El humo de los incendios en Canadá tiñe de bruma el cielo de Nueva York
La naturaleza vuelve a recordarnos su fuerza sin fronteras. El humo procedente de los incendios forestales que arrasan Canadá ha cruzado la frontera norte y se ha hecho visible esta semana en el área metropolitana de Nueva York, ofreciendo un atardecer teñido de tonos anaranjados y bruma densa, captado en imágenes por residentes sorprendidos, como Douglas Kelley en Medford.
Aunque el fenómeno ha dejado una escena espectacular, las autoridades han activado protocolos de alerta. El Departamento de Conservación Ambiental del estado de Nueva York emitió un aviso de salud pública para este miércoles 6 de agosto, en el que advierte sobre el deterioro en la calidad del aire en buena parte del estado.
Según el comunicado oficial, se prevé que el aire sea “insalubre para grupos sensibles” —como personas mayores, niños o personas con afecciones respiratorias— en la mayoría del territorio, aunque zonas como Long Island, la ciudad de Nueva York y la región de los Adirondacks experimentarían niveles más moderados, con presencia de partículas finas en el ambiente.
Este episodio no es aislado. En los últimos meses, los incendios forestales en Canadá han provocado nubes de humo que han llegado de forma recurrente a Estados Unidos, afectando a millones de personas. En junio, el fenómeno llegó incluso a generar una de las peores calidades del aire registradas en Nueva York en las últimas décadas.
La combinación entre cambio climático, temporadas de incendios más largas y vientos dominantes que arrastran el humo sobre la costa este norteamericana pone sobre la mesa una cuestión clave: la interconexión ambiental. Lo que ocurre en un bosque al norte de Montreal tiene consecuencias directas en la salud y el día a día de los habitantes de Manhattan.
Las autoridades recomiendan a la población vulnerable limitar la exposición al aire libre, evitar actividades físicas intensas y, en lo posible, permanecer en interiores en los momentos de mayor concentración de partículas.
Mientras los incendios en Canadá continúan activos, la comunidad científica insiste en que este tipo de episodios no solo serán más frecuentes, sino también más intensos. Lo que antes parecía un fenómeno estacional, hoy se ha convertido en una alerta constante que vincula clima, salud y política ambiental.