España convoca al embajador israelí tras declaraciones de Gideon Saar y cancela contrato militar millonario
El Gobierno de España ha intensificado su confrontación diplomática con Israel tras las recientes afirmaciones del ministro de Exteriores israelí, Gideon Saar, quien acusó al presidente Pedro Sánchez y a su Ejecutivo de antisemitismo y de ser “enemigos de la verdad”. En respuesta, Madrid citó al embajador de Israel, cortó relaciones contractuales militares y suspende acuerdos clave, apuntando a un endurecimiento de su postura internacional en el conflicto de Gaza.
En las últimas jornadas, las relaciones diplomáticas entre España e Israel han entrado en una fase de fuerte tensión. El detonante fue la polémica afirmación del ministro de Exteriores israelí, Gideon Saar, quien acusó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y a su equipo de “ser enemigos de la verdad” y cuestionó lo que definió como una actitud de antisemitismo por parte del Ejecutivo español.
El Gobierno español, tras estas declaraciones, ha tomado medidas que reflejan no solo una respuesta diplomática, sino una estrategia más amplia de redefinición de sus relaciones con Israel. En primer lugar, convocó al embajador israelí Dana Erlich por segunda vez en una semana, tras anunciar que algunas afirmaciones hechas desde la oficina de Benjamin Netanyahu eran “falsas y calumniosas”. Además, España ha cancelado un contrato de unos 700 millones de euros para la compra de sistemas de lanzacohetes SILAM derivados de la firma israelí Elbit Systems, adjudicado en octubre de 2023.
Estas iniciativas se enmarcan en las políticas adoptadas por Madrid desde hace meses: el reconocimiento del Estado de Palestina (mayo de 2024), la suspensión de exportaciones de armamento hacia Israel, y medidas para vetar el acceso al país de personas consideradas responsables de delitos internacionales.
La tensión se ha visto también en el terreno deportivo: las protestas pro-palestinas durante la Vuelta a España obligaron a suspender la última etapa en Madrid, lo que generó debate sobre la participación de equipos ligados a Israel en competiciones internacionales. Pedro Sánchez llegó a pedir que Israel sea excluido de eventos deportivos hasta que cesen las acciones bélicas en Gaza, comparando su situación con la de Rusia tras la invasión de Ucrania.
Por su parte, Israel ha rechazado estas medidas. Ha tachado de “antiliberal” y “antisemita” el enfoque del Gobierno español, advirtiendo sobre las consecuencias diplomáticas de lo que considera una politización excesiva del debate internacional alrededor del conflicto. Saar, en particular, ha insistido que España está incurriendo en una postura hipócrita, mientras que Madrid mantiene que sus decisiones responden al derecho internacional y los derechos humanos.
Lo relevante es que estas acciones españolas no parecen ser reactivas aisladas, sino parte de una estrategia consolidada. El embargo de armas no es algo nuevo, sino que pretende “consolidarlo en ley”. También se enfrentan desafíos internos: la oposición política critica que estas políticas podrían aislar a España diplomáticamente y afectar intereses económicos ligados al comercio internacional y a acuerdos de defensa, mientras los socios de coalición defienden que la coherencia moral debe primar.
En suma, España ha decidido hacer visible su desacuerdo y actuar políticamente: convocatorias diplomáticas, cancelación de contratos militares, llamado al boicot deportivo, políticas de prohibición en puertos y espacio aéreo, y mayor alineamiento con organismos internacionales y agendas humanitarias. El riesgo es que esta escalada genere una ruptura más profunda con Israel, sin garantía de que las tensiones cedan sino más bien que se mantenga una postura más firme de ambas partes.