Oriente Medio al rojo vivo

Erdogan denuncia en la ONU que el liderazgo israelí está “completamente fuera de control” y advierte de un conflicto regional sin freno

Erdogan denuncia en la ONU que el liderazgo israelí está “completamente fuera de control” y advierte de un conflicto regional sin freno EPA/SPENCER PLATT / POOL

En la 80ª Asamblea General, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, acusó a Israel de extender la guerra más allá de Gaza y Cisjordania hacia Siria, Líbano, Irán y Yemen. Su intervención llega en plena ola de reconocimientos del Estado palestino por parte de aliados occidentales y con la ONU confirmando hambruna en Gaza.

Recep Tayyip Erdogan eligió la tribuna de Naciones Unidas para elevar el tono. “El liderazgo israelí está completamente fuera de control”, afirmó, enlazando dos ideas que vertebran su relato: Gaza se destruye “bajo el pretexto de Hamás” mientras la ocupación avanza en Cisjordania, y el teatro de operaciones se desborda hacia los países vecinos. El telón de fondo no es retórico. En los últimos días Israel ha intensificado sus ataques contra objetivos de Hezbolá en el sur del Líbano, mientras mantiene un pulso aéreo con Irán tras los choques de junio y replica a los lanzamientos hutíes con golpes selectivos en Yemen. Son episodios documentados por agencias internacionales que refuerzan el diagnóstico de un conflicto cada vez más regionalizado. 

El mandatario turco enmarca así su ofensiva diplomática para acelerar el reconocimiento de Palestina. En las últimas 48 horas, varios socios clave de Washington han formalizado o anunciado ese paso —entre ellos Reino Unido, Francia, Canadá, Australia, Portugal, Bélgica, Luxemburgo, Malta, Mónaco y Andorra—, alineándose con más de tres cuartas partes de los miembros de la ONU. Es una fractura visible en el bloque occidental que a su vez tensiona la relación con la Casa Blanca y con Jerusalén. 

La dimensión humanitaria atraviesa cada frase de su discurso. La ONU confirmó el 22 de agosto la hambruna en la gobernación de Gaza y alertó de su expansión; UNICEF reporta tasas de malnutrición infantil sin precedentes, mientras el sistema sanitario se hunde entre la falta de combustible, material y personal. Erdogan denunció amputaciones “sin anestesia”, hospitales fuera de servicio y una niñez atrapada entre desplazamientos forzados y hambre. Es, dijo, “el punto más bajo de la humanidad”. Los partes de OMS, UNICEF y la propia ONU apuntalan la gravedad del cuadro. 

Para Ankara, reconocer a Palestina no es un gesto simbólico sino una palanca para ordenar el “día después”: alto el fuego verificable, acceso humanitario sostenido y una hoja de ruta política que evite que Gaza y Cisjordania vuelvan a saltar por los aires. El mensaje encaja con la cobertura internacional de esta semana en Nueva York, que sitúa a Gaza como eje del debate y recoge la escalada de víctimas, desplazamientos y riesgos de expansión del conflicto a Siria, Líbano, Irán y Yemen. 

La advertencia de Erdogan dialoga, además, con la apertura de sesiones de António Guterres, que habló de “una era de perturbación temeraria y sufrimiento humano implacable”. Es la fotografía de un organismo que intenta rearmar su capacidad de mediación en medio de acusaciones cruzadas y de una guerra que hace tiempo desbordó sus márgenes originales.