EE.UU. al borde del colapso: el Senado bloquea por séptima vez los presupuestos y el cierre del Gobierno se agrava
El Senado estadounidense volvió a fracasar en la aprobación de una ley de gasto público, prolongando el cierre del Gobierno federal que ya suma nueve días. Ni republicanos ni demócratas ceden en una batalla que deja a casi un millón de trabajadores sin sueldo y amenaza con un impacto económico creciente.
El Congreso de Estados Unidos volvió a chocar contra el mismo muro político que lleva semanas paralizando al país. Por séptima vez consecutiva, el Senado no logró aprobar un proyecto de ley de financiación que habría reabierto parcialmente el Gobierno federal. La medida, impulsada por los republicanos, obtuvo 54 votos a favor y 45 en contra, quedándose por debajo de los 60 necesarios para avanzar.
Solo tres senadores demócratas apoyaron la propuesta, mientras un único republicano votó en contra, reflejando la profunda división que domina la política estadounidense. El líder de la mayoría republicana, John Thune, anunció que volverá a presentar la iniciativa, aunque reconoció que “las posturas siguen demasiado alejadas”.
La jornada parlamentaria fue un nuevo ejemplo del clima de bloqueo total en Washington. Horas antes, el Senado también había rechazado un plan alternativo de los demócratas, que proponía reabrir el Gobierno extendiendo los subsidios de la Ley de Atención Médica Asequible (Affordable Care Act) y revirtiendo recortes por casi un billón de dólares en Medicaid. Esa iniciativa cayó en una votación de 47 a 50, siguiendo una estricta línea partidista.
Mientras tanto, la crisis política se traduce en consecuencias reales: unos 900.000 trabajadores federales permanecen suspendidos de empleo, sin recibir salario, y 34.000 empleados del Servicio de Impuestos Internos (IRS) se encuentran entre los afectados. Oficinas cerradas, retrasos en servicios públicos y una creciente frustración social marcan ya el pulso de un país que empieza a sentir el peso de su parálisis institucional.
El presidente Donald Trump volvió a culpar a los demócratas por la situación, acusándolos de provocar “dolor y sufrimiento” al negarse a aceptar los recortes propuestos por la Casa Blanca. “Solo estamos eliminando programas demócratas”, afirmó, en una declaración que incendió aún más el clima político. La estrategia de confrontación total se mantiene como eje de su narrativa, en un año en el que las encuestas reflejan una polarización sin precedentes.
Los analistas alertan de que el cierre, que ya se extiende por nueve días, podría tener un impacto significativo en la economía estadounidense si se prolonga. Según estimaciones del Congreso, cada semana de parálisis cuesta más de 1.000 millones de dólares en productividad y servicios, mientras sectores como el transporte aéreo y la administración sanitaria comienzan a sufrir retrasos graves.
El estancamiento recuerda a los cierres de Gobierno de 2018 y 2019, cuando las pugnas políticas entre republicanos y demócratas llevaron al país al borde del colapso institucional. Pero esta vez, advierten los expertos, la falta de liderazgo claro y el clima preelectoral podrían convertir el bloqueo en una crisis de mayor envergadura.
Por ahora, ni la Casa Blanca ni el Senado muestran señales de ceder. Trump insiste en su política de austeridad selectiva y los demócratas se niegan a negociar bajo presión. En el centro del fuego cruzado, casi un millón de empleados federales aguardan una solución mientras el país más poderoso del mundo se detiene por su propio enfrentamiento político.