Reino Unido se estanca: la inflación sigue en 3,8% mientras los precios industriales presionan al Banco de Inglaterra
El Reino Unido registró en septiembre una inflación general del 3,8%, igual que en los dos meses anteriores, según informó la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS). Aunque el dato fue ligeramente inferior a lo previsto, los precios de producción industrial —una referencia clave para medir la presión de costes empresariales— subieron un 3,4% interanual, lo que apunta a una inflación estructural más persistente de lo esperado.
La economía británica continúa mostrando señales contradictorias. Por un lado, la inflación general se mantiene estable y por debajo de los picos alcanzados en 2022; por otro, el aumento en los precios industriales y de los bienes manufacturados sugiere que la presión inflacionaria sigue latente en algunos sectores clave.
De acuerdo con el informe de la ONS, el Índice de Precios al Consumidor (CPI) se mantuvo sin cambios respecto a agosto, en el 3,8% interanual, una cifra que se sitúa por debajo de las previsiones del mercado. La estabilidad se explica, principalmente, por la caída en los costes del transporte, que registraron un descenso del 3,3% anual, compensando las subidas en ropa y calzado (+2,4%), educación (+1,5%) y restauración y hoteles (+0,8%).
Sin embargo, los precios de producción —que reflejan los costes de las fábricas británicas— aumentaron un 3,4% interanual, impulsados por la alimentación (+4,6%) y los vehículos y equipos de transporte (+6,4%). En términos mensuales, ambos sectores retrocedieron ligeramente (-0,1%), lo que podría ser una señal temprana de moderación.
El informe también destaca que los precios de entrada a las fábricas (input prices) cayeron un 0,1% mensual, aunque el índice anual se mantuvo positivo en +0,8%, reflejando que los costes de los insumos importados aún no regresan a niveles prepandemia.
Analistas consultados por Reuters señalan que esta combinación de inflación estable y costes industriales al alza podría complicar las decisiones del Banco de Inglaterra (BoE). Aunque el mercado anticipa una pausa prolongada en las subidas de tipos de interés, los incrementos en los precios de producción podrían obligar al banco central a mantener una postura restrictiva por más tiempo.
El economista jefe de Capital Economics, Paul Dales, comentó que “la inflación subyacente sigue demasiado alta para que el Banco de Inglaterra se relaje”. A su juicio, el crecimiento salarial y la rigidez en los precios de los servicios sugieren que la inflación podría estabilizarse cerca del 3% hasta mediados de 2026, lejos del objetivo del 2%.
El Índice de Precios al Consumidor con costes de vivienda (CPIH), una medida más amplia, subió un 4,1% anual y un 0,1% mensual, mientras que la inflación subyacente, que excluye alimentos y energía, se mantuvo estable en 3,5%.
El dato de septiembre refuerza la sensación de que el Reino Unido ha entrado en una fase de desinflación lenta y desigual, donde la energía deja de ser un problema, pero la presión sobre los precios industriales persiste. Con los precios de fábrica al alza y la inflación general estancada, el Banco de Inglaterra deberá equilibrar su estrategia para evitar un freno al crecimiento sin perder el control sobre la estabilidad de precios.