Terremoto de magnitud 5,4 sacude Chile
Un sismo de magnitud 5,4 remeció la mañana del jueves el norte de Chile, con epicentro ubicado a unos 62 kilómetros al oeste de Ovalle. Aunque hasta ahora no se han reportado víctimas ni daños significativos, el movimiento sísmico pone nuevamente sobre la mesa los desafíos que enfrenta el país en materia de infraestructura, preparación y confianza para los actores económicos.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) informó que el sismo ocurrió a las 07:43 hora local, con una profundidad aproximada de 19,5 km. Algunos medios especializados, como VolcanoDiscovery, incluso calcularon magnitudes de hasta 5,5, ubicando el foco a unos 56 km al oeste de Ovalle, en la región de Coquimbo.
Aunque el primer reporte oficial no registra daños materiales ni víctimas, el episodio refuerza la percepción de que Chile —uno de los países con mayor actividad sísmica del mundo— vive en permanente riesgo. En 2025, las autoridades ya habían advertido que la probabilidad de un sismo superior a 7,8 es de un 64 % para el año, e incluso se han cancelado simulacros nacionales frente a eventos reales.
Este nuevo temblor suma a una serie de eventos recientes: en julio de 2025, se registró un sismo de 5,7 de magnitud en Chile. Y en junio, otro de 6,4 causó interrupciones eléctricas a más de 20.000 personas y daños leves, aunque sin pérdidas humanas importantes.
Desafíos estructurales y riesgos económicos
Chile cuenta con normativa sísmica avanzada y un aparato técnico relativamente robusto para enfrentar eventos extremos. Sin embargo, la magnitud del desafío se aprecia al mirar al pasado: el terremoto de 2010 (8,8 Mw) dejó pérdidas valoradas entre 15.000 y 20.000 millones de dólares, afectando gravemente a infraestructura clave como puentes, rutas, hospitales y viviendas.
La recuperación tras ese sismo demostró cómo los pequeños y medianos emprendimientos son los eslabones más frágiles. Muchas microempresas no pudieron reactivar su actividad, y los procesos de reconstrucción implicaron una redistribución del gasto público y una fuerte dependencia del apoyo estatal e incluso préstamos internacionales.
Hoy, nuevas sacudidas —aunque de menor escala— recuerdan que ningún sector está exento. En zonas costeras o colindantes con fallas geológicas, los costos de aseguramiento, construcción preventiva y mantenimiento elevan el umbral mínimo de inversión. Las empresas mineras, portuarias, turísticas o de logística son particularmente vulnerables.