El presidente colombiano respondió con dureza a las acusaciones de Donald Trump, quien amenazó con imponer aranceles a Bogotá por una supuesta falta de acción contra el narcotráfico

Choque diplomático: Petro desafía a Trump y le advierte —“No se equivoque, Colombia sí combate el narcotráfico”

El enfrentamiento entre Estados Unidos y Colombia escala a un nuevo nivel. Tras las declaraciones de Donald Trump, que acusó a Bogotá de “no hacer lo suficiente” contra el narcotráfico y advirtió sobre posibles aranceles punitivos, el presidente Gustavo Petro respondió con contundencia desde sus redes sociales: “No se equivoque, Colombia sí combate el narcotráfico. El principal enemigo del narcotráfico soy yo.”

La tensión diplomática entre Washington y Bogotá se disparó este lunes tras el cruce de declaraciones entre los presidentes Donald Trump y Gustavo Petro. En un mensaje que ha generado fuertes reacciones en América Latina, Trump aseguró que la Casa Blanca evalúa sanciones comerciales contra Colombia por “falta de compromiso real” en la lucha contra el narcotráfico.

“Colombia ha recibido apoyo durante años y los resultados no son suficientes. Estamos considerando medidas económicas si la situación no cambia”, afirmó el mandatario estadounidense durante una conferencia en Miami, donde volvió a vincular la crisis del fentanilo en Estados Unidos con el aumento del tráfico de drogas en América Latina.

La respuesta de Petro no tardó en llegar. Desde su cuenta en X (antes Twitter), el líder colombiano calificó las declaraciones como “una distorsión de la realidad” y defendió las políticas de su gobierno en materia de seguridad y lucha antidrogas. “El presidente Trump está engañado. Hemos decomisado más cocaína que cualquier otro país del mundo y estamos enfrentando el problema desde sus raíces sociales y económicas”, escribió.

Petro fue aún más directo al afirmar que su administración “ha declarado la guerra al narcotráfico desde una perspectiva de justicia social”, subrayando que su política no se basa únicamente en la represión, sino también en la sustitución de cultivos ilícitos y el desarrollo rural. “El principal enemigo del narcotráfico soy yo, y la historia lo demostrará”, sentenció.

El choque verbal llega en un momento delicado para las relaciones bilaterales. Colombia sigue siendo uno de los principales aliados estratégicos de Estados Unidos en América Latina, especialmente en temas de seguridad, defensa y lucha contra las drogas. Sin embargo, la nueva postura de Petro, más crítica con la política antidrogas tradicional y más abierta al debate sobre la legalización, ha generado fricciones constantes con Washington desde su llegada al poder.

Analistas internacionales advierten que, si Trump lleva adelante la imposición de aranceles, las exportaciones colombianas podrían verse seriamente afectadas, especialmente en sectores como el café, las flores y los productos agrícolas, pilares de la economía nacional.

“Un conflicto comercial con Estados Unidos sería un golpe directo a la economía colombiana”, advirtió el economista Felipe Campos. “Pero también reflejaría un cambio de época, donde América Latina empieza a contestar con firmeza a las presiones de Washington”.

Desde el Palacio de Nariño, fuentes del gobierno colombiano confirmaron que la Cancillería ya trabaja en un comunicado formal para responder a la amenaza de sanciones, y que Bogotá buscará el apoyo de otros países de la región para rechazar la medida.

Mientras tanto, la Casa Blanca no ha emitido una declaración adicional sobre el asunto, aunque medios estadounidenses aseguran que el Consejo de Seguridad Nacional está evaluando “opciones de respuesta”.

El enfrentamiento entre Petro y Trump marca uno de los mayores choques diplomáticos recientes entre Estados Unidos y América Latina. Mientras el presidente colombiano defiende su política antidrogas con un enfoque social, la Casa Blanca endurece su discurso comercial y político. En medio de esta disputa, el futuro de las relaciones entre Bogotá y Washington entra en una fase incierta, con el riesgo de que las tensiones económicas se sumen a un clima regional cada vez más polarizado.