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WTI +1,5% y Brent +1,4%: el petróleo repunta tras la nueva incautación de EE. UU. cerca de Venezuela

EPA/TANNEN MAURY

El petróleo inicia la semana con subidas superiores al 1% después de que Estados Unidos confirmara la incautación de otro buque sancionado frente a la costa venezolana en aguas internacionales del Caribe y, según reportes, tratara de interceptar un tercero. El mercado vuelve a poner precio a un riesgo clásico: cuando la geopolítica se mete en las rutas marítimas, el “premio” del barril suele reaparecer.

El mercado del crudo arranca la semana navideña con un tono claramente más firme. Los precios del petróleo subieron más de un 1% el lunes tras conocerse que Estados Unidos incautó otra embarcación sancionada cerca de la costa de Venezuela, en aguas internacionales del mar Caribe, y que además estaría intentando interceptar un tercer buque. En un entorno de menor liquidez por la cercanía de las fiestas, cualquier noticia que afecte a rutas marítimas, cumplimiento de sanciones o riesgo de escalada suele trasladarse con rapidez a la cotización.

En concreto, el West Texas Intermediate (WTI) para entregas de febrero avanzó alrededor de un 1,50% y se situó en el entorno de los 57,44 dólares por barril. El Brent, referencia global, también para febrero, subió cerca de un 1,37% hasta aproximarse a 61,41 dólares. Los niveles, por sí mismos, no implican un shock de oferta inmediato, pero sí reflejan un ajuste en la prima de riesgo asociada a la región y a la intensidad del enforcement estadounidense.

La chispa: incautación, sanciones y el “efecto ruta”

El detonante de la subida está en la combinación de acción operativa y mensaje político. La incautación de un buque sancionado no es solo un evento policial o militar: para el mercado energético es una señal de que la administración estadounidense está dispuesta a elevar el coste de la evasión de sanciones. Ese detalle importa porque una parte del comercio de crudo en zonas tensionadas puede depender de redes logísticas complejas, cambios de bandera, transferencias barco a barco y otros mecanismos que intentan esquivar controles.

Cuando el mercado percibe que el “riesgo de interrupción” ya no es hipotético —porque hay interdicciones reales— el precio del crudo tiende a incorporar un colchón adicional. No se trata necesariamente de barriles que desaparecen hoy del mercado, sino de la posibilidad de que se encarezcan los fletes, se ralenticen trayectos, aumenten las primas de seguro o cambien las rutas. En términos prácticos, una parte del repunte puede explicarse por la recalibración de esos costes y por la necesidad de cobertura (hedging) ante una semana de volumen reducido.

Trump no descarta un conflicto: la geopolítica vuelve al centro del barril

El movimiento también recoge el impacto de la retórica. En las últimas horas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no descartó un escenario de guerra con Venezuela, aunque afirmó que el presidente venezolano Nicolás Maduro “sabe exactamente lo que quiero”. Para el mercado, este tipo de declaraciones tiene un efecto inmediato: sube la probabilidad (aunque sea marginal) de un escenario de choque o de mayor presión, y eso tiende a inflar la prima de riesgo del crudo, incluso si no se materializa en medidas concretas en el corto plazo.

En materias primas, la percepción es casi tan relevante como la realidad física: una amenaza creíble a la estabilidad de una zona de tránsito o a la operativa de buques sancionados puede activar compras tácticas, sobre todo en un momento del año en el que muchos operadores prefieren no quedarse expuestos a un titular “fuera de guion” durante el parón.

Por qué el repunte llega ahora: liquidez navideña y sensibilidad del mercado

La semana previa a Navidad suele amplificar movimientos. Con menos participantes activos, órdenes relativamente pequeñas pueden provocar desplazamientos más visibles. Eso no significa que el mercado esté entrando en pánico; significa que el precio responde con mayor elasticidad. En este contexto, una noticia que afecte a sanciones y a navegación en el Caribe tiene más capacidad de mover el barril que en una semana “normal” de alto volumen.

Además, el crudo venía de periodos de corrección y de debates sobre demanda global, por lo que cualquier catalizador de riesgo geopolítico puede funcionar como “chispa” para un rebote técnico. El resultado es un mercado que no necesariamente está anticipando escasez inmediata, pero sí está dispuesto a pagar algo más por la cobertura ante un escenario más incierto.

Implicaciones: inflación, transporte y el mapa de riesgos para 2026

Las subidas del crudo, aunque sean moderadas, importan por su efecto en cadena. El petróleo influye en costes de transporte, en la evolución de combustibles y, con ello, en componentes sensibles de inflación. Si el repunte se consolida, puede complicar la narrativa de desinflación que suele favorecer a los bancos centrales y a los activos de riesgo. Si, por el contrario, el alza se diluye tras el titular, el impacto quedará en un episodio de corto plazo.

Mirando a 2026, el mercado observa dos vectores: primero, el ritmo y la intensidad de la presión estadounidense sobre flujos energéticos sancionados; segundo, la capacidad de Venezuela para responder en el plano diplomático o legal y el riesgo de que el pulso escale en el ámbito marítimo. En energía, la frontera entre política exterior y precio es delgada: un cambio en enforcement o un incidente en ruta puede mover el barril más que un dato macro en una semana corta.

Qué vigilar a partir de aquí

En las próximas sesiones, el foco estará en la confirmación de nuevos intentos de interdicción, en la reacción oficial de Caracas y en si el episodio se traduce en un aumento sostenido de la prima de riesgo. En paralelo, el mercado seguirá mirando el comportamiento relativo entre WTI y Brent: si el diferencial se ensancha o se estrecha, puede aportar pistas sobre dónde se percibe mayor tensión logística.

Por ahora, el mensaje es nítido: el crudo vuelve a reaccionar a la geopolítica. Y en un mercado con menor liquidez por Navidad, esa reacción tiende a verse antes, más rápido y con menos paciencia.