La inflación da una señal de alivio antes de la decisión de tipos

Inflación en EE. UU. cae a 3% en septiembre, sorpresa por debajo de lo previsto

Wall Street
El último dato de inflación en Estados Unidos trae cierto respiro: el índice de precios al consumidor creció menos de lo previsto en septiembre. Sin embargo, la cifra sigue lejos del objetivo del 2 % y la pregunta clave persiste: ¿estamos ante una desinflación sostenible o solo ante una pausa antes de otro repunte?

El informe de inflación de septiembre llegó, por fin, en medio de un clima económico rodeado de incertidumbre. Con el gobierno parcialmente paralizado, este CPI era uno de los pocos indicadores oficiales que podían publicarse. Por eso, además de ser un dato macroeconómico, era una señal de orientación, una brújula en medio de una semana de dudas en los mercados.

La inflación subió un 3 % interanual y un 0,3 % mensual, por debajo de lo que esperaba el consenso. El dato “core”, que excluye alimentos y energía, también quedó en el 3 %.
No es una caída, pero sí es menos presión de la prevista. Y eso, en un momento donde el mercado mira cada decimal con lupa, importa.

¿Qué nos dice este dato?

Podemos resumirlo así:

  • La inflación sigue moderándose, pero lentamente.

  • No está “resuelta”, pero tampoco está descontrolada.

  • La Reserva Federal recibe señales que justifican un recorte de tipos, probablemente en su reunión de la próxima semana.

Los precios de la gasolina subieron con fuerza en el mes, impulsando parte del dato, pero otros componentes mostraron signos de calma:

  • La vivienda, tradicionalmente rígida, solo avanzó un 0,2 %.

  • Los alimentos subieron un 0,2 %.

  • Los servicios sin vivienda también apenas se movieron.

Son detalles técnicos, sí. Pero detrás de ellos está la gran cuestión:
¿la economía se está enfriando de manera ordenada o se está ralentizando demasiado?

El equilibrio que la Fed intenta proteger

La Reserva Federal lleva meses repitiendo lo mismo: necesita un aterrizaje suave, es decir, frenar la inflación sin provocar una recesión. Pero ese equilibrio es frágil.

Por un lado, los precios están bajando, pero el objetivo del 2 % sigue lejos.
Por otro lado, el mercado laboral muestra señales de desgaste:

  • Las nuevas contrataciones se han enfriado.

  • El ritmo de creación de empleo no es el de hace un año.

Si la Fed espera demasiado, corre el riesgo de que la desaceleración económica se convierta en paro y pérdida de poder adquisitivo.
Si actúa demasiado rápido, corre el riesgo de reactivar la inflación.

Por eso el dato de hoy no solo se celebra: se interpreta.

¿Qué pasa ahora?

Los mercados ya se han pronunciado:

  • Las bolsas reaccionaron al alza tras el dato.

  • Los rendimientos de los bonos descendieron, anticipando el recorte de tipos.

A esta hora, los traders dan por hecho un recorte de 0,25 puntos.
Y algunos incluso comienzan a proyectar otro en diciembre.

Pero el futuro no está escrito.
Hay dos riesgos que siguen latentes:

  1. Los aranceles y tensiones comerciales aún no se han trasladado por completo a los precios.

  2. El mercado laboral puede enfriarse más de lo deseado.

La lectura final

Este dato es un alivio.
Pero no es el final de la historia.

  • La inflación ya no es el incendio que era hace un año.

  • Pero tampoco es un fuego apagado.
    Es una hoguera que todavía hay que vigilar, alimentada por energía, vivienda y tensiones geopolíticas.

Lo importante es lo que viene ahora: la Fed tiene que decidir si corta la llama o si aviva la brasa.