Labubu llega a Sony: estreno exclusivo que no te puedes perder, ¡muy pronto!
Labubu, la línea de peluches de monstruos “feos-pero-adorables” que se ha convertido en un fenómeno mundial, da el salto a Hollywood según hollywoodreporter. Sony Pictures ha cerrado esta semana un acuerdo para desarrollar una película basada en la marca de muñecos china, con la vista puesta en construir una nueva franquicia cinematográfica si el proyecto funciona en taquilla. De momento, no hay productor ni director asociados y el estudio aún no ha definido si la cinta será de imagen real o animación, pero la operación encaja en la estrategia de la industria: transformar marcas de juguetes virales en grandes propiedades audiovisuales.
El movimiento llega en el punto álgido de popularidad de Labubu, impulsado por el modelo de venta en “blind boxes”, un mercado secundario sobrecalentado y la adopción del juguete por parte de celebridades internacionales, especialmente en Asia. Para Sony, el acuerdo abre la puerta a una nueva saga familiar en la línea de éxitos recientes como Barbie o The Lego Movie.
Un nuevo candidato a franquicia
Sony, responsable de sagas como Jumanji y títulos de animación como K-Pop Demon Hunters, ha adquirido los derechos cinematográficos de Labubu con la intención de llevar al personaje principal y a su universo al cine y, en caso de éxito, explotarlo en múltiples entregas y productos derivados.
Por ahora, el proyecto se encuentra en una fase embrionaria: no se ha anunciado equipo creativo ni elenco, ni se ha concretado si la película apostará por una producción totalmente animada o por una combinación de imagen real y efectos digitales. La operación, sin embargo, subraya el interés de los grandes estudios por asegurarse marcas con una base de fans ya consolidada antes incluso de rodar el primer plano.
El origen del fenómeno Labubu
Labubu nació como creación del artista Kasing Lung, hongkonés afincado en Europa, dentro de una línea de figuras de monstruos producidas inicialmente por la firma How2Work. El verdadero salto se produjo en 2019, cuando la cadena china Pop Mart asumió la producción y distribución de la marca, integrándola en su catálogo de juguetes coleccionables.
Desde entonces, el personaje principal, Labubu, se ha rodeado de un pequeño universo de criaturas, entre las que destacan Zimomo (líder), Mokoko (compañero) y Tycoco (novio), entre otros. La estética “monstruo tierno” y la variedad de diseños, ediciones especiales y colaboraciones han ayudado a construir una comunidad de coleccionistas dispuesta a pagar primas elevadas por las piezas más codiciadas.
Blind boxes y mercado secundario sobrecalentado
Uno de los pilares del éxito comercial de Labubu es el sistema de venta mediante “blind boxes”: el comprador no sabe exactamente qué modelo adquiere hasta que abre la caja. Este planteamiento genera expectativa, sensación de azar y compra repetida, al tiempo que alimenta un mercado secundario hiperactivo en el que se intercambian o revenden las figuras más buscadas.
El resultado es una dinámica de escasez percibida y subidas de precio en canales online, ventas emergentes y tiendas físicas tradicionales. Algunas ediciones limitadas y piezas de arte vinculadas a la marca han alcanzado precios de seis cifras en subastas, un indicio del poder de atracción de la marca entre los coleccionistas más entusiastas.
Celebridades, redes sociales y salto global
El segundo gran impulso al fenómeno llegó de la mano de las celebridades. En 2024, la integrante de Blackpink, Lisa, comenzó a utilizar peluches y complementos de Labubu como accesorios de moda, al igual que otras figuras del pop y del entretenimiento.
Esa exposición en el ecosistema K-pop y en redes sociales ayudó a que el producto pasara de ser un fenómeno concentrado en mercados del Sudeste Asiático a ganar tracción en todo el mundo. Paralelamente, Pop Mart ha visto cómo sus beneficios se disparaban alrededor de un 350% en el último año, reflejando la expansión comercial de la marca y el tirón internacional de la cultura coleccionista.
De juguete viral a IP cinematográfica
El caso de Labubu se inserta en una tendencia clara de la última década: la inversión del modelo tradicional entre cine y juguetes. Si antes las películas daban origen a líneas de merchandising, ahora son los juguetes y marcas de consumo los que sirven de materia prima para grandes producciones.
The Lego Movie (2014) fue uno de los primeros ejemplos de éxito masivo a partir de una marca sin historia previa definida, combinando críticas positivas y taquilla millonaria. Más recientemente, Barbie ha superado la barrera de los 1.000 millones de dólares en taquilla mundial y ha logrado varias nominaciones a los Oscar, consolidando la idea de que un juguete puede convertirse en IP transversal: cine, moda, redes sociales y productos de consumo.
En este contexto, Labubu llega a Hollywood en un momento en que los estudios buscan propiedades reconocibles, con universos visuales fuertes y capacidad de conectar con públicos globales, desde los coleccionistas hardcore hasta espectadores familiares.
Un futuro entre la moda pasajera y el icono duradero
La gran incógnita ahora es si Labubu seguirá la senda de fenómenos efímeros, al estilo de los Beanie Babies, o si logrará consolidarse como una marca duradera comparable a Hello Kitty u otras licencias que han sobrevivido a varias generaciones.
El acuerdo con Sony abre una nueva fase: si la película consigue traducir el atractivo visual y el universo de personajes a una narrativa potente, Labubu podría afianzar su posición como icono cultural global. Si no, quedará como el reflejo de una época en la que los juguetes se convirtieron en la nueva mina de oro narrativa para los grandes estudios de Hollywood.