible recesión futura.

Qué implica para inversores y mercados

Para los inversores, el nuevo máximo del oro es a la vez una oportunidad y una señal de alarma. Por un lado, quienes habían construido posiciones defensivas están recogiendo los frutos de esa estrategia. Por otro, un movimiento tan vertical obliga a preguntarse si el mercado no está empezando a descontar escenarios más duros de lo que reflejan, de momento, los datos macroeconómicos oficiales.

La política monetaria estadounidense actúa como amplificador. Cada gesto de la Fed que apunte a tipos más bajos tiende a respaldar la cotización del oro y a estimular la demanda de activos refugio en general. Al mismo tiempo, presiona a los bancos centrales y a los grandes fondos a revisar la composición de sus reservas y carteras, incrementando potencialmente el peso del metal.

¿Pico de miedo o inicio de un ciclo prolongado?

La gran pregunta, naturalmente, es si tiene sentido entrar ahora. Invertir en oro —y en metales preciosos en general— nunca ha estado exento de riesgo: su precio puede corregir con rapidez si se relajan las tensiones, si la geopolítica se descomprime o si la Fed vira de nuevo hacia una postura más restrictiva.

Sin embargo, la tendencia actual sugiere que el oro ha recuperado su papel clásico: el activo al que se recurre cuando las certezas económicas y políticas empiezan a agrietarse. Si el bloqueo a Venezuela se endurece aún más, si las tensiones internacionales se amplifican o si la Reserva Federal profundiza en los recortes de tipos, no sería extraño ver prolongarse esta fase de fortaleza.

Por ahora, la gráfica es el mejor resumen posible: una línea ascendente que rompe máximos históricos por encima de los 4.400 dólares por onza y que, más allá del dato concreto, refleja el estado de ánimo de un mercado que ha vuelto a refugiarse en el metal que nunca pasa de moda cuando el mundo se complica.