Bielorrusia

Bielorrusia ensaya con misiles hipersónicos Oréshnik en las maniobras “Tapad 2025”

El Ministerio de Defensa de Bielorrusia confirmó que durante los ejercicios estratégicos “Tapad 2025” se desplegaron los misiles balísticos hipersónicos rusos Oréshnik. La práctica incluyó el emplazamiento de las armas y la simulación de un lanzamiento nuclear no estratégico, lo que refuerza la tensión en Europa del Este.

Bielorrusia ha dado un paso más en su alineamiento con Moscú. Durante las maniobras estratégicas “Tapad 2025”, el viceministro de Defensa bielorruso, Pavel Muraveiko, confirmó que se realizaron ejercicios que incluyeron el despliegue y simulación de lanzamiento de los nuevos misiles balísticos hipersónicos rusos Oréshnik.

El alto mando militar destacó que “todas las tareas planeadas fueron completadas”, lo que abarcó desde el emplazamiento de los misiles hasta la simulación de un ataque con armas nucleares no estratégicas. Con este anuncio, Bielorrusia se posiciona como un escenario clave dentro de la estrategia militar rusa, al permitir que su territorio sea utilizado para probar armamento de última generación.

Los misiles Oréshnik representan una de las piezas más avanzadas del arsenal ruso. De alcance medio y capacidad para transportar ojivas nucleares, su potencial ofensivo es considerable. Según la información oficial, estos proyectiles pueden alcanzar objetivos situados a miles de kilómetros con un margen de error de apenas unas decenas de metros, lo que los convierte en una amenaza de alta precisión.

El contexto en el que se produce este ejercicio no es menor. Los Oréshnik fueron presentados públicamente a finales de 2024, cuando Rusia los utilizó para atacar una fábrica militar en la región ucraniana de Dnipro, Petróvsk. Aquel episodio marcó su debut operativo y evidenció la capacidad del Kremlin para integrar nuevas tecnologías bélicas en el conflicto.

La participación de Bielorrusia en estas maniobras añade un elemento adicional de presión en el tablero geopolítico europeo. Como aliado estratégico de Moscú, el gobierno de Minsk ha reforzado su papel como socio militar, no solo proporcionando apoyo logístico, sino también sirviendo de plataforma para la proyección de fuerza rusa hacia Occidente.

Los analistas militares señalan que la inclusión de simulaciones nucleares no estratégicas en “Tapad 2025” tiene un valor doble: por un lado, probar la preparación técnica de las fuerzas conjuntas; por otro, enviar un mensaje directo a la OTAN sobre la capacidad de respuesta inmediata en caso de una escalada mayor. En este sentido, las maniobras se entienden tanto como un entrenamiento realista como un gesto político de disuasión.

La creciente relevancia de los misiles hipersónicos en los planes militares rusos refleja una tendencia más amplia: la búsqueda de superioridad tecnológica en armas capaces de evadir defensas antimisiles tradicionales. Con velocidades que superan varias veces la del sonido y trayectorias impredecibles, los Oréshnik forman parte de un nuevo paradigma en la carrera armamentista global.

Para Europa, la noticia se traduce en un aumento de la incertidumbre. La proximidad geográfica de Bielorrusia convierte su territorio en un punto sensible para los países miembros de la OTAN del flanco oriental, como Polonia y Lituania, que ven en este tipo de ejercicios una amenaza directa a su seguridad nacional.

La simulación de ataques nucleares, aunque catalogada como “no estratégica”, alimenta el temor de que los límites entre la disuasión y la acción se vuelvan cada vez más difusos en un escenario internacional caracterizado por la desconfianza y la escalada de tensiones.

“Tapad 2025” no solo representa un ejercicio militar más, sino la consolidación de un mensaje claro: Rusia y Bielorrusia actúan coordinadamente en el despliegue de armas avanzadas. Con los Oréshnik sobre la mesa, el equilibrio de fuerzas en Europa del Este se vuelve aún más delicado y la carrera armamentista entra en una fase en la que la tecnología hipersónica será determinante.