Estados Unidos y Trump amenazan con aranceles a Colombia: ¿qué riesgo supone para la economía nacional?
La reciente caída del PIB en Colombia se agrava por la amenaza de Estados Unidos de imponer aranceles y retirar ayudas económicas, un escenario que pondría en jaque al sector exportador y al crecimiento económico del país.
Colombia acaba de encajar un revés económico inesperado, con una caída del PIB del 2,1% en agosto, justo cuando la incertidumbre internacional suma más dudas al panorama local. La amenaza directa que llega desde Estados Unidos, encabezada por las declaraciones del expresidente Donald Trump, dibuja un escenario más complicado para el crecimiento del país. ¿Qué tan grave es ese riesgo? Veámoslo en detalle.
En los últimos meses, la economía colombiana ha mostrado signos de volatilidad, reflejados en un desplome del 2,1% en agosto, algo que no pasaba desde hace tiempo. A pesar de esta caída abrupta, los analistas mantienen una expectativa moderadamente optimista, proyectando un crecimiento del 2.5% para el próximo año.
Pero la bola de nieve no para ahí. El sector exportador, que supone cerca del 4% del PIB nacional, enfrenta hoy una amenaza que puede golpear con fuerza ese sector vital para la estabilidad macroeconómica. Es difícil no preocuparse ante tales noticias.
Donald Trump, desde su ald justificada influencia, anunció el fin de la ayuda económica directa a Colombia y advirtió sobre la imposición de aranceles comerciales. Si bien la ayuda financiera que recibe Colombia de EE.UU. no es un peso pesado para el PIB, el efecto secundario de los aranceles sí genera un serio motivo de alarma.
Los aranceles podrían encarecer las exportaciones colombianas, disminuyendo su competitividad y reduciendo ingresos cruciales. La experiencia histórica demuestra que medidas proteccionistas suelen erosionar las relaciones comerciales y, en última instancia, perjudicar a economías emergentes como la colombiana.
Particularmente, los sectores agrícolas y manufacturero podrían ver un impacto significativo. Estos rubros sustentan una buena parte de las exportaciones hacia el mercado estadounidense. No es una cuestión menor: las empresas locales podrían sufrir pérdidas y el desempleo aumentar.
Además, la incertidumbre en torno a estas políticas frena inversiones y genera dudas en los mercados financieros, algo que Colombia no puede permitirse ahora, dadas las recientes cifras económicas.
Frente a este escenario, el gobierno colombiano deberá maniobrar con cautela para minimizar el daño. Diversificar mercados, fortalecer la producción interna e impulsar negociaciones multilaterales podrían convertirse en las claves para sortear la tormenta.
No obstante, la pregunta persiste: ¿será suficiente? Sólo el tiempo, y la capacidad para adaptarse a este nuevo pulso comercial global, aclararán el verdadero impacto y las oportunidades que puedan surgir de esta tensión con Estados Unidos.