3I/ATLAS

3I/ATLAS y las “fotos imposibles”: la física que desmonta las imágenes virales

Filipp Romanov
Los límites de difracción de los telescopios hacen inviable que aficionados capturen la forma del objeto interestelar 3I/ATLAS, pese a las supuestas “imágenes detalladas” que circulan en redes.

El paso del objeto interestelar 3I/ATLAS ha generado una intensa campaña de observación entre astrónomos profesionales y aficionados, pero también una avalancha de vídeos y publicaciones en redes que aseguran mostrar «imágenes súper detalladas» de su forma. La comunidad científica lo desmiente: con los telescopios actuales, es físicamente imposible resolver el núcleo del objeto desde la Tierra. Todo lo que se obtiene en las imágenes es su coma, el halo difuso de gas y polvo que lo rodea, mientras las mediciones serias se coordinan para complementar los datos de naves en órbita de Marte y de sondas solares, muy lejos del ruido viral de internet.

En paralelo, la lista profesional Comets-ML recoge informes detallados de brillo y tamaño de la coma, con observaciones desde Namibia, Chile o Australia, y confirmaciones cruzadas desde satélites como GOES-19 o el conjunto PUNCH. Frente a ello, los astrónomos recomiendan desconfiar de cualquier supuesto “descubrimiento” que llegue sin datos técnicos de equipo, filtros, tiempos de exposición y posición precisa.

Una campaña coordinada desde la Tierra y Marte

El astrónomo Marshall Eubanks recordó a comienzos de octubre, en un mensaje titulado «Terrestrial observations of the ISO 3I/ATLAS in support of spacecraft observations from Mars», que los días 2 y 3 de octubre serían clave: en esas fechas, 3I/ATLAS pasaba relativamente cerca de Marte y sería observado por sondas en órbita del planeta rojo.

Eubanks animó expresamente a los observadores terrestres a obtener imágenes durante ese intervalo: las vistas desde la Tierra, con una geometría diferente, son un complemento valioso para interpretar los datos de las naves marcianas. La petición tuvo respuesta: observadores de distintos continentes comenzaron a aportar fotometría y medidas de coma a la lista Comets-ML, generando una base de datos compartida en tiempo casi real.

A mediados de mes, cuando el objeto se acercó aún más al Sol y la elongación solar cayó hasta unos 20 grados, Eubanks señaló que las observaciones ópticas convencionales desde la Tierra se habían reducido drásticamente y que, durante aproximadamente un mes, la comunidad tendría que apoyarse sobre todo en las observaciones espaciales.

ccor1-3iatlas Worachate Boonplod

Qué muestran de verdad las imágenes

Los testimonios que llegan desde la lista Comets-ML son claros: las imágenes serias no enseñan una “nave” ni una roca perfectamente perfilada, sino comas difusas de varios minutos de arco y magnitudes en torno a la 11-12.

El observador Thomas Lehmann, trabajando de forma remota desde Namibia con filtro verde, reportó a finales de septiembre magnitudes totales (m1) de 11,5–11,2 y comas entre 4,5 y 5,1 minutos de arco, con el cometa apenas a 13-16 grados sobre el horizonte. Días después, Michael Jäger y Gerald Rhemann describieron también desde Namibia una coma interna de unos 2 minutos de arco y una externa de hasta 4 minutos, sin rastro de cola en el canal verde, y una magnitud aproximada entre 11,5 y 12,0 bajo fuerte luz de Luna.

El 2 de octubre, el astrónomo aficionado Filipp Romanov observó 3I/ATLAS de forma remota desde el valle de Río Hurtado (Chile) con el telescopio iTelescope T75 (reflector de 0,25 m f/3,8 y cámara CMO). En una única exposición de 180 segundos con filtro verde midió una magnitud G de +12,5, comparada con estrellas de Gaia DR2, y en una imagen apilada (3×60 s + 2×180 s) obtuvo un diámetro de coma de 0,5 minutos de arco. Romanov publicó sus resultados en el hilo «Re: Terrestrial observations of the ISO 3I/ATLAS in support of spacecraft observations from Mars» y subió las imágenes a Wikipedia, donde se han incorporado a una galería en Wikimedia Commons.

Incluso pequeños equipos comerciales, como el Seestar S50 utilizado por Andrew Pearce desde un cielo urbano con contaminación lumínica y humo, han logrado registrar al cometa cerca de los 28 grados de elongación solar, siempre como una mancha borrosa de baja resolución, nunca como un cuerpo sólido con rasgos geométricos definidos.

Por qué es imposible ver la “forma” de 3I/ATLAS

La razón de fondo es la difracción de la luz. Todo telescopio tiene un límite de resolución angular: por grande que sea, llega un punto en el que la luz se comporta como una onda y los detalles más finos quedan inevitablemente borrosos.

Tomando valores aproximados para 3I/ATLAS:

  • Diámetro del núcleo: ~5,6 km

  • Distancia a la Tierra (4 de octubre): ~3,72 × 10⁸ km

El tamaño angular del objeto en el cielo es del orden de:

  • θ ≈ 1,5 × 10⁻⁸ rad0,00311 segundos de arco3,11 milisegundos de arco (mas)

Con el criterio de Rayleigh y una longitud de onda típica de luz verde (λ ≈ 550 nm), el diámetro mínimo del telescopio (D) necesario sería:

  • Para resolver el núcleo completo de 5,6 km como un disco: D ≈ 44,5 m

  • Para detalles de 1 km en la superficie: D ≈ 249 m

  • Para detalles de 100 m: D ≈ 2,5 km

  • Para detalles de 10 m: D ≈ 25 km

En la práctica, esto significa que ni siquiera los mayores telescopios existentes —ni en tierra ni en el espacio— pueden empezar a resolver la forma del núcleo. Mucho menos un telescopio aficionado. Lo único accesible es la estructura global de la coma y, con mucha dificultad, variaciones de brillo que podrían indicar chorros o asimetrías, pero nunca un contorno nítido del cuerpo sólido.

Por eso, los astrónomos insisten en que las supuestas imágenes de “alta definición” del objeto que circulan por redes sociales no son creíbles: en el mejor caso son interpretaciones exageradas de una mancha difusa; en el peor, simples artefactos, polvo en la óptica o confusiones con otros objetos.

De ALMA a GOES-19: cuando toman el relevo las naves espaciales

A medida que 3I/ATLAS se ha ido acercando al Sol, la elongación solar ha ido cayendo por debajo de los límites operativos de muchos observatorios. El propio Eubanks recordaba que el radiotelescopio ALMA tiene una restricción de unos 15 grados de elongación en su sistema de planificación cuando el objetivo no es el Sol, por motivos de contaminación por la radiación solar y problemas en las calibraciones atmosféricas. Entre el 11 y el 30 de octubre, el objeto ha quedado fuera de su ventana de observación, precisamente alrededor del perihelio.

En paralelo, otros instrumentos espaciales han empezado a seguirlo: el coronógrafo CCOR-1 a bordo del satélite NOAA GOES-19 ha detectado al cometa con facilidad, con un brillo comparable al de estrellas de magnitud ~11, según informó Worachate Boonplod. Estos datos encajan razonablemente bien con las magnitudes derivadas del Wide Field Imager (WFI) de la misión PUNCH y con los modelos de brillo que maneja el grupo de Eubanks.

3I/ATLAS ha salido ya del campo de visión del WFI y ha pasado al Narrow Field Imager, mientras otras misiones, como Juice, están programadas para empezar sus observaciones en noviembre. Durante semanas, buena parte de la información más precisa llegará, por tanto, desde el espacio, y no desde telescopios situados en la superficie terrestre.

Cuando las redes confunden cometas

El contraste entre el rigor de la lista Comets-ML y algunos canales de internet quedó patente cuando el canal de YouTube “VerdadOculta” afirmó disponer de un vídeo estereoscópico de 3I/ATLAS y pidió confirmación al grupo.

La respuesta fue inmediata: el astrónomo Qicheng Zhang aclaró que las imágenes correspondían en realidad al cometa C/2025 R2 (SWAN), no al objeto interestelar, aportando incluso un clip y una imagen en coronógrafo para documentar la identificación correcta. El intercambio puso de relieve la importancia de contar con fechas precisas, posiciones exactas y contexto instrumental antes de atribuir cualquier objeto a 3I/ATLAS.

En paralelo, otros participantes, como Ignacio Ferrín, insistían en la necesidad de que quienes suben imágenes, como Andrew Pearce, acompañen sus aportaciones con estimaciones de magnitud, recordando que sin datos cuantitativos las imágenes tienen un valor científico muy limitado.

Ciencia frente a ruido viral

El caso de 3I/ATLAS ilustra un choque cada vez más frecuente entre la astronomía de precisión y la lógica viral de las redes sociales. Mientras grupos de observadores coordinados miden magnitudes, diámetros de coma y geometrías de observación para alimentar modelos y apoyar a las misiones espaciales, proliferan en paralelo vídeos y montajes que prometen “ver la nave” o “la forma” del objeto, en abierta contradicción con la óptica más básica.

Para la comunidad astronómica, el mensaje es doble. Por un lado, 3I/ATLAS es un laboratorio excepcional para entender mejor los visitantes interestelares y poner a prueba la capacidad conjunta de telescopios terrestres y espaciales. Por otro, se ha convertido en un recordatorio pedagógico de que, cuando se habla de imágenes imposibles de objetos a cientos de millones de kilómetros, la difracción y la geometría pesan mucho más que cualquier filtro dramático de vídeo.