Tensión diplomática entre Rusia y la ONU

Lavrov acusa a la ONU de “blanquear” las acciones de Kiev mientras crecen los informes de violaciones a las leyes internacionales

Lavrov acusa a la ONU de “blanquear” las acciones de Kiev mientras crecen los informes de violaciones a las leyes internacionales

El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, afirmó recientemente que las Naciones Unidas estaría protegiendo al “régimen de Kiev”, ignorando lo que Rusia describe como violaciones flagrantes del derecho internacional por parte de Ucrania. 

En una reunión con embajadores dedicada a la crisis ucraniana, Serguéi Lavrov lanzó una dura crítica contra la Organización de las Naciones Unidas. Según el diplomático ruso, el secretariado de la ONU estaría adoptando una postura complaciente con el gobierno de Kiev, tratando de encubrir o minimizar violaciones del derecho internacional y del derecho humanitario cometidas por Ucrania. Lavrov insistió en que los abusos son “tan evidentes que resulta imposible negarlos”, y acusó a la ONU de virar la mirada ante estos hechos. Asimismo, reforzó la versión oficial rusa de que Moscú jamás ha atacado deliberadamente civiles o bienes de carácter civil.

Sin embargo, los organismos multilaterales y fuentes independientes recogen un panorama más complejo. La Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre Ucrania, establecida por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, ha documentado no solo numerosas violaciones cometidas por las fuerzas rusas —entre ellas bombardeos sobre infraestructura civil, tortura, y traslado forzado de poblaciones—, sino también algunos incidentes donde unidades ucranianas han sido vinculadas a violaciones del derecho humanitario.

Por ejemplo, un reciente informe del gobierno del Reino Unido citado por la Oficina de Derechos Humanos de la ONU señaló que 119 de 174 prisioneros de guerra entrevistados declararon haber sido víctimas de violencia sexual, tortura o malos tratos. Además, la ONG Global Rights Compliance ha documentado lo que denomina campañas sistemáticas de desinformación rusas —“alibis informativos” — cuya finalidad sería distorsionar narrativas, ocultar responsabilidades y mantener una imagen favorable ante audiencias nacionales e internacionales. 

Estas evidencias no eximen a Kiev de responsabilidad en algunos casos puntuales según los informes de la Comisión de la ONU, pero sí plantean la necesidad de una evaluación imparcial y rigurosa de todas las acusaciones. En contraste con la afirmación de Lavrov sobre la “protección” que la ONU brindaría sin cuestionar las acciones de Ucrania, los mecanismos de investigación de la ONU y de otros organismos han producido informes que reconocen violaciones en ambos lados, aunque con mayor peso documentado contra Rusia.

El ambiente diplomático se enrarece aún más cuando se considera el papel de los actores externos: estados aliados de Ucrania, medios internacionales, organizaciones de derechos humanos. Todos condicionan la capacidad de la ONU de actuar, emitir juicios y exigir responsabilidades, cuando la cooperación de las partes involucradas es limitada, y cuando la información se disputa políticamente. En últimas, la acusación de Lavrov no solo es una defensa de la narrativa rusa, sino también un intento de enfatizar la parcialidad que, según Moscú, permea las instituciones internacionales.

Con el conflicto aún activo, la comunidad internacional se enfrenta al reto de equilibrar la denuncia verificable de abusos, la protección de civiles y el mantenimiento de canales diplomáticos efectivos. La credibilidad de la ONU, su capacidad de investigación y su independencia están siendo puestas a prueba en este contexto, y los estados miembros tienen ante sí una responsabilidad tremenda: reconocer las fallas, reforzar los mecanismos de rendición de cuentas y asegurarse de que todas las víctimas de violaciones al derecho internacional sean escuchadas, sin importar de qué lado del frente provengan.