Alarma en Múnich: explosiones y amenaza de bomba sacuden el Oktoberfest
El recinto del Oktoberfest en Múnich fue clausurado este miércoles tras un incendio y varias explosiones ocurridas en la madrugada. Las autoridades alemanas han informado que, ante una amenaza de bomba vinculada al incidente, la zona de Theresienwiese permanecerá cerrada hasta al menos las 17:00 horas. Una persona ha fallecido y otra está desaparecida, mientras la policía busca posibles vínculos con el famoso festival.
El ambiente festivo de Múnich se vio interrumpido de forma abrupta. En la madrugada, un incendio en el distrito de Lerchenau derivó en varias explosiones que dejaron una persona muerta y otra desaparecida. Los bomberos y la policía localizaron artefactos explosivos en el lugar del siniestro, lo que elevó las alertas de seguridad y obligó a ampliar las medidas de prevención en toda la ciudad. Poco después, las autoridades recibieron una amenaza vinculada directamente con el Oktoberfest, lo que llevó a los organizadores a cerrar el recinto de Theresienwiese y evacuar la zona como medida de precaución.
La policía insistió en que, aunque se han encontrado explosivos, no existe un peligro inmediato para la población general. Sin embargo, la prioridad es asegurar cada rincón del festival antes de permitir la reapertura. La clausura temporal es un golpe simbólico para el evento cultural más emblemático de Alemania, que cada año atrae a millones de visitantes de todo el mundo y mueve cientos de millones de euros en consumo, turismo y hostelería.
El Oktoberfest ya había vivido episodios de tensión en su historia, con el atentado de 1980 que dejó trece muertos y más de doscientos heridos como uno de los recuerdos más oscuros del festival. Ese antecedente explica por qué cada nueva amenaza se toma con máxima seriedad, especialmente en un contexto internacional marcado por la desconfianza y la necesidad de reforzar la seguridad en grandes concentraciones públicas.
La decisión de interrumpir la fiesta responde también a una cuestión de confianza: los organizadores saben que lo que está en juego no es solo la continuidad del evento, sino la percepción de seguridad de millones de asistentes. La reapertura prevista para esta misma tarde dependerá de cómo avancen las inspecciones y de que las autoridades descarten por completo cualquier riesgo.
Mientras tanto, la noticia ya ha dado la vuelta al mundo y vuelve a situar al Oktoberfest en el centro de un debate que trasciende lo festivo: cómo garantizar la seguridad de los grandes eventos internacionales en un tiempo de amenazas difusas y crisis imprevisibles.