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¿Y si el visitante 3I/Atlas no fue el último? Polymarket estima un 7% de probabilidad de impacto meteorítico en 2025

Figura 2 Pregunta No. 1 cámara de alta resolución de envoltura capturada por el Atlas
El riesgo de impacto meteorítico es la probabilidad de que un objeto espacial colisione con la Tierra. Polymarket estima un 7% para 2025. Consulta las previsiones y prepárate ante posibles amenazas.

El espacio vuelve a ocupar titulares, pero esta vez no desde un observatorio, sino desde los mercados. Según los datos de Polymarket, la posibilidad de que un meteorito de gran magnitud (más de 10 kilotones) impacte la Tierra en 2025 se sitúa en apenas un 7%, una cifra baja pero que no deja de despertar curiosidad en un contexto donde los objetos interestelares como 3I/Atlas siguen desafiando nuestra comprensión del cosmos.

La caída de esta probabilidad —un descenso de siete puntos respecto a meses anteriores— coincide con el creciente debate sobre la naturaleza y procedencia de cuerpos espaciales anómalos. El astrofísico Avi Loeb, de Harvard, puso en el mapa el caso del 3I/Atlas, un cometa sin cola visible que emitía dióxido de carbono en lugar de agua, y que presentaba una composición metálica inusual. Su hipótesis más provocadora: que no todos los objetos que cruzan el sistema solar son naturales.

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El mercado de predicción de Polymarket, donde se negocian probabilidades sobre eventos futuros en tiempo real, parece recoger ese eco de inquietud cósmica, aunque con el tono frío de la estadística. El contrato “Major meteor strike (10kt+) in 2025?”, con un volumen de casi 58.000 dólares, refleja cómo la fascinación científica y el interés financiero convergen en torno a la incertidumbre espacial.

Desde junio, la expectativa ha caído desde niveles cercanos al 15% hasta estabilizarse en torno al 7%, lo que sugiere que los inversores consideran improbable un impacto significativo en los próximos doce meses. Sin embargo, no se trata de un riesgo nulo. La energía equivalente a 10 kilotones, similar a la de una pequeña detonación nuclear, bastaría para causar daños locales considerables, como ocurrió con el evento de Chelyabinsk en 2013, que liberó una energía de unos 500 kilotones.

¿Podría un nuevo visitante interestelar —similar al 3I/Atlas o al célebre ‘Oumuamua— cruzar nuestro camino en 2025? Los astrónomos aseguran que el monitoreo del cielo es hoy más exhaustivo que nunca, pero Loeb ha recordado en varias ocasiones que “la probabilidad de detectar lo inesperado nunca es cero”.