Donde el lujo nace bajo el agua: así es Deqing, la ciudad china que cultiva perlas para todos
En una zona tranquila al sur de China, donde los campos se reflejan en el agua, hay una industria que brilla más de lo que cuesta: las perlas.
Aquí, en Deqing, no se trata de boutiques exclusivas ni escaparates de lujo. Las perlas están por todas partes. Hay collares por unos pocos yuanes, y también piezas que alcanzan decenas de miles. Las compran turistas, comerciantes, vecinos del pueblo o incluso científicos. Es un mundo donde lo artesanal convive con lo comercial, y donde el lujo se cultiva bajo el agua.
Una granja bajo el agua
Visitamos un museo dedicado a la cría de perlas. Lo que más impresiona no es el brillo de las joyas, sino el sistema que hay detrás: una red de cultivo acuático donde moluscos y peces coexisten en equilibrio. El "Deqing Pearl System", como lo llama la FAO, es algo más que una técnica agrícola. Es una tradición reinventada.
Desde 2025, este modelo ha sido reconocido como Patrimonio Agrícola Mundial por su enfoque sostenible. Es un sistema que nació de prácticas locales, evolucionó con innovación científica y hoy abastece a una cadena entera que va desde los talleres de joyería hasta los laboratorios de cosmética. Pero, a diferencia de otros productos de lujo, aquí todo el mundo tiene acceso.
Un lujo cotidiano
En el museo, lo explican con orgullo: las perlas no son solo para exportación o élites. Se producen en grandes cantidades, se venden a precios accesibles, y forman parte de la vida local. Puedes encontrar un collar sencillo por menos de lo que cuesta un café en Madrid, o perderte entre vitrinas con piezas de valor incalculable.
Este equilibrio entre tradición, economía local y apertura al mundo es lo que hace único al lugar. No hay una separación entre lo rural y lo sofisticado. Todo convive: la pesca, la ciencia, el turismo y el diseño.
Lo invisible que sostiene el brillo
Detrás de cada perla, hay tiempo. Años de cultivo, condiciones controladas, simbiosis entre especies acuáticas. También hay esfuerzo humano, técnicas pasadas de generación en generación y una clara apuesta por combinar lo antiguo con lo nuevo.
No es casualidad que Deqing se haya convertido en modelo global de desarrollo sostenible. Pero más allá del reconocimiento institucional, lo que realmente llama la atención es cómo un producto considerado lujo en otros países aquí se ha convertido en parte de la vida diaria.
Deqing no es solo un lugar donde se cultivan perlas. Es donde se democratiza su valor.