Crisis en Oriente Medio: Erdogan eleva la presión diplomática en Doha

Erdogan acusa a Israel de intentar “arrastrar a la región al caos” en la cumbre Árabe-Islámica

Erdogan acusa a Israel de intentar “arrastrar a la región al caos” en la cumbre Árabe-Islámica

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, lanzó un duro alegato contra el gobierno de Benjamin Netanyahu durante la cumbre extraordinaria Árabe-Islámica celebrada en Doha. Sus palabras apuntaron a que la estrategia israelí busca no solo perpetuar la violencia sobre Palestina, sino provocar una inestabilidad regional de gran escala.

La tensión en Oriente Medio volvió a elevarse en las últimas horas con la intervención del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en la cumbre extraordinaria Árabe-Islámica celebrada en Doha. El mandatario acusó al gobierno de Benjamin Netanyahu de mantener una estrategia que, a su juicio, no solo perpetúa lo que calificó como “masacres” contra el pueblo palestino, sino que también busca arrastrar a toda la región hacia un escenario de caos e inestabilidad.

El encuentro se convocó de urgencia tras un ataque israelí en Doha que tuvo como objetivo a altos cargos de Hamas reunidos para debatir una propuesta de alto el fuego impulsada por Estados Unidos. El bombardeo, que se saldó con varias víctimas mortales entre la delegación palestina y un agente de seguridad catarí, desató una fuerte ola de condenas internacionales, con críticas desde gobiernos árabes, organismos islámicos y organizaciones de derechos humanos que denunciaron una vulneración de la soberanía catarí y del derecho internacional.

Desde la tribuna, Erdogan endureció su discurso contra Israel, al que calificó de actuar con una “mentalidad sangrienta y expansionista”. El presidente turco insistió en que las acciones de Netanyahu constituyen un desafío directo a la estabilidad del Medio Oriente y aseguró que los responsables deben rendir cuentas a través de los mecanismos de la justicia internacional. Además, reclamó una respuesta conjunta de los países árabes e islámicos que vaya más allá de las declaraciones simbólicas, proponiendo sanciones económicas como vía de presión. Turquía, recordó, suspendió hace un año y medio su comercio bilateral con Israel, una decisión que afecta a intercambios valorados en más de 9.500 millones de dólares anuales.

Las palabras del dirigente turco llegan en un contexto de creciente malestar diplomático y de advertencias sobre un posible efecto dominó en la región. Analistas coinciden en que el conflicto ya no se limita a Gaza o Cisjordania, sino que amenaza con alterar las relaciones diplomáticas entre Israel y varios países árabes, frenar los procesos de normalización, tensar los equilibrios en el Golfo y complicar la seguridad energética y comercial en un momento de gran fragilidad internacional.

La cumbre de Doha, en la que participan líderes de distintos países de mayoría árabe y musulmana, estudia ahora medidas concretas que podrían traducirse en sanciones económicas coordinadas, rupturas diplomáticas o una mayor presión legal contra Israel en foros internacionales. Sin embargo, los retos son considerables: la implementación de sanciones requiere coordinación y asumir costes económicos propios, mientras que los mecanismos judiciales internacionales suelen ser lentos y dependen de consensos políticos difíciles de alcanzar.

Con este discurso, Erdogan refuerza su papel como uno de los principales líderes en dar voz a la causa palestina y como impulsor de un frente diplomático contra Israel. Su advertencia de que el gobierno de Netanyahu pretende “arrastrar al Medio Oriente al caos” añade una nueva capa de presión a un tablero regional marcado por la incertidumbre, donde las próximas decisiones podrían definir si se abre un camino hacia más confrontación o hacia un eventual freno a la escalada.