La posible prohibición del etanol, presente en la mayoría de los desinfectantes de manos, provoca un terremoto en el sector químico y farmacéutico europeo

Europa en alerta sanitaria: el etanol podría ser cancerígeno. Bruselas estudia prohibirlo y la industria entra en pánico

La Unión Europea analiza la posible toxicidad del etanol, una sustancia activa presente en la mayoría de los desinfectantes de manos, tras nuevas evidencias que apuntan a una potencial relación con el cáncer. La noticia ha sacudido a la industria química y farmacéutica, que alerta del impacto que tendría una prohibición sobre el consumo, la salud pública y miles de puestos de trabajo.

Según fuentes comunitarias citadas por medios europeos, la Comisión Europea estaría evaluando la posibilidad de reclasificar el etanol como sustancia potencialmente cancerígena, lo que obligaría a revisar su uso en productos de consumo masivo, especialmente en gel hidroalcohólicos y soluciones desinfectantes.

El etanol es uno de los componentes más comunes en productos de higiene y desinfección, utilizado tanto en hospitales como en hogares y espacios públicos desde la pandemia de COVID-19. Sin embargo, algunos estudios recientes del Comité Científico sobre Seguridad de los Consumidores (SCCS) y del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC) han abierto la puerta a una revisión más exhaustiva sobre sus efectos a largo plazo en la salud humana, especialmente tras la exposición continuada a altas concentraciones.

De confirmarse la clasificación, Bruselas podría imponer restricciones o incluso una prohibición progresiva del etanol en determinados productos, un escenario que la industria considera “devastador”. Asociaciones como Cosmetics Europe y la Federación Europea de la Industria Química (CEFIC) han pedido a la Comisión “prudencia científica y evidencia concluyente antes de adoptar medidas que afecten al suministro y la confianza de los consumidores”.

Las empresas del sector advierten que sustituir el etanol por otras sustancias no sería sencillo, ya que su capacidad desinfectante, su volatilidad y su compatibilidad con diferentes formulaciones químicas lo hacen prácticamente insustituible. “No se trata solo de un ingrediente, sino de la base sobre la que se diseñan la mayoría de los desinfectantes modernos”, señaló un portavoz de una importante farmacéutica alemana.

Los hospitales y centros sanitarios también han mostrado su preocupación. Expertos en salud pública subrayan que una prohibición sin alternativas viables podría comprometer la higiene hospitalaria y aumentar el riesgo de infecciones nosocomiales, especialmente en un contexto donde la resistencia bacteriana sigue siendo una amenaza creciente.

En paralelo, la industria reclama transparencia y diálogo. Fuentes del sector químico sostienen que el etanol, en las concentraciones utilizadas en productos cosméticos y sanitarios, no presenta riesgos comprobados de carcinogenicidad. Recuerdan además que la exposición peligrosa se asocia principalmente al consumo crónico de alcohol, no al uso tópico en piel.

Aun así, Bruselas mantiene su línea de investigación abierta, dentro de un nuevo paquete de revisión de sustancias químicas previsto para finales de 2025, en el que se incluirían también compuestos como los parabenos, ftalatos y microplásticos persistentes.