Japón pide rebajar la tensión con China tras el choque por Taiwán

EPA/ROMAN PILIPEY

El jefe de política del PLD llama a estabilizar la relación con Pekín tras las duras críticas a las declaraciones de Sanae Takaichi sobre Taiwán.

El jefe de política del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD), Kobayashi, expresó este sábado su deseo de que las relaciones bilaterales entre Japón y China vuelvan a una senda «constructiva y estable» tras la fuerte disputa diplomática provocada por las declaraciones de la primera ministra Sanae Takaichi sobre Taiwán. El dirigente insistió en que Tokio seguirá apostando por el diálogo en un momento en el que Pekín ha emitido advertencias de viaje a sus ciudadanos y ha amenazado con una «respuesta firme» ante cualquier implicación militar japonesa en un posible conflicto en el estrecho.

El choque llega en un contexto de creciente rivalidad estratégica en Asia-Pacífico y de debates internos en Japón sobre el refuerzo de sus capacidades de defensa y el alcance de su alianza con Estados Unidos, en especial ante un eventual escenario de crisis en Taiwán, el principal punto de fricción entre Pekín y las potencias aliadas de Washington.

Escalada diplomática

Las tensiones se dispararon después de que Takaichi afirmara en el Parlamento que un eventual ataque chino contra Taiwán podría constituir una situación que amenazara la supervivencia de Japón, abriendo la puerta al uso de la fuerza en el marco de la legislación de seguridad nacional. Pekín consideró esas palabras una «grave injerencia» en sus asuntos internos y exigió a la primera ministra que las rectificara.

La respuesta desde China no se limitó al Ministerio de Exteriores. El cónsul general chino en Osaka, Xue Jian, publicó un mensaje en redes sociales en el que lanzó una amenaza velada contra la mandataria japonesa, lo que llevó a Tokio a presentar una protesta formal y calificar el comentario de «extremadamente inapropiado».

Advertencias de Pekín

En paralelo a las críticas políticas, el Gobierno chino emitió una advertencia de viaje en la que instó a sus ciudadanos a evitar desplazarse a Japón en el corto plazo, alegando un deterioro del clima de seguridad y un aumento de incidentes dirigidos contra chinos en el país vecino. Las autoridades también recomendaron a quienes ya se encuentran en territorio japonés que extremen las precauciones.

Además, Pekín ha advertido de que cualquier participación de las Fuerzas de Autodefensa japonesas en una crisis en el estrecho de Taiwán sería considerada un acto de agresión y se vería respondida de forma «decisiva». Ese mensaje eleva el riesgo de malentendidos y errores de cálculo en una de las zonas más sensibles del mapa geopolítico actual.

Respuesta de Tokio

Frente a estas señales de endurecimiento, Kobayashi subrayó ante los medios que los vínculos entre Tokio y Pekín siguen siendo «extremadamente importantes» y que la posición básica de Japón hacia China «no ha cambiado», más allá de las discrepancias sobre Taiwán. «Continuaremos el diálogo y los esfuerzos por construir relaciones constructivas y estables entre Japón y China», afirmó el dirigente del PLD, según recogió la agencia Kyodo.

El Ejecutivo japonés ha trasladado a Pekín su «enérgica protesta» por las declaraciones del cónsul en Osaka y ha pedido explicaciones oficiales, al tiempo que reclama la retirada o moderación de la advertencia de viaje, por el impacto que puede tener en el turismo y en los intercambios entre ambos países.

Taiwán como punto de fricción

Las declaraciones de Takaichi se enmarcan en la doctrina de «situación que amenaza la supervivencia», un concepto incorporado a la legislación de seguridad japonesa que permite, bajo ciertas condiciones, el uso de la fuerza para defender a un aliado si la supervivencia del propio país se ve en peligro. En este caso, el escenario planteado sería una ofensiva china contra Taiwán que afectara directamente a la seguridad de Japón.

Para China, sin embargo, cualquier mención a un posible despliegue militar japonés en el estrecho supone cruzar una línea roja, dada la histórica sensibilidad por el pasado militar de Japón y su presencia en la región. Pekín reclama la isla como parte de su territorio y no ha renunciado al uso de la fuerza para lograr la reunificación, mientras que Taipéi insiste en que solo el pueblo taiwanés puede decidir su futuro. En este contexto, Taiwán se consolida como eje central de la disputa y pieza clave en la arquitectura de seguridad regional, un asunto que Negocios TV sigue de cerca en su cobertura sobre seguridad en Asia-Pacífico.

Impacto económico y turístico

Más allá de la dimensión militar, la advertencia china contra los viajes a Japón amenaza con golpear un flujo turístico que se había recuperado con fuerza tras la pandemia, con millones de visitantes chinos al año y un peso notable en sectores como el comercio minorista y la hostelería. Algunas aerolíneas del gigante asiático ya han ofrecido cambios o reembolsos sin coste para los billetes con destino a ciudades japonesas.

El deterioro del clima político también introduce incertidumbre en las cadenas de suministro y en las inversiones bilaterales, en un momento en que ambas economías siguen profundamente interconectadas. Empresas japonesas con fuerte exposición al mercado chino, y viceversa, observan con preocupación cualquier paso que pueda derivar en sanciones, restricciones comerciales o nuevas trabas regulatorias, un escenario que los Gobiernos intentan evitar públicamente pese al tono agrio de las últimas declaraciones.

Perspectivas y riesgos

Por ahora, tanto Tokio como Pekín combinan mensajes de firmeza con llamamientos a mantener los canales de comunicación abiertos. El Gobierno japonés insiste en la necesidad de preservar la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán, mientras que China exige que no se «crucen líneas» en lo que considera su núcleo de intereses. Esa dualidad refleja una relación marcada por la desconfianza estratégica y, al mismo tiempo, por una fuerte interdependencia económica.

El desenlace de este episodio dependerá de si las partes logran encauzar la crisis mediante la diplomacia o si la retórica continúa intensificándose al calor de la política interna y las tensiones regionales. Por el momento, el mensaje de Tokio es claro: Japón quiere rebajar la temperatura con China sin renunciar a su postura sobre Taiwán, en un equilibrio delicado que definirá buena parte de la política de seguridad en Asia-Pacífico en los próximos años.