Putin y Biden: un pulso con mucho en juego entre Rusia y EE.UU.

Putin y Biden: un pulso con mucho en juego entre Rusia y EE.UU.

Santiago Armesilla y José Miguel Villarroya analizan las tensiones internas y externas que enfrentan Rusia y Estados Unidos, desde la política de figuras como Medvedev y Zajarova hasta las posibles repercusiones económicas derivadas de la compra de petróleo por China e India, en un contexto donde los BRICS y las facciones internas juegan un papel clave.

En plena vorágine de tensiones internacionales, Rusia y Estados Unidos parecen enfrascados en una partida cuyos movimientos podrían desatar consecuencias imprevisibles. Más allá del ruido de las sanciones y los discursos oficiales, expertos como Santiago Armesilla y José Miguel Villarroya levantan el telón para mostrar las grietas internas y las estrategias que ambas potencias implementan para mantenerse firmes.

Una mirada a la política rusa: Medvedev y Zajarova en juego

Armesilla identifica en Medvedev al 'poli malo' dentro del tablero ruso, una figura estratégica destinada a calmar o provocar a los halcones internos, mientras que Zajarova opera como la portavoz oficial del Kremlin, trazando líneas claras en el discurso contra la política estadounidense.

Desde la perspectiva rusa, relacionar las políticas de Trump y Biden tiene toda la lógica; ambas historias, aunque con altibajos, mantienen una continuidad que Moscú monitorea con lupa. Esto contrasta con giros puntuales, como en Siria, pero en términos generales, Rusia busca estabilidad diplomática sin grandes rupturas.

Estados Unidos: entre la tradición y las rupturas internas

Para Armesilla, la Casa Blanca debe lidiar con sus propias facciones internas, equilibrando el legado tradicional con las rupturas que supuso la era Trump. Este juego político no solo afecta la política exterior, sino también la percepción global de su estrategia a largo plazo.

En un contexto así, la respuesta estadounidense no es monolítica. Las transiciones de poder suelen reflejar altibajos y debates acalorados, algo que el Kremlin observa y aprovecha en su beneficio.

La economía como campo de batalla definitivo

El historiador Villarroya enfatiza que, pese a la atención sobre las sanciones, el verdadero golpe podría venir por otro lado: la posible reducción en la compra de petróleo por parte de gigantes como China e India. Este escenario podría cambiar las reglas del juego económico global de un plumazo.

Si esta merma en la demanda energética se confirma, Putin enfrentará la difícil tarea de maniobrar ante presiones internas, especialmente de grupos como los oligarcas o los nacionalistas eslavófilos que no ceden en su postura. La tentación de una escalada militar para mostrar fortaleza estará más presente que nunca.

¿Los BRICS, aliados o mera fachada?

En este contexto, Villarroya no se corta: califica a los BRICS como una 'FIFA', insinuando que su cohesión es más simbólica que efectiva. Frente a una posible crisis económica, la colaboración real podría derrumbarse, beneficiando indirectamente a Estados Unidos, que encontraría un 'win-win' en esta dinámica.

Conclusión: el delicado equilibrio entre política exterior e inestabilidad interna

A modo de cierre, Armesilla advierte que ambos países, Rusia y Estados Unidos, 'se juegan mucho'. No es solo la política exterior la que está en jaque, sino la estabilidad doméstica. En una época de cambios impredecibles, la 'eutaxia', es decir, un orden armonioso, parece ser la única vía para evitar movimientos internos que podrían provocar mayores conflictos.

¿Podrán ambos líderes encontrar ese equilibrio o el mundo asistirá a un choque con consecuencias aún más profundas? Solo el tiempo lo dirá, mientras el tablero geopolítico sigue moviéndose bajo una tensión palpable.