El presidente palestino avala el plan de Washington y llama a la unidad interna mientras Trump impone plazos y Netanyahu activa los preparativos para un primer intercambio de rehenes y prisioneros.

Giro bomba en Gaza: Abbas dice sí al plan de Trump y acelera la liberación de rehenes

Giro bomba en Gaza: Abbas dice sí al plan de Trump y acelera la liberación de rehenes EPA-EFE/SEDAT SUNA

Mahmoud Abbas expresó este sábado su disposición a trabajar con Estados Unidos y socios regionales para cerrar un alto el fuego y un acuerdo integral sobre Gaza. El gesto llega tras la respuesta de Hamás al plan de 20 puntos de Donald Trump, que incluye la liberación de todos los rehenes y un cese de hostilidades supervisado. Israel, por su parte, ha indicado que avanza en la preparación de la primera fase del esquema.

La Presidencia palestina, a través de la agencia oficial WAFA, destacó “los esfuerzos sinceros y determinados del presidente Donald J. Trump para poner fin a la guerra”, y reiteró su compromiso de colaborar con Washington, Naciones Unidas y los mediadores árabes para transitar hacia una solución estable. El comunicado enmarca la disposición de Abbas en un programa de reformas que incluye elecciones generales en el plazo de un año tras el fin de la guerra y la consolidación de un Estado palestino democrático y no militarizado, con una sola fuerza de seguridad legítima.

El movimiento llega en un momento de aceleración diplomática. El viernes, Hamás anunció que acepta elementos clave del plan de la Casa Blanca y que está preparado para entablar negociaciones mediadas con el fin de liberar a todos los rehenes israelíes —vivos o fallecidos— y poner fin a las hostilidades, abriendo la puerta a un canje amplio de prisioneros y a la retirada gradual de fuerzas. La confirmación fue recogida por agencias internacionales y supone el paso más significativo en meses para desbloquear el intercambio. 

Trump ha puesto presión pública sobre las partes, fijando un plazo para que Hamás formalice la aceptación del acuerdo. Según informó la prensa estadounidense, el presidente advirtió que, de no prosperar el plan, impondrá consecuencias “sin precedentes”, al tiempo que enfatizó que la prioridad inmediata es la liberación segura de los rehenes y el cese de los bombardeos para facilitar las operaciones humanitarias.

Del lado israelí, el Gobierno de Benjamín Netanyahu y el Estado Mayor anunciaron que avanzan en la preparación de la “fase 1” del esquema propuesto por Washington, centrada en la salida de rehenes y una desescalada operativa sobre el terreno. Fuentes militares citadas por medios internacionales señalan que, sin retiradas inmediatas, Israel ha transitado a un modo defensivo en Gaza mientras se organizan los equipos negociadores y se coordinan pasos con los mediadores egipcios y qataríes. 

La arquitectura del plan contempla un alto el fuego verificable, un intercambio de rehenes por prisioneros palestinos, la entrada masiva de ayuda y el inicio de un proceso de transición política en Gaza, con la cesión del poder por parte de Hamás a una autoridad tecnocrática palestina. Aunque el grupo islamista ha respaldado aspectos esenciales —liberación de rehenes y traspaso administrativo— permanece la incógnita sobre la exigencia de desarme, uno de los puntos sensibles para garantizar una paz sostenible. 

En paralelo, la respuesta de Hamás ha recibido el respaldo de Yihad Islámica, actor clave que también retiene cautivos, lo que podría facilitar la liberación total. La suma de apoyos regionales —de Riad a El Cairo, pasando por Doha, Ammán y Abu Dabi— añade tracción a un proceso que, por primera vez en meses, alinea a Estados Unidos, Israel y buena parte del mundo árabe en torno a una hoja de ruta concreta. Aun así, las cifras de víctimas y la devastación en Gaza, unidas a la presión interna sobre Netanyahu, dibujan un escenario frágil en el que cualquier paso en falso puede descarrilar la secuencia. 

Para Abbas, el reto inmediato es traducir el impulso internacional en unidad palestina y en un calendario verificable de reformas y elecciones bajo supervisión. Su mensaje —aprovechar la ventana abierta por Washington y los mediadores para consolidar un Estado palestino viable, con un solo marco institucional y de seguridad— busca blindar el día después del alto el fuego. Si el mecanismo de liberación de rehenes se activa en los próximos días y el cese de hostilidades se consolida, la negociación sobre la gobernanza de Gaza y la reconstrucción entrará en una fase decisiva. Por primera vez en mucho tiempo, la diplomacia tiene una oportunidad real; el desafío será no desperdiciarla.