Escándalo internacional: ministro colombiano estalla contra EE. UU. tras las sanciones —“¡Gringos, go home!”
El ministro del Interior de Colombia, Armando Benedetti, reaccionó con dureza tras ser incluido en la lista de sancionados por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos. En un mensaje publicado en X, denunció que las sanciones son una “injusticia imperial” y acusó a Washington de convertir su lucha antidroga en “una farsa armada”.
La crisis diplomática entre Colombia y Estados Unidos escaló un nuevo peldaño este viernes tras las declaraciones del ministro del Interior, Armando Benedetti, quien respondió con un mensaje desafiante a las sanciones impuestas por Washington.
“Por haber defendido la dignidad de mi país y decir que el presidente Gustavo Petro no es un narcotraficante, me pusieron en la lista de la OFAC sin yo haberlos atacado jamás”, escribió Benedetti en su cuenta oficial de X (antes Twitter). “Eso demuestra que todo imperio es injusto y que su lucha antidroga es una farsa armada. Para Estados Unidos, un pronunciamiento no violento equivale a ser un narcotraficante… ¡Gringos, váyanse a casa!”, sentenció.
Las palabras del ministro llegan horas después de que la OFAC sancionara al presidente Gustavo Petro, a su esposa Verónica Alcocer, a su hijo Nicolás Petro y al propio Benedetti, dentro de la más reciente ofensiva estadounidense contra las redes de narcotráfico en América Latina.
La medida implica el congelamiento de activos, restricciones financieras y prohibición de transacciones con entidades estadounidenses, una decisión que ha provocado un terremoto político en Bogotá y ha tensado al máximo las relaciones bilaterales con Washington.
Benedetti, uno de los colaboradores más cercanos de Petro, defendió su gestión y reiteró que su país “no aceptará ser tratado como un peón” en la estrategia de Estados Unidos contra el narcotráfico. “Nos sancionan por no someternos a sus intereses”, afirmó en declaraciones a medios locales, acusando a la Casa Blanca de usar las sanciones como “instrumento de coerción política”.
Mientras tanto, la tensión se agrava por el despliegue del grupo de ataque del portaaviones Gerald R. Ford en el Caribe, anunciado por el Pentágono con el argumento de “reforzar la lucha contra el tráfico de drogas”. Sin embargo, en Colombia, la medida se percibe como un acto de intimidación militar.
El presidente Gustavo Petro calificó las sanciones como un “ataque directo a la soberanía colombiana” y denunció que Washington intenta “imponer su narrativa de guerra al resto del continente”. La Cancillería colombiana ha convocado una reunión urgente con su embajada en Washington para definir una respuesta diplomática conjunta.
El episodio marca un punto crítico en la relación bilateral, tradicionalmente estratégica en materia de seguridad y cooperación antinarcóticos. Expertos en política internacional advierten que la tensión podría redefinir la posición de Colombia frente a Estados Unidos y acelerar su acercamiento político y económico hacia otros bloques, como los BRICS o China.
Por ahora, el mensaje de Benedetti resuena como un símbolo del nuevo tono desafiante del gobierno colombiano ante Washington: una mezcla de nacionalismo, resistencia política y ruptura diplomática que podría tener consecuencias profundas en la geopolítica regional.