China y Rusia desafían la hegemonía estadounidense: un nuevo orden mundial en marcha
El reciente desfile militar en China y los comentarios de Donald Trump han dejado claro que la política internacional está experimentando una transformación significativa, con el ascenso de un bloque emergente que desafía el liderazgo de Estados Unidos.
El 4 de septiembre de 2025, el escenario global presenció un giro hacia un nuevo orden mundial, con China y Rusia en el centro de la atención. Mientras tanto, Donald Trump, expresando su acostumbrado estilo combativo, acusó a estas naciones de conspirar en su contra. Este episodio refleja la creciente tensión en un contexto geopolítico donde Estados Unidos parece perder terreno frente a los emergentes bloques liderados por China y Rusia.
El desfile militar realizado en Pekín ha sido el símbolo más visible de esta transformación. Con la participación de más de veinte jefes de Estado, incluidos representantes de países clave como Irán, Corea del Norte y Venezuela, China no solo mostró su poderío militar, sino que también envió un mensaje claro al mundo: el poder está cambiando de manos. Este evento, sin embargo, fue mucho más que una exhibición de tecnología militar avanzada, como los misiles hipersónicos y los sistemas de armas de microondas; fue un claro indicador del cambio en la diplomacia global.
Lo más significativo es que, mientras China y Rusia consolidan su alianza, la reacción de Trump, centrada en acusaciones de conspiración, refleja la desesperación de Estados Unidos por mantener su posición hegemónica. Con más de 900 bases militares distribuidas por el mundo, Trump, a su vez, se enfrenta a una red de alianzas formadas por aquellos países que tradicionalmente han estado en la periferia del sistema internacional liderado por Occidente.
Analistas internacionales, como los expertos invitados al programa Todo es Geopolítica, destacan que lo que estamos presenciando no es solo una demostración de poder militar, sino una nueva forma de hacer política en el escenario global. Xi Jinping y Vladimir Putin han dado una "masterclass de política internacional", dejando claro que la política de confrontación y amenazas de Trump ha quedado atrás. En cambio, la nueva geopolítica se caracteriza por la formación de alianzas estratégicas, donde el enemigo de mi enemigo es ahora mi mejor amigo.
La clave de este nuevo orden mundial radica en las relaciones entre los países del bloque emergente, que buscan contrarrestar la influencia de Estados Unidos sin recurrir necesariamente a la guerra. Este bloque multipolar tiene como pilar a China, que con sus políticas económicas y militares, está desafiando la hegemonía occidental. Lo interesante de este cambio es que las alianzas entre China, Rusia y países como India e Irán están redefiniendo las dinámicas de poder global, y Estados Unidos se ve cada vez más aislado.
La confrontación de Trump con estos nuevos actores internacionales es un reflejo del fracaso de su política exterior, que ha dejado a Estados Unidos sin aliados firmes y con un liderazgo vacilante. A medida que países como India, Brasil y Sudáfrica se alinean más con las políticas de China y Rusia, la influencia de Occidente, y en particular de Estados Unidos, sigue en declive.
Este cambio de paradigma no es solo militar, sino también cultural y económico. Los países emergentes están creando un nuevo sistema internacional, donde la cooperación y las alianzas económicas reemplazan el intervencionismo militar tradicional de Occidente. Las nuevas generaciones, educadas en estos valores, están moldeando el futuro de la diplomacia y el comercio global, alejándose del modelo impuesto por Estados Unidos.
Lo que está en juego ahora es el liderazgo global en un mundo donde los antiguos imperios, como el estadounidense, ya no son los actores predominantes. En este nuevo tablero geopolítico, la pregunta es: ¿cómo se adaptará Estados Unidos a una realidad donde la hegemonía ya no es una opción?