Escasez, tesorería cripto y rally bursátil: el nuevo tablero corporativo

¿Moda o cambio de era? Empresas compran BTC y baten al mercado

In this photo illustration, two Bitcoins are seen on displayed on the table.
La naturaleza limitada del bitcoin y el apetito creciente de las compañías por incorporarlo a sus tesorerías están tensando la oferta y elevando el valor de las carteras corporativas más expuestas a cripto. El boom de 2024, impulsado por los ETF al contado y un clima político más favorable, ha derivado en revalorizaciones de hasta el 500% en determinados valores.

La escasez es, desde su diseño, la seña de identidad del bitcoin. Ese “techo” de 21 millones de unidades se ha convertido en una ventaja competitiva para quienes lo acumulan con visión de largo plazo. Además de que el mercado ve ese ATH en bitcoin, "All Time High" como la canción de 1983 de Rita Coolidge. En los últimos trimestres, además del empuje de los ETF al contado, han sido las propias empresas —cotizadas y privadas— las que han acelerado la presión sobre la oferta al integrar criptoactivos en sus políticas de tesorería. El resultado es doble: menos unidades disponibles en el mercado y una prima de valoración para las firmas que más acumulan, que el parqué ha premiado con alzas que en algunos casos superan el 500% en lo que va de año.

Unos momento que a día de hoy muestra de nuevo crecimiento:

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El giro corporativo obedece a una lógica clara de asignación de capital. En un contexto de tipos en descenso y rendimientos menguantes en depósitos y bonos, bitcoin y, en menor medida, ethereum, se han abierto paso como activos alternativos capaces de mejorar la rentabilidad esperada de caja. Es cierto que esta apuesta eleva el perfil de riesgo y la volatilidad de los estados financieros, pero el mercado no solo no lo penaliza: lo celebra cuando la tesis de escasez y adopción se traduce en plusvalías latentes y opcionalidad estratégica. Incluso anuncios de compras acompañados de ampliaciones de capital han desencadenado rallys en las acciones de las compañías más activas.

En ese tablero, la narrativa de “jefes” del bitcoin gana peso. Dejando al margen las posiciones de los ETF, las empresas suman ya más del 6,65% del total de bitcoins que podrán existir. Strategy (antes MicroStrategy) se ha consolidado como líder indiscutible: su cartera alcanza los 640.000 BTC, el 3,04% del suministro máximo, valorados en torno a 76.000 millones de dólares a precios de mercado. Tras ella, despuntan Block.one con 140.000 BTC (0,667%) y Tether, uno de los mayores emisores de stablecoins, con un 0,441%. El top corporativo lo completan Marathon Digital (0,25%), BitMex (0,238%), Xapo Bank (0,185%), Twenty One Capital (0,17%), los acreedores de Mt. Gox (0,163%), Bullish (0,116%) y River Financial (0,101%). Un peldaño por detrás se sitúa Metaplanet —apodada “la Strategy japonesa”— con un 0,096%, y más rezagada queda Tesla, pionera en su día, con el 0,055%.

Ethereum ha pasado de ser un complemento a "querer" ser una palanca de diferenciación para ciertos perfiles de riesgo. La fuerte racha de ether ha multiplicado el atractivo bursátil de quienes lo han priorizado frente a bitcoin. Bitmine Immersion Technologies se ha colocado al frente con el 2,19% del suministro total de ETH, liderazgo que ha desatado un 570% de subida en el año. Con distancia, le siguen SharpLink Gaming (0,69%) y The Ether Machine (0,41%). El top ten se completa con Ethereum Foundation (0,18%), PulseChain (0,14%), Coinbase (0,11%), Bit Digital (0,10%) y el trío ETHZilla Corporation, Mantle y Golem Foundation (0,08% cada una). Aunque Bitcoin no se parece nada en las raíces a Ethereum.

Para el inversor, la lectura es inequívoca: la escasez programada y la demanda institucional —vía ETF y balance corporativo— están redefiniendo las primas de valoración. Para el gestor financiero, el reto pasa por institucionalizar esta clase de activo: gobernanza y límites de exposición, contabilidad y auditoría, liquidez y custodia, y una comunicación transparente con el mercado sobre riesgos y escenarios. Quien logre equilibrar ambición y disciplina puede capturar el upside de la escasez sin comprometer la resiliencia del negocio.

Mirando adelante, tres vectores moverán la aguja: la velocidad de adopción en tesorerías no financieras, la evolución regulatoria que facilite (o restrinja) el uso de cripto en balance, y el comportamiento cíclico de los precios tras los últimos máximos. Lo que ya es evidente es que, en la economía de la escasez digital, acumular temprano y a escala se ha convertido en una ventaja que el mercado sabe valorar.