Un proyecto bipartidista busca bloquear licencias de exportación para los semiconductores punteros de Nvidia

El Senado de Estados Unidos quiere vetar las ventas de chips a China durante 30 meses

EPA/RITCHIE B. TONGO

Un grupo de senadores de Estados Unidos ultima la presentación de la “Secure and Feasible Exports Chips Act”, una ley que impediría durante 30 meses la concesión de licencias de exportación de chips avanzados a China, incluidos los modelos Blackwell y H200 de Nvidia. La iniciativa llega justo cuando la Casa Blanca sopesa relajar las restricciones, y marca un nuevo pulso entre el Capitolio y la administración Trump sobre hasta dónde tensar la guerra tecnológica con Pekín.

En qué consiste la “Secure and Feasible Exports Chips Act”

Según el borrador de la legislación, la “Secure and Feasible Exports Chips Act” prohibiría a la administración conceder licencias de exportación para determinados chips avanzados con destino a China durante un periodo de 30 meses. En la práctica, esto supondría cerrar la puerta a la venta de algunas de las joyas de la corona de Nvidia, como los chips Blackwell y H200, diseñados para cargas de trabajo de inteligencia artificial y centros de datos de alta capacidad.

El objetivo declarado de los promotores es claro: evitar que China acceda a semiconductores punteros que puedan reforzar sus capacidades militares, de vigilancia o de ciberseguridad, al tiempo que se protege la ventaja competitiva de las empresas estadounidenses en la carrera global por la IA.

Un frente bipartidista para frenar un posible giro de la Casa Blanca

La iniciativa está liderada por el republicano Pete Ricketts, presidente del subcomité de Asia Oriental de la Comisión de Exteriores del Senado, y por el demócrata Chris Coons, el miembro de más alto rango del mismo panel. Ambos han unido fuerzas en un raro frente bipartidista para blindar por ley un control estricto de las exportaciones de chips.

El proyecto llega en un momento delicado: la Casa Blanca está estudiando si permite a Nvidia exportar el chip H200 a China bajo ciertas condiciones. Con esta ley, el Senado busca impedir que la administración Trump flexibilice el marco regulatorio sin pasar por el Congreso.

El texto también cuenta con el respaldo de otros senadores de peso, como las demócratas Jeanne Shaheen y Andy Kim, y los republicanos Tom Cotton y Dave McCormick, lo que aumenta sus probabilidades de avanzar en la cámara alta.

Nvidia, en el centro del tablero tecnológico y político

El movimiento del Senado vuelve a situar a Nvidia en el epicentro de la tensión entre Washington y Pekín. La compañía se ha convertido en el proveedor de referencia de chips para inteligencia artificial, y China es uno de los mercados donde, pese a las restricciones, sigue habiendo un interés enorme por sus productos.

Para Nvidia, un veto de 30 meses a la exportación de sus chips más avanzados a China podría suponer:

  • Pérdida de ingresos potenciales en uno de los mayores mercados del mundo.

  • Mayor presión para reorientar su crecimiento hacia otros países y clientes corporativos.

  • Una intensificación del escrutinio regulatorio sobre sus diseños “adaptados” para esquivar límites anteriores.

Al mismo tiempo, la empresa se beneficia del mensaje político de fondo: el reconocimiento tácito de que su tecnología es estratégica para la seguridad nacional estadounidense.

Guerra de chips y pulso geopolítico a largo plazo

La posible aprobación de esta ley se inscribe en una guerra de chips que va mucho más allá de un capítulo puntual. Estados Unidos lleva años endureciendo el control sobre las exportaciones de tecnología avanzada a China, especialmente en campos como la IA, los superordenadores y las telecomunicaciones.

Con esta nueva propuesta, el Senado pretende:

  • Fijar por ley un listón mínimo de dureza en los controles de exportación.

  • Limitar el margen de maniobra de la Casa Blanca para negociar posibles flexibilizaciones.

  • Lanzar una señal a aliados y rivales de que el acceso de China a tecnología sensible seguirá bajo una vigilancia estricta.

Para las empresas tecnológicas, el mensaje es doble: el mercado chino seguirá siendo complicado y altamente regulado, pero, a la vez, la demanda global de chips avanzados —sobre todo en países aliados— continúa disparada, ofreciendo nuevas oportunidades de negocio.

En este contexto, la “Secure and Feasible Exports Chips Act” es algo más que una ley técnica: es un nuevo capítulo en la redefinición de la globalización tecnológica y en el pulso estratégico entre Washington y Pekín por el control del silicio más valioso del mundo.