3I/ATLAS: El misterioso visitante interestelar que podría cambiar nuestra visión del cosmos
Una profunda entrevista con Avi Loeb revela datos inéditos y cautelares sobre 3I/ATLAS, un cuerpo interestelar cuya masa y comportamiento despiertan especulaciones sobre su naturaleza y el posible origen tecnológico de este visitante en nuestro sistema solar.
El 3I/ATLAS irrumpió en escena en julio de 2025 despertando interrogantes y, sobre todo, fascinación. Desde que Avi Loeb, conocido astrofísico, puso de relieve sus nueve anomalías, la comunidad científica no ha dejado de especular sobre su naturaleza. ¿Es acaso un objeto natural o un artefacto de origen tecnológico? La posibilidad, aunque difícil de asumir a primera vista, no puede descartarse sin estudio meticuloso.
Características singulares del 3I/ATLAS
Para empezar, estamos hablando de un cuerpo de más de 3,5 kilómetros de diámetro, impresionante si se compara con 'Oumuamua, un visitante interestelar previo que fue minúsculo en tamaño. La masa estimada es un millón de veces mayor, semejante a la del asteroide que se adjudica la extinción de los dinosaurios. Por si fuera poco, este objeto sigue una trayectoria peculiar: se mueve en el plano de los planetas y se acerca a Marte, Venus, teniendo planeado un paso bastante próximo a Júpiter en marzo de 2026.
Pero, ¿qué hace realmente tan especial a este cuerpo? Su comportamiento lumínico y dinámico. Muestra un brillo azul nada convencional cuando se acerca al Sol y una aceleración que no se puede explicar solo por fuerzas gravitacionales. Aquí entra la gran incógnita: si no es impulsado por procesos naturales, ¿qué más podría estar acelerándolo?
Comportamiento atípico frente a objetos conocidos
Los cometas que conocemos liberan enormes cantidades de polvo y gas —en el orden de miles de millones de toneladas—, principalmente agua sublimada. En cambio, 3I/ATLAS parece expulsar dióxido de carbono, poco hierro, y cierto níquel. La ausencia de signos claros de evaporación de agua lo hace extraño, más aún con ese empuje anómalo que podría sugerir algún tipo de propulsión, una idea que algunos podrían llamar ciencia ficción, pero que en la astrofísica moderna, a veces, se explora seriamente.
Implicaciones y cautelas científicas
Avi Loeb insiste en no adelantarse a conclusiones: “Es un regalo del espacio interestelar. Como en una primera cita, primero observamos y luego opinamos”. Este objeto no representa un peligro de impacto para la Tierra, pues su mayor aproximación será a unos 250 millones de kilómetros el próximo diciembre. Sin embargo, vigilaremos si emite sondas o si su trayectoria cambia inesperadamente, lo que añadiría más misterio aún.
Sin embargo, Loeb critica duramente la falta de acceso a imágenes de alta resolución, supuestamente obtenidas por la Mars Reconnaissance Orbiter, que han quedado atrapadas en la burocracia y las disputas políticas, un impedimento lamentable en el progreso científico. ¿Cómo avanzar si la política limita nuestros ojos en el cielo?
Un origen tecnológico: ¿qué significaría para la humanidad?
Si el 3I/ATLAS es, de hecho, de origen artificial —una nave o sonda de otra civilización— entonces el impacto en nuestra civilización sería profundo de formas que ni siquiera alcanzamos a imaginar del todo. Aunque la probabilidad parezca remota, la magnitud de las consecuencias obliga a tomar este asunto con la máxima seriedad. La ciencia debe abrirse paso sin prejuicios y aprovechar esta oportunidad única para recopilar datos.