La imagen que marca el rumbo de las alianzas globales

Putin y Modi de la mano: el mensaje que desafía a Estados Unidos y revela la nueva geopolítica

La foto del presidente ruso y el primer ministro indio en la cumbre de la OCS simboliza la reconfiguración de alianzas en Eurasia. Jorge Heine, exembajador chileno en China, analiza en Negocios Televisión cómo China y Estados Unidos siguen siendo el eje central de la rivalidad global, mientras Europa busca redefinir su papel en un escenario de policrisis.

Una imagen vale más que mil palabras, y la fotografía de Vladímir Putin y Narendra Modi estrechando la mano se ha convertido en uno de los gestos más reveladores de la actual geopolítica mundial. Para Jorge Heine, exembajador chileno en China y experto en relaciones internacionales, esa instantánea envía un mensaje claro no solo a Occidente, sino especialmente a Estados Unidos: el mapa de alianzas se está redibujando a un ritmo acelerado.

Heine subraya que el mundo atraviesa lo que denomina una “policrisis”: una combinación de pandemias, crisis económicas, tensiones climáticas y conflictos bélicos. Sin embargo, el eje central sigue siendo la rivalidad entre Estados Unidos y China. Entre ambas potencias concentran más del 40% de la economía mundial —EE. UU. con el 25% y China con el 19%—, un peso que las convierte en los actores dominantes tanto en el terreno económico como político.

El analista recuerda que la política exterior de Washington, especialmente bajo la administración Trump, ha virado hacia un unilateralismo marcado: altos aranceles, retirada de acuerdos internacionales como el de París y el abandono de organismos multilaterales como la OMS. Estas decisiones, lejos de fortalecer su influencia, han abierto espacio a China para posicionarse como defensora del multilateralismo y la cooperación, ganando legitimidad en el escenario global.

En Eurasia, este movimiento se traduce en una reconfiguración de alianzas que debilita al bloque occidental. India, que en los últimos años ha mostrado cierta distancia con Washington, busca reforzar lazos con Rusia y China, mientras Europa intenta definir un papel propio en materia de defensa y diplomacia. La prolongación del conflicto en Ucrania ha demostrado tanto la dependencia de Kiev del apoyo occidental como la capacidad de Moscú para resistir a largo plazo, favoreciendo la narrativa rusa.

La visita del primer ministro eslovaco Robert Fico a Pekín y su crítica a la falta de presencia de la Unión Europea en la conmemoración del 80 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial ejemplifican cómo Europa pierde protagonismo en eventos clave, mientras potencias emergentes aprovechan el vacío.

En este tablero, China se perfila no solo como rival estratégico de Estados Unidos, sino también como potencial mediador en conflictos internacionales. Para Heine, la apuesta china por un discurso de cooperación frente al repliegue estadounidense le otorga una ventaja que muchos países del Sur Global encuentran atractiva.

La foto de Putin y Modi, más que un gesto protocolario, refleja el nacimiento de un mundo cada vez más fragmentado, en el que Estados Unidos ya no puede dar por sentado su liderazgo. Como concluye Heine, la competencia entre Washington y Pekín marca el pulso de una nueva era geopolítica en la que la multipolaridad deja de ser un concepto teórico para convertirse en una realidad.