Europa prepara su escudo militar: la UE presenta un plan histórico para reforzar la defensa común
La Comisión Europea ha propuesto a los Estados miembros un ambicioso paquete de proyectos estratégicos para transformar la defensa continental de aquí a 2030. El plan, presentado este jueves en Bruselas, incluye cuatro programas insignia que apuntan a reforzar las capacidades militares de la UE en tierra, mar, aire, ciberespacio y órbita.
Europa se blinda. En un contexto de creciente inestabilidad global, con tensiones en Oriente Medio, la guerra en Ucrania y el avance de las potencias asiáticas, la Unión Europea quiere dejar atrás su dependencia militar de Estados Unidos y construir su propio escudo de defensa integral. La propuesta, que forma parte de la Defense Roadmap 2030, fue presentada por la vicepresidenta ejecutiva de la Comisión, Henna Virkkunen, y el comisario de Defensa, Andrius Kubilius.
“Nuestra respuesta debe ser colectiva. Un ataque a un Estado miembro es un ataque a toda la Unión”, declaró Virkkunen en rueda de prensa. Según explicó, los cuatro programas clave del plan —European Drone Defense Initiative, Eastern Flank Watch, European Air Shield y European Space Shield— buscan reforzar las capacidades defensivas y disuasorias de Europa frente a cualquier amenaza, ya sea terrestre, aérea o cibernética.
El paquete también está alineado con los objetivos de la OTAN, lo que implica una integración gradual entre las capacidades militares europeas y las estructuras de la Alianza Atlántica. Bruselas insiste, sin embargo, en que el objetivo es lograr una “autonomía estratégica defensiva”, capaz de responder ante crisis sin depender del Pentágono.
El plan contempla una inversión total de 6,8 billones de euros hasta 2035, una cifra sin precedentes en la historia de la UE. La Comisión asegura que gran parte de esos fondos se destinarán a tecnología punta, como inteligencia artificial aplicada a defensa, sensores cuánticos, sistemas de vigilancia orbital y drones autónomos de respuesta rápida.
El proyecto estrella será el European Space Shield, concebido como un sistema de monitoreo espacial que integrará satélites de la ESA, radares de defensa aérea y sensores terrestres para detectar amenazas en tiempo real. En paralelo, el Air Shield unificará los sistemas de defensa antiaérea europeos —como el IRIS-T alemán o el SAMP/T franco-italiano— bajo un mando conjunto.
Por su parte, el Eastern Flank Watch reforzará la vigilancia de las fronteras orientales de la Unión —desde los Estados bálticos hasta el mar Negro— mediante inteligencia satelital y tropas de despliegue rápido. Finalmente, la European Drone Defense Initiative busca crear una red europea de defensa antidrón, un área crítica tras el uso masivo de estos dispositivos en Ucrania.
El comisario Kubilius subrayó que el plan “no es una declaración política, sino una hoja de ruta operativa”, y que la financiación inicial procederá del Fondo Europeo de Defensa (EDF) y del Mecanismo de Apoyo a la Paz. A largo plazo, la Comisión propondrá un modelo mixto con participación de la industria privada, en especial de compañías aeroespaciales y tecnológicas como Airbus, Thales y Leonardo.
Analistas consultados por Euractiv y Politico Europe señalan que la estrategia marca un punto de inflexión: Europa pasa de una política de defensa reactiva a una visión proactiva de seguridad continental, con ambición global. No obstante, advierten de los desafíos financieros y políticos que conlleva coordinar los esfuerzos de los 27 Estados miembros.
Bruselas espera que los primeros proyectos comiencen en 2026 y que la infraestructura esencial esté operativa en 2030. Si se cumplen los plazos, la Unión Europea daría un paso histórico hacia su independencia estratégica en defensa, con la mirada puesta en un entorno internacional cada vez más volátil.