Geopolítica en transición

Xi Jinping mueve ficha: China y Rusia consolidan su visión de un nuevo orden mundial

El analista Moragón advierte que Pekín y Moscú no buscan destruir el orden actual, sino diseñar una alternativa multipolar con epicentro en Eurasia. La fallida estrategia de Washington y el peso de India marcan un tablero global en plena reconfiguración.

Medir el legado de un líder, como recordaba el primer ministro canadiense Lester Pearson, no consiste solo en lo que construye, sino también en lo que evita destruir. Bajo esta premisa, Moragón analiza el papel de Xi Jinping y la consolidación de un proyecto internacional que China y Rusia están articulando como respuesta al predominio occidental.

Más que derribar el sistema actual, estas potencias apuestan por una hoja de ruta propia, cimentada en símbolos de poder, grandes cumbres y ceremonias de Estado. Aunque no introducen innovaciones profundas, sí refuerzan una narrativa que proyecta solidez y capacidad de liderazgo en un escenario global cada vez más fragmentado.

La estrategia conjunta de Pekín y Moscú gira en torno a establecer un orden con epicentro en Eurasia y parte del sur de Asia, en contraste con la influencia de Estados Unidos en el continente americano y sus áreas de disputa. Tres claves marcan este proceso: el fracaso de la estrategia de Washington desde 2022 de separar a Rusia y China, que ha terminado por estrechar sus lazos; la posición de India, que, pese a las presiones, mantiene una independencia estratégica centrada en sus intereses energéticos; y la incapacidad de Occidente de articular un modelo alternativo coherente, erosionando la confianza en los mercados y debilitando el sistema comercial internacional.

El análisis recuerda también la visión del estratega ruso Yevgueni Primacov, quien en los años 90 planteó la idea del triángulo estratégico Rusia-India-China (RIC). Dos décadas después, esa multipolaridad anticipada comienza a materializarse, mostrando que los intentos de aislamiento occidental no han hecho sino consolidar alianzas.

En este contexto, Xi Jinping se presenta, en palabras de Moragón, como un candidato natural a liderar el nuevo orden mundial, en un movimiento que supone un jaque mate a la hegemonía de Washington. La pregunta es si este reequilibrio terminará siendo un cambio de poder o una transformación más profunda en la forma de entender las relaciones internacionales.