Anthropic pone sobre la mesa 50.000 millones para levantar la red de IA más ambiciosa de EE.UU. y seguir el pulso a OpenAI
La compañía de Dario Amodei ha anunciado un plan de inversión de 50.000 millones de dólares para desplegar nuevos centros de datos de inteligencia artificial en Estados Unidos, con Texas y Nueva York como ejes, y con la creación prevista de 800 empleos permanentes y 2.400 de obra. La operación encaja con la estrategia de la Casa Blanca de Donald Trump de acelerar la infraestructura tecnológica propia frente a la competencia global y consolida a Anthropic como uno de los actores que más rápido está escalando en la economía de la IA.
Anthropic, la startup de IA fundada por los hermanos Amodei y que ya forma parte del núcleo duro de proveedores de modelos avanzados, ha decidido dar un salto de escala y hacerlo en casa. La empresa destinará 50.000 millones de dólares a construir y equipar centros de datos especializados en cargas de IA en varios estados, empezando por Texas y Nueva York, con el objetivo declarado de disponer de la capacidad suficiente para entrenar y servir modelos más potentes en los próximos años. Se trata de una cifra muy por encima de lo que venía invirtiendo el sector y que la coloca en la misma conversación que los grandes despliegues de sus socios y rivales.
La compañía ha detallado que el proyecto tendrá un impacto directo en empleo: 800 puestos estables cuando las instalaciones estén operativas y unos 2.400 empleos temporales vinculados a la construcción. El calendario interno sitúa la entrada en servicio de los primeros centros a lo largo de 2026, lo que da una idea de la velocidad que busca Anthropic para no perder terreno en una industria que se mueve al ritmo de los chips y de la energía disponible.
Este movimiento no llega en el vacío. Desde 2024 la empresa ha ido asegurándose músculo financiero y acceso a computación gracias a acuerdos con Amazon (4.000 millones de dólares) y al apoyo previo de Google, que tomó una participación en 2023, además de rondas posteriores que la han disparado en valoración. Esa base le permite ahora plantear una inversión puramente de infraestructura, menos vistosa que un nuevo modelo de IA generativa pero absolutamente necesaria para que esos modelos existan y lleguen a clientes empresariales, Administración y defensa.
La decisión también tiene un ángulo político. La Administración Trump ha colocado en su agenda el refuerzo de la infraestructura crítica de datos e inteligencia artificial en territorio estadounidense para reducir dependencias y competir con los grandes polos tecnológicos de Asia y Europa. Un proyecto como el de Anthropic, que se reparte en varios estados y moviliza empleo industrial y altamente cualificado, es un aliado perfecto para ese relato de reindustrialización tecnológica que la Casa Blanca viene defendiendo desde enero.
En el plano competitivo, los 50.000 millones envían una señal directa a OpenAI y al resto de players que están cerrando acuerdos multibillonarios para asegurarse chips, energía y centros de datos: la carrera ya no es solo por quién tiene el modelo más creativo, sino por quién puede escalarlo sin cuellos de botella. Anthropic viene de integrar sus modelos en grandes plataformas empresariales y de advertir sobre el impacto laboral de la IA, pero al mismo tiempo insiste en que los avances de próxima generación —los que permitirán acelerar descubrimiento científico o resolver problemas complejos— requieren exactamente este tipo de infraestructura masiva.
Para el tejido económico estadounidense, la noticia tiene una lectura clara: si las empresas de IA empiezan a fijar centros de datos en su territorio y no solo a alquilar capacidad en la nube, se activa una cadena de proveedores de energía, refrigeración, seguridad y mantenimiento que hasta ahora estaba más ligada a los hyperscalers tradicionales. Y para Europa, donde la conversación todavía está más centrada en la regulación que en el despliegue físico, el anuncio de Anthropic marca el listón de lo que se está moviendo al otro lado del Atlántico.