Incursiones de drones en Dinamarca disparan la alarma
Cuatro aeropuertos daneses —incluyendo instalaciones con uso militar— sufrieron incursiones nocturnas de drones no identificados que obligaron al cierre temporal de vuelos y pusieron en vilo a los responsables de defensa y seguridad del país. En medio de la incertidumbre sobre los autores y sus motivaciones, el gobierno danés califica el suceso como un “ataque híbrido” y anuncia reformas legales para reforzar la respuesta ante amenazas aéreas emergentes.
La noche del miércoles al jueves, el espacio aéreo danés vivió uno de los episodios más inquietantes de los últimos tiempos: drones indeterminados sobrevolaron las zonas de Aalborg, Esbjerg, Sønderborg y la base aérea de Skrydstrup, según confirmaron las autoridades danesas. En Aalborg, que tiene uso tanto civil como militar, los vuelos permanecieron suspendidos durante más de tres horas, mientras que las otras instalaciones reportaron presencia de equipos similares sin llegar al cierre total.
Estos hechos se producen apenas días después de un incidente semejante en el aeropuerto de Copenhague, que desencadenó disturbios operativos y despertó sospechas de injerencia extranjera. Las autoridades locales han señalado que el modus operandi —drones con luces, maniobras coordinadas y capacidad técnica notable— apunta a un agente profesional con recursos para realizar operativos sistemáticos. El ministro de Defensa danés, Troels Lund Poulsen, calificó la operación como un “ataque híbrido”, mientras que el ministro de Justicia, Peter Hummelgaard, sugirió que el objetivo podría ser sembrar temor y división social.
La encrucijada que hoy enfrenta Dinamarca es compleja: no se ha identificado aún al responsable, ni se ha establecido un propósito concreto para la acción. Las autoridades han descartado desplegar fuego contra los drones por consideraciones de seguridad, aunque ya plantean cambios legislativos que permitirían a los gestores de infraestructuras estratégicas neutralizar amenazas aéreas en situaciones críticas. En paralelo, el país ha solicitado la cooperación de entidades nacionales de inteligencia, del ejército y de organismos internacionales vinculados a la seguridad colectiva europea y de la OTAN.
Este incidente no solo sacude la esfera local: vuelve a colocar sobre la mesa la vulnerabilidad de infraestructuras críticas ante amenazas no convencionales. En recientes semanas, países como Polonia, Estonia y Rumania han reportado violaciones aéreas atribuidas a drones rusos, lo que alimenta especulaciones sobre un patrón sistemático de presión en el flanco oriental europeo. Aunque Moscú ha negado responsabilidad oficial alguna, la constelación de eventos geográficos y técnicos hace que muchos analistas europeos opten por explorar esa hipótesis como una línea de investigación prioritaria.
Para los negocios, la seguridad y la estabilidad regional tienen efectos colaterales. La interrupción de operaciones logísticas, el refuerzo de controles fronterizos y el endurecimiento del entorno regulatorio pueden alterar las cadenas de suministro, los tiempos de tránsito y la confianza inversora. En un mundo tan interconectado, eventos aparentemente lejanos pueden generar olas sobre mercados, seguros y cooperación internacional.