Medvédev acusa a la “escoria liberal de izquierda” tras el asesinato de Charlie Kirk
La conmoción internacional por el asesinato de Charlie Kirk, activista conservador estadounidense, sigue sumando reacciones. El expresidente ruso y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev, se pronunció sobre el caso a través de su cuenta en la red social X, en un mensaje que refuerza la narrativa del Kremlin frente a lo que considera una ola de violencia política en Occidente.
Kirk fue asesinado a tiros en un evento en la Universidad del Valle de Utah, cuando un disparo en el cuello acabó con su vida en plena intervención pública. El hecho no solo ha sacudido la política estadounidense, sino que también ha generado un eco internacional, con líderes y figuras públicas reaccionando al crimen. Entre ellas, la de Medvédev destaca por el tono duro y acusatorio hacia el bloque occidental.
El exmandatario ruso aseguró que los últimos crímenes y asesinatos políticos registrados en Occidente han sido cometidos por lo que definió como “escoria liberal de izquierda” vinculada al apoyo a Kiev. Con esta declaración, Medvédev no solo responsabiliza a sectores progresistas del clima de violencia, sino que conecta el asesinato de Kirk con el conflicto más amplio que enfrenta a Rusia con Ucrania y a Moscú con las potencias occidentales.
El político ruso fue más allá al recordar el atentado sufrido por el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, en mayo del año pasado. En aquella ocasión, Fico recibió varios disparos y logró sobrevivir, un hecho que en su momento ya fue interpretado en Moscú como una señal de inestabilidad dentro de Europa. Para Medvédev, ambos episodios —el ataque contra Fico y el asesinato de Kirk— forman parte de un mismo patrón: la utilización de la violencia política contra líderes y figuras públicas que no encajan en la visión liberal predominante en Occidente.
Estas declaraciones se producen en un contexto en el que las tensiones geopolíticas están al rojo vivo. Rusia busca constantemente vincular las fracturas internas de Estados Unidos y Europa con el conflicto en Ucrania, reforzando su discurso de que Occidente atraviesa una crisis de valores y cohesión. El asesinato de Kirk, convertido en símbolo por parte de Donald Trump y la derecha conservadora, se convierte ahora también en un argumento utilizado por Moscú para atacar al liberalismo occidental.
Más allá de la retórica, las palabras de Medvédev evidencian el uso político que Rusia hace de los acontecimientos internacionales. Al conectar directamente el asesinato con Kiev y sus aliados, el Kremlin envía un mensaje hacia dentro y hacia fuera: dentro de Rusia, consolidando la idea de que el país se enfrenta a un enemigo externo que fomenta la violencia; hacia fuera, tratando de minar la imagen de cohesión democrática en Estados Unidos y Europa.
En Washington, la reacción oficial ha sido muy distinta. El Departamento de Estado condenó el crimen y anunció posibles medidas contra extranjeros que glorifiquen la violencia, insistiendo en que la seguridad y la estabilidad política son prioridades. La lectura rusa, en cambio, busca amplificar la percepción de que Occidente ya no puede garantizar la seguridad de sus propios líderes y referentes políticos.
La combinación de ambos discursos refleja cómo un mismo acontecimiento puede convertirse en arma política en escenarios muy distintos. Mientras en Estados Unidos se enfatiza la unidad frente a la violencia, en Rusia se utiliza el caso para reforzar una narrativa de confrontación ideológica y cultural.
El asesinato de Charlie Kirk, por tanto, no solo marca un punto de inflexión en la política interna estadounidense, sino que también se proyecta en la arena internacional como un nuevo elemento del pulso narrativo entre Washington y Moscú. La voz de Medvédev, con su carga ideológica y provocadora, confirma que cada suceso relevante en Occidente será interpretado y explotado por Rusia en clave geopolítica.