¿Y si no fuera un cometa? El astrofísico de Harvard que cree que 3I/ATLAS podría ser una nave alienígena
Avi Loeb, profesor de Harvard, ha planteado la impactante hipótesis de que el asteroide interestelar 3I/ATLAS podría tratarse de una nave espacial alienígena, debido a su aceleración y masa inusuales. Este reporte profundiza en sus argumentos, las implicaciones y el debate que ha generado entre expertos.
El misterio en torno al cometa interestelar 3I/ATLAS acaba de adquirir una dimensión totalmente nueva. El astrofísico Avi Loeb, profesor de Harvard y una de las voces más polémicas del mundo científico, ha afirmado que este gigantesco visitante cósmico podría no ser un cometa natural, sino una nave de origen extraterrestre. Su declaración, recogida por varios medios especializados, ha encendido un debate que mezcla ciencia, escepticismo y fascinación por lo desconocido.
El visitante que desafía las reglas del cosmos
Detectado hace apenas unos meses, 3I/ATLAS es solo el tercer objeto interestelar confirmado que ha pasado por nuestro sistema solar. Pero lo que lo hace especial no es solo su procedencia, sino sus dimensiones colosales: se estima que supera los 50.000 millones de toneladas, siendo más de un millón de veces más masivo que 1I/‘Oumuamua, el primer objeto interestelar identificado en 2017.
Loeb plantea una pregunta que ha hecho tambalear los modelos convencionales: ¿cómo es posible que un cuerpo tan enorme haya aparecido tan pronto, apenas una década después del descubrimiento del primero? La probabilidad de que dos visitantes interestelares tan distintos se crucen con la Tierra en un lapso tan breve es, según él, extraordinariamente baja.
Para el científico, esa rareza sugiere que podríamos no estar ante un simple trozo de roca o hielo, sino ante algo diseñado. Y aunque suena a ciencia ficción, sus argumentos apuntan a observaciones reales que aún no tienen una explicación clara.
La aceleración que no encaja
Uno de los puntos más intrigantes del 3I/ATLAS es su aceleración anómala. Normalmente, los cometas cambian de velocidad cuando expulsan gases y polvo al acercarse al Sol, un proceso llamado desgasificación. Pero en este caso, los datos no encajan.
Avi Loeb sostiene que la cantidad de material que el objeto debería estar perdiendo para explicar su aceleración no coincide con las observaciones reales. “Si la aceleración no se debe a chorros naturales, entonces podría deberse a una fuente de energía artificial”, explicó el profesor en una entrevista reciente.
Su hipótesis es tan provocadora como fascinante: los chorros detectados podrían ser propulsores tecnológicos. Si así fuera, bastaría con que el objeto perdiera apenas un 1% de su masa total para lograr las variaciones observadas en su trayectoria, algo posible mediante sistemas de propulsión química, iónica o incluso más avanzados —quizás, de origen extraterrestre.
¿Una nave camuflada de cometa?
Loeb no es ajeno a la controversia. En 2021 ya propuso que ‘Oumuamua —aquel misterioso objeto con forma de cigarro que pasó rozando el Sol— podría haber sido una sonda enviada por una civilización alienígena. En su opinión, 3I/ATLAS podría representar una evolución de ese mismo fenómeno: un objeto de dimensiones descomunales, pero con un comportamiento que no se ajusta a ningún patrón natural conocido.
Los cálculos de trayectoria, brillo y masa sugieren que algo más podría estar influyendo en su movimiento. Y si bien las agencias espaciales mantienen una postura cauta, la NASA y la ESA han incrementado la monitorización del cometa para descartar (o confirmar) irregularidades físicas o energéticas.
La comunidad científica, dividida
Como era de esperar, la hipótesis de Loeb ha dividido a la comunidad científica. Algunos astrofísicos han calificado su teoría de “audaz pero prematura”, alegando que todavía no hay pruebas concluyentes de una aceleración artificial. Otros, en cambio, celebran su disposición a desafiar el pensamiento convencional, recordando que muchos avances científicos comenzaron con ideas que parecían absurdas.
El astrónomo italiano Gianluca Masi, del Proyecto Telescopio Virtual, reconoció que 3I/ATLAS muestra un comportamiento “inusualmente errático” tras su paso por el perihelio y que las observaciones continuarán “para entender si realmente estamos ante un caso único en la historia moderna de la astronomía”.
Un nuevo capítulo en la búsqueda de vida inteligente
Si la hipótesis de Loeb llegara a confirmarse, estaríamos ante el mayor descubrimiento de la historia de la humanidad: la evidencia directa de una tecnología no terrestre viajando por nuestro sistema solar. Pero incluso si resulta ser un fenómeno natural, el debate ya ha cumplido su propósito: expandir los límites de la curiosidad científica.
“El universo es un lugar demasiado grande para pensar que estamos solos”, suele decir Loeb. Su teoría sobre 3I/ATLAS podría ser una provocación intelectual, una invitación a mirar el cielo con otros ojos… y a recordar que, a veces, lo imposible solo necesita un telescopio más potente para volverse plausible.