El ministro israelí Itamar Ben-Gvir, acompañado de colonos, irrumpe en el recinto sagrado de Al-Aqsa, desatando protestas y tensiones en Jerusalén Este.

Ben-Gvir y Colonos Israelíes asaltan la Mezquita de Al-Aqsa: nueva provocación durante Sucot

Ben-Gvir y colonos israelíes asaltan la mezquita de Al-Aqsa - EPA / ATEF SAFADI​​​​​​​​​​

El ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben-Gvir, irrumpió este miércoles en la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén Este, acompañado de colonos israelíes, durante las celebraciones de la festividad judía de Sucot. Esta nueva incursión ha generado fuertes condenas y aumentado las tensiones en la región, mientras la comunidad internacional observa de cerca las repercusiones de este acto.

 

La visita del ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben-Gvir, a la mezquita de Al-Aqsa el miércoles pasado ha generado un nuevo brote de tensiones en Jerusalén Este. Durante la festividad judía de Sucot, Ben-Gvir, acompañado de un grupo de colonos israelíes, irrumpió en el recinto sagrado, una de las mezquitas más importantes para el islam, en un acto que ha sido interpretado por muchos como una provocación directa a los musulmanes y un desafío a las autoridades palestinas.

El ministro israelí fue visto dentro del patio de la mezquita, custodiado por la policía israelí, lo que ha avivado las críticas tanto en Palestina como en el ámbito internacional. La incursión ocurrió a través de la puerta Mughrabi, un acceso que ha sido fuente de controversia en el pasado. Ben-Gvir, conocido por sus posturas radicales, realizó rituales talmúdicos en el lugar, lo que algunos observadores interpretan como un intento deliberado de incitar a los fieles musulmanes presentes en la mezquita, lo que desencadenó una serie de protestas por parte de los palestinos.

Este incidente es solo uno más en una serie de entradas de Ben-Gvir al complejo de Al-Aqsa desde que asumió el cargo en 2022. El ministro, cuyo historial ha estado marcado por su retórica incendiaria y sus políticas controvertidas, ha sido sancionado en varias ocasiones por incitar a la violencia y a los abusos contra los derechos humanos palestinos. En el pasado, su presencia en el recinto ha sido vista como un intento de afirmar la soberanía israelí sobre un lugar sagrado para los musulmanes y de provocar a la comunidad palestina.

La mezquita de Al-Aqsa, ubicada en el corazón de Jerusalén Este, es un símbolo clave en el conflicto israelo-palestino. Cualquier alteración de su estatus quo genera una gran tensión no solo a nivel local, sino también internacional. La intervención de Ben-Gvir ha incrementado las tensiones en una región que ya se encuentra al borde de la violencia. En un contexto más amplio, la presencia de colonos israelíes en territorios ocupados, incluidos lugares religiosos como Al-Aqsa, sigue siendo uno de los puntos más conflictivos del conflicto, exacerbando las divisiones entre ambas comunidades.

El hecho de que Ben-Gvir haya llevado a cabo esta acción en el marco de Sucot, una festividad judía que tiene un fuerte componente religioso y político en Israel, añade una capa adicional de complejidad al incidente. La relación entre las festividades religiosas y los actos políticos en Israel es un tema sensible, ya que muchas de las acciones gubernamentales, especialmente aquellas relacionadas con territorios disputados, se llevan a cabo bajo la justificación de la defensa de la identidad nacional y religiosa.

La comunidad internacional, incluyendo organismos como las Naciones Unidas y la Unión Europea, ha expresado su preocupación por este tipo de actos, que consideran una violación de los derechos de los musulmanes y un obstáculo para el proceso de paz en la región. Sin embargo, la respuesta internacional ha sido en su mayoría tibia, y no se espera que esta nueva provocación cambie significativamente el equilibrio de poder en la región.

En este contexto, la pregunta sobre el futuro de Al-Aqsa y su importancia en las negociaciones de paz sigue siendo crucial. La situación en Jerusalén Este sigue siendo un terreno fértil para el conflicto, y la irrupción de Ben-Gvir en la mezquita no hace más que confirmar que el status quo sigue siendo frágil.