El colapso de First Brands Group desnuda un riesgo invisibilizado en el crédito privado estadounidense
El colapso de First Brands Group y la implicación de la firma Onset Financial evidencian riesgos ocultos en el crédito privado estadounidense. Un análisis profundo sobre la transparencia, riesgos sistémicos y la creciente dependencia en financiamiento alternativo no bancario.
En el entramado financiero de Estados Unidos, donde el crédito privado floreció como alternativa frente a la banca tradicional, el colapso de First Brands Group ha encendido todas las alarmas. No es solo la magnitud de su deuda —cercana a los 12.000 millones de dólares—, sino el modo en que una firma poco conocida de leasing con sede en Utah, Onset Financial, terminó convirtiéndose en su mayor acreedora, con préstamos por casi 1.900 millones respaldados en inventarios y equipos en arrendamiento. ¿Qué revela este episodio sobre la opacidad y los riesgos acumulados en sectores financieros fuera del radar habitual? Aquí te contamos por qué este fracaso podría tener repercusiones mucho más profundas de lo que parece.
Durante la última década, el crédito privado ha ganado protagonismo en Estados Unidos como una vía de financiación alternativa frente a la banca tradicional. Empresas como First Brands Group encontraron en este modelo un oxígeno vital para crecer, aunque ese mismo combustible puede resultar explosivo.
En este escenario, firmas de leasing como Onset Financial han asumido un papel decisivo. La compañía otorgó sumas millonarias mediante arrendamientos de alto riesgo, es decir, préstamos garantizados con activos cuyo valor se vuelve incierto cuando la empresa prestataria entra en crisis.
Onset Financial: el acreedor inesperado
Cuando se habla de grandes prestamistas, la mente suele dirigirse a bancos o fondos de inversión de renombre. Sin embargo, esta empresa de Utah sorprendió al convertirse en el principal acreedor de First Brands, con casi 1.900 millones comprometidos.
Lo inquietante es su estrategia de crédito flexible, operando con menos regulación y transparencia, y financiando operaciones que los bancos tradicionales descartan por riesgo o falta de garantías sólidas. Esta práctica deja abierta la posibilidad de un efecto dominó en el sistema financiero.
Transparencia y diligencia en entredicho
El caso pone en tela de juicio la confianza depositada en el sector no bancario, que se ha sostenido sobre la idea de un riesgo controlado y una evaluación crediticia rigurosa. La realidad, sin embargo, parece diferente: falta de supervisión y opacidad, una combinación peligrosa que suele desembocar en crisis.
Expertos advierten que lo ocurrido con First Brands podría ser solo la punta del iceberg de una acumulación de riesgos sistémicos que hasta ahora permanecían fuera del escrutinio público.
Las sombras detrás del auge
¿Quién supervisa realmente el ascenso de estas “máquinas de crédito alternativo”? La respuesta es más difusa de lo que debería. La ausencia de reglas estrictas y el atractivo de financiar a quienes no obtienen crédito en la banca tradicional generan un caldo de cultivo ideal para nuevas turbulencias financieras.
Si estos riesgos no se abordan con transparencia y regulación efectiva, la estabilidad del sistema podría verse comprometida en el mediano plazo.
Reflexiones finales
La historia de First Brands y Onset Financial no solo es una advertencia para los inversores sobre la necesidad de cautela y análisis profundo. Es también un espejo que refleja un problema estructural del sistema financiero alternativo: un sector que a menudo opera con poca luz, lejos del escrutinio público.
El auge del crédito privado ha sido un salvavidas para muchas compañías, pero también un riesgo latente. ¿Está preparado el sistema para afrontar sus consecuencias? La pregunta queda abierta, urgente y necesaria.