Plata

La plata se dispara un 8% y bate su récord en 77,65 dólares

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La escalada de tensión geopolítica, del bloqueo en Gaza al pulso entre EEUU y Venezuela, dispara la demanda de refugios y arrastra al resto de metales preciosos

La sesión de este viernes deja una fotografía tan simple como inquietante: la plata ha saltado un 8,06% hasta los 77,65 dólares por onza, nuevo máximo histórico. El movimiento no llega solo. El oro sube un 1,23% hasta 4.534,73 dólares, mientras que platino (+3,72%, 2.340,43 dólares) y paladio (+5,76%, 1.885,70 dólares) aceleran al alza.
Detrás del rally hay un hilo conductor claro: más miedo geopolítico y menos confianza en la estabilidad política global. Informes que apuntan a que Washington teme que Benjamin Netanyahu esté bloqueando el plan de paz en Gaza, sumados a la escalada de tensión entre Estados Unidos y Venezuela, han empujado a los grandes inversores a reforzar posiciones en activos refugio.
El diagnóstico es inequívoco: los metales preciosos vuelven a ser el termómetro de un mercado que no se cree del todo los discursos de calma. La consecuencia es evidente: con la plata marcando récord tras récord, los gestores se preguntan si estamos ante un movimiento de fundamento… o ante una nueva burbuja silenciosa.

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Un nuevo récord histórico en plena tensión geopolítica

El dato frío impresiona: +8,06% en una sola sesión y 77,65 dólares por onza, el precio más alto jamás registrado para la plata. En lo que va de año, el metal ha encadenado máximos sucesivos hasta consolidarse como el activo estrella del universo de materias primas, superando en porcentaje incluso al oro. La subida del 1,23% del metal rey hasta 4.534,73 dólares se queda corta frente al salto casi vertical de la plata.

Este hecho revela que el mercado no está reaccionando a un evento aislado, sino a una acumulación de riesgos: guerra prolongada en Ucrania, focos de conflicto en Oriente Medio, tensión creciente entre Washington y Caracas y, de fondo, dudas sobre el rumbo de la política monetaria en 2026. En ese escenario, los grandes fondos tienden a sobreponderar activos que no dependen de un emisor soberano, y la plata se ha convertido en uno de los principales beneficiados.

La velocidad del movimiento, no obstante, enciende también las luces de alerta. Un rally de esta magnitud en muy poco tiempo obliga a preguntarse cuánto responde a cambios estructurales y cuánto a posiciones especulativas buscando refugio táctico ante titulares cada vez más agresivos.

Gaza, Venezuela y el miedo que impulsa a los refugios

El detonante inmediato de la sesión ha sido claramente geopolítico. Un informe que apunta a que altos cargos de la administración estadounidense sospechan que Netanyahu está bloqueando progresos en el plan de paz de Gaza ha disparado las dudas sobre la capacidad real de Washington para encauzar el conflicto. La idea de un alto el fuego estable se aleja, y con ella aumenta la percepción de riesgo regional.

Al mismo tiempo, la escalada de tensión entre Estados Unidos y Venezuela, en un contexto marcado por sanciones, amenazas de bloqueos y retórica cada vez más dura, introduce otro foco de incertidumbre con impacto directo en el mercado energético y en la estabilidad de América Latina.

La combinación de ambos frentes ha llevado a muchos inversores a reforzar la pata defensiva de sus carteras. El resultado es un flujo visible hacia oro y plata, pero también hacia platino y paladio, con subidas del 3,72% y del 5,76% respectivamente. La lectura es clara: cuando el ruido geopolítico se intensifica simultáneamente en varios puntos del mapa, el mercado reacciona buscando coberturas que no dependan de la voluntad de ningún gobierno.

Oro, platino y paladio se suman al rally

Aunque la plata se lleva los titulares, el movimiento es coral en el conjunto de metales preciosos. El oro consolida nuevos máximos históricos en el entorno de los 4.535 dólares, reforzando su papel de “activo de último recurso” frente a shocks simultáneos en tipos de interés, inflación y geopolítica. El avance del 1,23% en la sesión puede parecer discreto, pero se suma a una tendencia de fondo claramente alcista.

Más llamativo aún es el comportamiento de los metales del grupo del platino. El platino escala un 3,72% hasta 2.340,43 dólares, impulsado tanto por la narrativa de refugio como por su uso industrial en automoción y tecnología. El paladio se dispara un 5,76% hasta 1.885,70 dólares, aprovechando también la expectativa de restricciones de oferta y reposicionamiento de fondos especializados.

Este hecho revela que no estamos ante una mera “huida al oro”, sino ante un reposicionamiento más amplio en el complejo de metales preciosos. A medida que se consolidan las dudas sobre la estabilidad política, los gestores buscan diversificar dentro del propio bloque de refugios, repartiendo riesgo entre distintos metales según su liquidez, volatilidad y vínculo con la industria.

Por qué la plata corre más que el oro

La gran pregunta es por qué la plata se ha desmarcado del resto con subidas tan explosivas. La respuesta tiene dos capas. La primera es técnica: tras meses de consolidación en torno a niveles mucho más bajos, el metal ha roto varias resistencias clave, obligando a cerrar posiciones cortas y activando compras automáticas de sistemas cuantitativos. El resultado es un “short squeeze” de manual que amplifica el movimiento.

La segunda capa es estructural. A diferencia del oro, la plata combina un componente refugio con un peso muy relevante en usos industriales: fotovoltaica, electrónica, baterías, equipamiento médico. En un entorno de transición energética y digitalización acelerada, el mercado descuenta que la demanda estructural seguirá creciendo, mientras que la oferta es limitada y enfrenta cuellos de botella.

Cuando se cruzan estas dos dimensiones —miedo geopolítico y narrativa de metal “crítico” para la nueva economía—, la reacción lógica es que la plata tenga un comportamiento más elástico al alza que el oro. El problema es que esa misma elasticidad puede traducirse en correcciones igualmente violentas cuando cede la presión compradora.

Mineras, ETF y el efecto dominó en las carteras

El rally de la plata no se queda en el mercado spot. Las compañías mineras especializadas y los ETF respaldados por metal físico se están convirtiendo en vehículos naturales para canalizar la nueva ola de interés. Un alza cercana al 8% en el subyacente puede traducirse en saltos de doble dígito en valores con apalancamiento operativo y financiero.

Para los fondos de inversión y pensiones, el movimiento plantea un dilema. Muchos se habían quedado infraponderados en metales tras años de preferencia por renta variable tecnológica y deuda de alta calidad. Recuperar exposición ahora exige comprar a precios de récord, asumiendo el riesgo de entrar tarde en el ciclo. Sin embargo, no hacerlo implica mantener carteras demasiado vulnerables a un escenario de “shock geopolítico + dudas monetarias”.

Este hecho revela que el debate ya no es si tener o no metales preciosos, sino cuánto y a través de qué instrumentos. ETF físicos, mineras diversificadas, productos estructurados o incluso derivados para cobertura parcial entran en el radar de los equipos de asset allocation. En todo caso, la consigna que se repite es la misma: evitar apuestas concentradas y gestionar la volatilidad con prudencia.

Tipos de interés, dólar y el papel de la Fed

Aunque el titular del día lo protagonizan Gaza y Venezuela, el trasfondo sigue siendo monetario. La expectativa de que la Reserva Federal siga recortando tipos en 2026, combinada con un dólar más débil, reduce el coste de oportunidad de mantener activos que no generan cupón, como el oro y la plata.

En este entorno, cada dato que apunta a un crecimiento sólido pero no explosivo, y a una inflación que se niega a bajar al 2% de forma limpia, refuerza la idea de que los bancos centrales tendrán que caminar una línea muy fina. Un error por exceso —tipos demasiado altos durante demasiado tiempo— puede estrangular el crecimiento; un error por defecto puede reavivar la inflación.

Los metales preciosos se benefician precisamente de esa zona gris de incertidumbre. Si la Fed recorta menos de lo que descuenta el mercado, el ajuste puede venir en bolsa y crédito, favoreciendo de nuevo a los refugios. Si recorta más, el dólar podría debilitarse aún más, haciendo el oro y la plata más atractivos para inversores no estadounidenses.

La consecuencia es clara: mientras la política monetaria siga navegando en un equilibrio precario, los metales mantendrán un suelo de demanda estructural que da soporte a precios altos, aunque no justifica por sí solo subidas verticales como la de este viernes.

¿Rally sostenible o burbuja en formación?

Con la plata en 77,65 dólares y varios metales en máximos históricos, el debate sobre una posible burbuja es inevitable. Los optimistas señalan la combinación de factores estructurales —transición energética, uso industrial creciente, déficit de oferta— y coyunturales —tensión geopolítica, tipos reales contenidos— para defender que estamos ante una revalorización justificada tras años de infravaloración.

Los escépticos, en cambio, recuerdan que los mercados de materias primas tienden a sobrerreaccionar en ambos sentidos. Un repunte del 8% en un día y de más del 100% en plazos relativamente cortos suele venir acompañado de fases de corrección brusca cuando desaparece el catalizador inmediato o cuando los bancos centrales sorprenden con un giro más duro.

El diagnóstico prudente se sitúa a medio camino: el nivel actual de la plata puede reflejar un nuevo rango estructural más alto, pero la velocidad de la subida apunta a una componente especulativa significativa. Para el inversor minorista, la lección es clara: entrar en máximos exige más disciplina de riesgo, horizontes de inversión más largos y la renuncia explícita a “cazar el último dólar” de la tendencia.